Schlichting: “Feijóo es consciente de que una victoria de Rueda es fundamental para enseñar músculo nacional”

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¡¡¡Muy buenos días España!!! Es sábado 3 de febrero y no hace frío. Nieblas en el norte, con alguna llovizna, heladas en el Pirineo y, en Canarias, cielo nuboso, pero nah.

A ver cómo nos explica Olcina lo que está pasando y cómo viene la semana que parece de primavera. Las yemas de los árboles están brotando. Dirás, se ha pasado Cristina, anda que no queda hasta el 20 de marzo.

Bueno bueno, hoy es San Blas, y por San Blas la cigüeña verás, porque ya afloja el invierno. Lo mismo en los Estados Unidos, en Pensilvania, donde ya han sacado la marmota, que abandonó su madriguera y no se ha visto su propia sombra, o sea, también en Pensilvania la cosa ha cambiado.

Récord de turistas en España

No me extraña. 85 millones de visitantes hemos tenido y nos disputamos la plusmarca con Francia, menudo mérito, teniendo en cuenta, primero, el tirón de París y, segundo, que tienen 20 millones más de habitantes que nosotros, con lo que supone eso de capacidad productiva y fuerza laboral.

Pues a pesar de esa diferencia (que hay 47 millones de españoles frente a 67 millones de franceses) les alcanzamos en turismo.

Enhorabuena al sector, que ha superado las desgracias del Covid con muchísimo talante y que está logrando que los turistas no sólo vengan a las playas sino que conozcan las bellezas de la España interior, que no tiene nada que envidiar a Francia.

Pensemos, por ejemplo, que las catedrales francesas están reconstruidas, por los bombardeos de la guerra mundial, y que las españolas son completamente originales.

El campo español, asfixiado

El otro sector crucial en España es la agricultura y la industria agroalimentaria. Bueno, pues va a la movilización, asfixiado por las medidas de la Unión Europea a favor de la ecología, que no tienen en cuenta el sentido común y la proporción; la inflación y los precios injustos.

Lo que ha pasado en Francia amenaza con estallarle ahora al ministro Planas, que ayer se vio con los sindicatos, que sin embargo mantienen sus movilizaciones. Tiene que haber alguna manera para mantener nuestros magníficos aceites, nuestras hortalizas, nuestras naranjas, nuestra leche, sin tener que depender de Marruecos o Turquía. Luego vienen las pandemias y nos ponemos a llorar.

Elecciones gallegas

Y comienza la campaña en Galicia. Unas elecciones que el PP confía en ganar por mayoría absoluta. Hoy saca encuesta La Razón y le da al partido azul entre 40 y 41 escaños. El BNG, los nacionalistas extremos de izquierda sacarían la mitad, entre 19 y 20 y, atención, el PSOE va en tercer lugar con 14-15. Sumar se quedaría fuera del parlamento local.

Lo que pasa es que BNG y PSOE formarían gobierno, como en Madrid. Así que el PP tiene que garantizarse la mayoría absoluta.

Hasta el rabo todo es toro y en el partido Popular no quieren que pase lo que en las generales, donde Feijóo se confió, no fue al debate de la tele y lo pagó bien caro.

La batalla de los pellets ha sido la gran ofensiva de la izquierda para acusar a la derecha. Feijóo ha planificado una campaña a ras de suelo, pueblo a pueblo, para rastrillar cada voto. Es consciente de que una victoria de su representante, Alfonso Rueda, es fundamental para enseñar músculo nacional.

Amnistía

Y la amnistía a Carles Puigdemont y sus compinches no ha sentado nada bien entre los votantes. El Mundo publica un sondeo que dice que la mayoría de los electores reclama nuevas elecciones nacionales tras el batacazo del Congreso del pasado martes.

Sólo un 7 por 100 aceptaría más cesiones a Junts.

Es más que probable que, una vez pasadas las elecciones gallegas, como indicó Carlos Herrera, la proposición de ley vuelva intacta a votarse al parlamento, o como mucho con algún retoque de fechas, para incluir a los Pujoles o los amiguitos de Turull, y que entonces los de Junts la aprueben el texto.

Todo esto no es más que follón de cara al electorado catalán, para demostrar que el partido de Puigdemont es más cafetero que Esquerra Republicana de Cataluña.

Como es su misión, PP y Vox intentan poner palos a la ley. Los dos grupos han reclamado a la mesa del Congreso la paralización de la proposición de ley de amnistía, ya que consideran que la votación del martes es la definitiva y que ya no hay lugar para repetirla. No existen antecedentes parlamentarios donde una proposición de ley rechazada por la mayoría sea presentada de nuevo al Congreso. Pero hay que imaginarse lo que la presidenta esclava, Francina Armengol, va a hacer aquí.

Aunque Junts exige que la amnistía perdone todos los casos de terrorismo y la traición, los socialistas repiten que no pueden ir más allá porque Conde Pumpido ha puesto una raya desde el tribunal Constitucional.

Da muchísima vergüenza ajena que el presidente del Constitucional esté dictando los términos del perdón legal a los forajidos del procés. Me pregunto qué tipo de república bananera tiene al jefe del máximo tribunal a las órdenes del ejecutivo.

El dirigente de los comunes catalanes y por lo tanto representante de Sumar, Jaume Asens, ha propuesto como alternativa, para no tener que ampliar la propuesta de amnistía del PSOE, reformar el Código Penal.

O sea, aprobar la proposición ley como está y ofrecer a los delincuentes una definición más laxa de terrorismo. El problema aquí son las instituciones europeas, que no lo van a permitir.

Además, Pedro Sánchez ya escarmentó cuando Irene Montero tocó el Código Penal para los delitos de abuso sexual. Menuda se lio. Si se hiciese un cambio del código, eso supondría una avalancha de terroristas en las cárceles reclamando abaratar sus sentencias. Yihadistas y etarras que han sido condenados exactamente por lo mismo que los terroristas de la plaza de Urquinaona, que dejaron inválidos a tres policías.

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