Marian Rojas advierte del peligroso patrón que tienen todas las personas con exceso de perfeccionismo: "Intoxicados"

La psiquiatra habla en 'Fin de Semana', con Cristina López Schlichting, sobre los efectos físicos y psíquicos de la famosa hormona del estrés, que está presente en la vida de muchas personas

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Marian Rojas explica los efectos del perfeccionismo en nuestras vidas

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

4 min lectura

Vivimos en un mundo que cada vez da más síntomas de ser más y más ajetreado. La explosión de Internet, los smartphones y las redes sociales nos aporta una falsa sensación de hiperrealidad que provoca, sobre todo, que el mundo esté más conectado y por lo tanto, que se multipliquen las opciones de nuestro día a día. Para lo bueno y, también, para lo malo. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en la autocrítica, al compararnos con otras personas de nuestro alrededor. ¿Es bueno ser perfeccionista?

La psiquiatra Marian Rojas, en Fin de Semana, lo deja claro: el perfeccionismo es, cada vez más, un peligro para nuestra salud mental, pero también física. Esta autocrítica tan desmesurada que muchas personas viven en su día a día no solo se ve reflejado en trastornos como la ansiedad o la depresión, sino que llega a puntos que, si no los controlamos, pueden reflejarse de manera más salvaje en nuestras vidas. 

El perfeccionismo es uno de los grandes aliados de la ansiedad

Marian ha asegurado a Cristina López Schilichting que ve en sus pacientes que muchas veces, el perfeccionismo tiene consecuencias físicas. 

"Hay una especie de embudo del que la persona no puede salir y que le lleva al caos. Pero es que además, efectivamente, hay como un perfil fisiológico de la persona hiper exigente. El perfeccionista por definición es el eterno insatisfecho, como bien dice mi padre, porque nunca nada está a la altura de lo que uno quiere. Es decir, siempre quieres más, quieres conseguir más. Y el perfeccionista y el exigente tiene una capacidad espectacular en ver el micro defecto que nadie ve en lo que hacen. Es decir, es que esto podría estar mejor, es que yo podría haberlo mejorado, yo podría tener un final mejor", explica la psiquiatra.

Esto lo ha vivido de primera mano, por ejemplo, con pacientes. "Hice un trabajo y entonces nunca era lo suficientemente bueno el trabajo y se exigía tanto y quería entrevistar a neurocientíficos en Estados Unidos, etcétera. Y entonces yo le decía, oye, que es un cursillo, o sea, que decir que tu trabajo del curso no hace falta. Entonces escribía y mandaba mails y se descargaba artículos en inglés y descubrió un danés que sabía del tema y entonces se cogió un traductor danés para que le explicara los documentos. Yo le decía, te estás exigiendo para un trabajo algo absolutamente surrealista y en medio de todo esto ser capaz de gestionar su vida personal, su vida familiar, su hogar... Sí, sí, sí. O sea que hay una especie de embudo del que la persona no puede salir y que le lleva al caos", advierte.

EL PATRÓN QUE MARIAN ROJAS VE EN LOS PERFECCIONISTAS

En este sentido, hay muchas reacciones a este estrés. Por ejemplo, algunos adelgazan, otros engordan, algunos padecen buxismo... diferentes reacciones psicosomáticas. Por ello, Marian Rojas asegura que hay un patrón muy claro que encuentra en la gente a la que el perfeccionismo le supone un problema por el exceso: una intoxicación de cortisol, la llamada hormona del estrés. 

"Ya sabemos qué pasa con esa intoxicación de cortisol, que tiene un impacto en la calidad de vida. Lo primero es en la falta de sueño. ¿Por qué? Porque el sueño, cuando uno es súper exigente, está todo el día liberando ese cortisol. Llega la noche y el cortisol tiene que ser bajito, porque en el momento que tiene su pico más bajo, yo empiezo a liberar la melatonina, que es la que me induce al sueño. Si yo me paso todo el día exigiendo, me llegan las nueve de la noche y ordeno y cambio y limpio y gestiono los correos, el trabajo, los niños... Cuando llego a la cama mi cabeza está al 2000% y entonces no me duermo y empiezan los problemas de conciliación del sueño", explica la psiquiatra.

Pero no solo es en el sueño, sino la posibilidad real de caer en un tipo de adicción. "Luego puede haber más riesgo de caer en algún tipo de adicción. ¿Por qué? Porque es la via de escape dopaminergica. El cerebro, cuando uno vive intoxicado de cortisol, ese estado de la mente te pide una vía de escape. Y la dopamina en ese momento te calma. Y nos acordamos de esta frase de recupera tu mente, reconquista tu vida, que para mí es el core de lo de hoy en día, que es que el cerebro recuerda lo que le calma. El cerebro tiene memoria para lo que le calma. Si tú eres una persona hiper exigente, quizá te calme el helado a las 10 de la noche, o una botella de vino, o comprarte algo online, o jugar a las maquinitas", concluía al respecto Marian Rojas.

Es por ello que, si notamos que estos síntomas se reflejan en nuestra vida o nos vemos identificamos, acudamos cuanto antes a un profesional de la salud mental, porque es un patrón que se puede repetir mucho y, sobre todo, que puede causarnos un perjuicio importante, muy importante, en el largo plazo.