Juan Carlos Unzué: "En mi vida había pensado que alguien como yo podía ser feliz en una silla de ruedas"

El ex futbolista recuerda en Fin de Semana de COPE cómo reaccionaron su mujer, sus hijos y su madre cuando le diagnosticaron ELA

Paco DelgadoCristina L. Schlichting

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace casi dos años que el entrenador y ex jugador de fútbol, Juan Carlos Unzué, anunció que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y, desde entonces, no ha dejado de redoblar esfuerzos porque la realidad de esta enfermedad, sin cura, llegue a conocimiento de muchos. Hoy, el cuerpo del futbolista ha perdido gran parte de su movilidad pero, como confiesa en Fin de Semana de COPE, sus ánimos están más altos que nunca.

Lo que trato es de aprovechar un poco más el tiempo, siempre he sido un poco así”, comenta a Cristina López Schlichting. “Durante toda mi vida he tratado de tener muy claro qué podía hacer y disfrutar el aquí y ahora, y ahora en la situación que estoy viviendo desde el diagnóstico de ELA tienes que vivir más si cabe en el aquí y ahora y disfrutarlo”.

Sobre si lamenta ver a otras personas que no aprovechan el tiempo, Unzué responde a Cristina López Schlichting que él está satisfecho de no haberlo perdido a lo largo de su vida. “Lo que hago es mirar atrás en mi vida y ver si he desaprovechado mucho el tiempo, y lo que encuentro es que he tenido una vida privilegiada, haber hecho de mi hobby mi profesión, el privilegio de haber podido practicar la pasión que tenía de niño, lo he aprovechado y he sido una persona muy activa. Percibir que al menos lo intenté, que cuando he podido hacer algo me he tirado a la piscina, eso me da mucha tranquilidad. No estoy encantado con todo lo que he hecho en mi vida, pero de los errores se aprende”.

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Unzué: “Ya no soy capaz de moverme en un tramo de 5 metros”

Sobre el estado actual de su cuerpo tres años después de conocer el diagnóstico, Unzué asegura que ha perdido gran parte de su movilidad: “Estoy bien, evidentemente la ELA no para, el doctor Rojas me dijo desde el día del diagnóstico que la progresión iba a ser lenta, pero estoy en un punto ya en el que cualquier pequeño cambio en la movilidad es trascendente. Ya no soy capaz de movilizarme, ni en casa ni en un trayecto de cuatro o cinco metros solo, necesito ayuda para cualquier cosa que quiera hacer en otro espacio”.

No obstante, la enfermedad le ha “obligado a aprender a pedir ayuda”, que encuentra en su familia. “Yo tengo la gran fortuna de tener un entorno fantástico, que me arropa, y una familia que está pendiente de mí, sobre todo mi mujer María está 24 horas al día pendiente de poder echarme una mano”.

“Lo primero que siento es que ha merecido la pena ponerle esa intensidad a mi cuerpo. Quizás he gastado las pilas alcalinas antes de lo previsto, pero me han dado la posibilidad de disfrutar tanto que no me puedo quejar. No es fácil pasar de ser tan activo a una enfermedad que te va limitando, los brazos y las piernas, que son lo que me han dado de comer. Yo en mi vida había pensado que una persona tan activa como yo podía ser feliz en una silla de ruedas, y lo soy, porque tengo la sensación de que sigo siendo útil, de una forma incluso más satisfactoria”, confiesa el ex futbolista a Cristina López Schlichting.

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Su relación con Pau Donés, Jordi Sabaté y Paco Luzón

De Pau Donés, Unzué asegura que ha sido “muy seguidor” y que le “encanta la canción 'Tú mandas'”: “Refleja lo que es la vida, y 'Eso que tú me das' cada vez que la escucho me viene mi mujer a la cabeza”. Por desgracia, el ex deportista confiesa que no tuvo la suerte de conocerlo personalmente pero sí le siguió “y es un ejemplo perfecto de cómo hay que vivir”.

“Con Paco Luzón me pasó algo muy especial: contacté con él a través de mi hermano Eusebio y me informó de cómo trabajaba en una fundación y yo entendí que no merecía la pena que yo montase otra fundación, ya hay muchas y sentí que juntos podíamos ser más fuertes. Hablaba con él mucho por Whatsapp y, desgraciadamente, la pandemia no nos dejó conocernos personalmente, yo tenía ya los billetes sacados”, recuerda sobre el economista, también fallecido por ELA.

En el caso de Jordi Sabaté, Unzué mantiene que tiene “mucha amistad con él”: “De los compañeros de enfermedad que he visitado es con el que más tiempo he pasado, en el fondo aprendiendo y sintiendo que, cada vez que he salido de su casa, he salido reforzado. El primer día que le saludé sentí que estaba ayudando a algo y cuando salí de su casa lo hice inspirado”.

Cuándo se enteró del ELA

Sobre su primera reacción y la de su mujer cuando le diagnosticaron la enfermedad, Unzué recuerda unos primeros minutos de silencio: “Lo primero que recordamos es que tuvimos dos o tres horas sin articular palabra, pero sí fui consciente desde el primer día de qué era el ELA y aceptarla”. Otro asunto fue decírselo a sus tres hijos de 25, 28 y 30 años respectivamente. “No fue fácil, quizás el momento más emotivo que he vivido. Yo soy una persona fría a la que le cuesta soltar la lágrima y me fastidia porque, a veces, llorar te relaja y soltar lo que llevas dentro. Pero aquel día te puedes imaginar, lloramos todos, pero intento sacar la parte positiva de todo momento complicado, y me di cuenta de que la educación de nuestros padres se la había pasado a nuestros hijos, y eso me dio mucho orgullo”, se emociona.

Por último, confiesa que su madre, de más de 90 años, “ya lo intuía”. “El día que se lo dije fue corriendo a apuntar en un papel el nombre de la enfermedad. Ella veía subir a mi mujer con la maleta delante de mí y yo agarrotado a la barandilla, así que ya intuía que estaba pasando algo grave en mi cuerpo. Le ayuda mucho la fe, tiene esperanza en que haya algo más y en que las oraciones le van a ayudar”, concluye.

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