Psicología

Cómo crear expectativas realistas para tus hijos y evitar la frustración

Generar ilusiones excesivas es el camino más corto hacia el desencanto

Maite Fernández

Murcia - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los retos son buenos para los más pequeños. Si son ambiciosos, sirven para forjar una personalidad luchadora, pero tampoco hay que pasarse. Generar unas expectativas demasiado altas puede ser el camino más corto hacia la frustración.

Los niños quieren ganar, triunfar, disfrutar del éxito, pero a veces lo hacen a través de la mirada de los adultos, que son los que erróneamente colocan las metas y a veces incluso quieren cumplir con los niños sus anhelos de juventud.

Javier De Haro, psicólogo y educador, ha conocido muchos casos. Es raro el niño que no quiere ser Cristiano o Messi, o el pequeño músico que no quiera ser un virtuoso. Qué pasa cuando los propios niños se ponen el listón alto. "Como padres es normal que queramos que nuestros niños consigan el máximo, pero hay que ajustar esas expectativas. Si son demasiado altas, es cierto que su autoestima también lo es, pero también la capacidad de frustración, porque no van a ser el mejor jugador o el mejor corredor. Al menos por ahora".

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Resultados inversos

Muchas veces cometemos errores con buena intención y les decimos que son los mejores. De Haro recomienda ser realistas, "mi hijo se cree Bolt y a veces le gano las carreras y así conseguimos que vaya preparado y sabiendo que no es el más rápido del mundo tire de picardía. Estar bien animarles a cantar o jugar a algo que les gusta, pero es importante que sepan que no tienen que ser los mejores".

Aprenden a resolver los problemas sabiendo que no van a ganar siempre. Es una cuestión de equilibrio. "Ellos entienden las cosas con sus experiencias. Saben que no son los más rápidos al perder una cerrera, o que no tienen la mejor letra cuando hacen un borrón".

Hay veces que les transmitimos nuestros sueños para intentar cumplirlos. "Yo jugaba al baloncesto. Mi hijo duró dos días y, sin embargo, le encanta la música. Hay que dejarles elegir. Hay que trabajar con mentalidad de desarrollo y que sepan valorar el esfuerzo, los pequeños logros, la valentía de intentar esos retos y no solo las notas o los objetivos finales".

Fundamental es escucharles, crear ese entorno de confianza para que ellos se generan sus propias expectativas y que lo hagan con cosas que les hace felices. "Hay que incluir que el vínculo es fundamental y no es solo importante que hagan lo que quieran, sino participar y compartir esos intereses con ellos". Capítulo especial merece la comparación entre hermanos. "No hay que comparar con los hermanos ni con nosotros, a su edad. Cada niño es un mundo. Hay que potenciar lo positivo de cada uno, porque son únicos en otras cosas y eso es lo que hace que sean maravillosos".

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