En 'El Espejo'
Mons. José Wei Jingyi manifiesta su esperanza por el acuerdo entre la Santa Sede y China
El obispo de Qiqihar es el primer prelado de la llamada 'Iglesia clandestina' que se ha pronuncia sobre el histórico acuerdo.
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Mons. José Wei Jingyi, obispo de Qiqihar, en la provincia nororiental de Heilongjiang, es el primer obispo de la llamada Iglesia clandestina, que se ha pronunciado sobre el acuerdo entre la Santa Sede y el Gobierno chino: manifiesta su esperanza y su plena adhesión al Papa, y también señala algunos pasos necesarios.
José Wei tiene 59 años y es obispo de Qiqihar desde 1995. Ha vivido tres periodos de detención, el más largo duró más de dos años. Hasta ahora no ha sido reconocido como obispo por las autoridades, pero desarrolla su misión a plena luz del día. Contactado por el digital Vatican Insider, ha mostrado su confianza en que el Acuerdo alcanzado dará buenos frutos. Hará falta tiempo para curar las heridas de la división, pero se ha despejado un factor que la provocaba y alimentaba. Dice que los fieles y sacerdotes que conoce rezaban con perseverancia por una mejora de las relaciones entre China y la Santa Sede, y ahora dan la bienvenida al Acuerdo con mucha alegría.
El obispo Wei dice que, personalmente, para él no tiene mucha importancia si el Gobierno le reconoce o no, pero afirma que, en el plano social, la falta de ese reconocimiento no ayuda a la armonía ni a la tranquilidad del pueblo. Preguntado por las críticas que ha suscitado el Acuerdo en algunos sectores católicos, Wei dice que quien pertenece a la Iglesia no puede dedicarse a atacar las decisiones del Papa, y recuerda que reza por él en cada Misa, junto a los sacerdotes de todo el mundo.
Para que el camino abierto vaya adelante, afirma que es importante que Gobierno reconozca pronto a los obispos nombrados por el Papa que aún no gozan de reconocimiento oficial; si eso se demora, advierte que puede haber reacciones negativas que podrán ser utilizadas contra el Papa. Y pide también, con toda claridad, que los nuevos canales de diálogo sirvan para resolver situaciones como la de los obispos Giaccomo Su Zhimin y Cosme Shi Enxiang, de los que no se tiene noticia desde hace años.