alergias alimentarias al alza
"Solo con el humo de cocer pescado me ahogo": el día a día de vivir con una alergia letal
Álvaro explica en COPE Euskadi los riesgos y desafíos de vivir con una alergia severa al pescado que le ha llevado varias veces al hospital por falta de oxígeno
Vitoria - Publicado el - Actualizado
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La madre de Álvaro detectó que algo no iba bien cuando le daba potitos de pescado. El médico aconsejó evitarlos y cuando fue más mayor las pruebas de alergia revelaron que la ingesta de pescado, por unas proteínas que contienen todas sus especies, podía llegar a provocarle la muerte.
La alergia es tan agresiva que solo el olor del pescado afecta a este vitoriano. “Cuando vivía con mis padres recuerdo que con el humo del pescado que cocía mi madre tenía que sacar medio cuerpo por la ventana porque me ahogaba”.
aumento preocupante
El caso de Álvaro es uno de los más de dos millones de españoles alérgicos o con intolerancia -cuya reacción es mucho menos virulenta- a ciertos alimentos.
En los últimos 25 años las alergias alimentarias se han duplicado en España, según se ha desvelado en el XXXV Simposio internacional de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica celebrado en Bilbao.
Entre los principales desencadenantes de estas alergias están la leche, los huevos, los frutos secos, el marisco y el pescado.
Sin tratamiento disponible
Las alergias alimentarias no tienen cura; para los afectados, la única medida es evitar los alimentos que las causan y tener a mano una inyección de adrenalina. A Álvaro le salvó la vida.
Ya ha vivido episodios en los que, pese a sus precauciones, terminó en el hospital tras ingerir alimentos que contenían trazas de pescado. "Pedí unos mejillones en Alemania, pregunté si había pescado y, aún así, acabé en el hospital por falta de oxígeno", recuerda.
"La primera reacción es un shock anafiláctico que te cierra la tráquea, se me inflama la boca y me salen llagas".
precauciones y limitaciones diarias
A pesar de las dificultades, Álvaro ha aprendido a vivir con su alergia y ha integrado la precaución en su vida.
Tras varios sustos evita alimentos que podrían contener trazas de pescado, como la salsa César o la Perrins "que llevan mucho cócteles", y no se priva de salir a restaurantes con sus amigos, aunque se siente limitado al tener que preguntar siempre sobre los ingredientes.
"Me he acostumbrado a no comer pescado, ni siquiera sé a qué sabe", asegura Álvaro. Aunque dice llevar su alergia con naturalidad, confiesa que las limitaciones y el riesgo de una reacción grave están presentes. "Es un poco incómodo, pero no hay tratamiento por el momento".