Benito Zambrano: “Mi objetivo con las películas es que los espectadores salgan un poco mejor de la sala”
El famoso director de cine español pasa por Fin de Semana con Cristina para contarlo todo sobre su nueva película Pan de limón con semillas de amapola
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Benito Zambrano: “Mis películas buscan que los espectadores salgan de la sala sintiéndose mejores”
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Tras una filmografía de grandes éxitos como ‘Solas’ (1999), ‘Habana Blues’ (2005), ‘La voz dormida’ (2011) e ‘Intemperie’ (2019), Benito Zambrano “contraataca” ahora con su nueva película con un título sugerente y delicioso: ‘Pan de limón con semillas de amapola’, adaptación de la novela gastronómica de Cristina Campos. El director de cine ha pasado por los micrófonos de Fin de Semana con Cristina, donde ha reconocido que la ternura que filma “forma parte de las cosas que me importan, no las busco en el sentido de ir a por ello. Es algo que tiene que venir, si lo buscas no lo encuentras. Y además tengo la idea de que el cine tiene que ser útil para la sociedad, para nosotros, para mí… siempre he pensado que es lo más bonito que puede aportar el arte, en este caso el cine. Desde el punto de vista intelectual solo quiero aportar eso. Si las historias te conmueven por dentro y queda algo lindo, espero y deseo que el resultado final sea que dé lugar a cosas tiernas”.
Zambrano asegura creer que “cualquier autor y creador quiere dejar huella, algunos buscan ser irreverentes y rompedores, pero la mayoría de la gente queremos que sirva y sea útil. Desde que se inventó el teatro fue con sentido pedagógico, de enseñar. El arte tiene ese sentido porque en toda comunicación hay un intento de manipular y otro de educar, implica una ideología y yo intento que sea algo que nos ayude a un mayor entendernos”.
El director explica que “hacer una peli es un trabajo de muchos años y yo intento pensar que a eso que le voy a dedicar cuatro años de mi vida merece la pena y es valioso. Una película cuesta mucho dinero, el esfuerzo y la energía que le pone el equipo es maravilloso, por eso espero que sirva de algo y merezca la pena ser visto. Voy a pedir al espectador dos horas de su vida además de los cinco o seis euros de la entrada, y tener que desplazarse al cine. Me gusta pensar que eso que hacemos merece la pena, que el espectador sale sintiendo que le ha servido y se va satisfecho. Por eso pienso en ser útil y que llegue y que merezca la pena. Desde ahí, si además ayuda a construir un poco una sociedad mejor, pues maravilloso”.
Por su parte la actriz Elia Galera, coprotagonista del filme, reconoce que “es una película de mujeres” pero, aclara, “no es una película solo para mujeres. Nos estamos encontrando con muchas mujeres que llevan a sus hombres y viceversa, mi padre se llevó a toda mi tribu de mujeres a ver al cine la película y ellos reaccionan muy bien. Habla de mujeres pero no es cine para mujeres”. Galera explica lo que le gustó de la historia: “Soy una mujer muy de lealtades femeninas, todo mi ser se sustenta en todo lo femenino que me rodea, y algo había de esto en la película. Cómo tejemos el sostén que nos ayuda a tomar decisiones en nuestra vida. Evidentemente también trabajar con Benito Zambrano, que sabes que es un director que no te lo va a poner nada fácil pero te va a llevar a lugares que te sorprenden, muy bonitos, que a veces no tienes tantas oportunidades de transitar”.
El director retoma la palabra para asegurar que “la mujer tiene un peso muy fuerte en la familia, le da sentido y coherencia, para mí es la columna vertebral donde todos se concentran. En mi caso somos 7 hermanos, 4 chicas, y un entorno muy de mujeres, toda nuestra infancia y adolescencia las personas importantes son las mujeres. Cuando uno empieza a buscarse la vida para trabajar te haces hombre, pero en la vida las que nos llevan y educan son las mujeres, tengo un gran ejemplo en mi madre. Los hombres me aburren más, conmigo mismo ya tengo bastante. Los tíos son más contenidos y menos expresivos, mostramos menos nuestra fragilidad, no hablamos de lo que nos pasa, aunque yo lo hago con mis amigas, no se lo cuento a un tío. Nos queda un largo camino por recorrer mientras que las mujeres habéis creado comunidad. Es una película de intimidades porque las mujeres son capaces de llegar ahí y los hombres nos quedamos un poco más afuera”.
Zambrano también reconoce que lloró al leer la novela: “Sí porque para meterme en una historia que va a significar hasta seis años de mi vida entre que empiezo hasta que termino, tengo que tener un vínculo muy fuerte con ella. Lo primero que necesitaba para hacer la película era encontrar esa emoción, y claro que la encontré, me recuerdo llorando en algunos momentos muy conmovido, y cuando sentí eso entendí que podía hacer una película que podría conmover a otros. La emoción detona mi creatividad y empiezo a buscar los otros temas de la novela para poder hacer la película. Es un arte que cuesta mucho dinero y hay que estar muy seguro de los pasos que se dan, por eso la emoción es mi mayor brújula y apunto hacia ahí”. Elia entonces desvela que “le hemos visto llorar incluso en el set, está tan metido que lo hace”. “Cuando todo el mundo está atento al set y esa magia se da, dices ‘ostrás, esto va a estar en la película porque ya está aquí’”.
Elia tiene un papel de ginecóloga que ejerce como cooperante, algo que ha preparado con la ayuda de gente cercana: “Tengo familiares médicos y he podido tirar de ellos porque además han sido cooperantes y de la inestimable ayuda de Paula Farias, presidenta de Médicos Sin Fronteras, es un mundo que me apasiona, ¿qué vamos a decir después de lo que hemos pasado, de nuestros sanitarios y médicos? Irse a otro país donde la vida cuesta tanto… son héroes, su labor es admirable”.
Benito Zambrano entonces explica que “una de las razones por las que me enamoré de la novela es porque aparecía toda la trama de África que tenía que ver con el personaje de Marina, el que interpreta Elia, que es una cooperante. Hace mucho que los cooperantes, los misioneros y las misioneras son mis héroes, son la gente que se entrega a los demás, están en los sitios más complicados. Unos por trabajo y otros por vocación, en el caso de los misioneros y misioneras, pero creo que eso no tiene sueldo, no puedes pagarlo, son maravillosos y hace mucho tiempo que quería incluir o hacer algo que contase su vida y hacer un homenaje y a todos los cooperantes que están en cualquier parte del mundo. Ellos son los útiles, nosotros intentamos agradar un poco y que sirva para hacer más bella la vida, ellos se cargan a los hombros el sufrimiento de la humanidad”.
Para finalizar, el director hace balance de su vida artística: “Son veintipico años, seis películas, incluyendo la miniserie ‘Padre coraje’… pues he ido aprendiendo cositas aunque en cada proyecto es una aventura nueva y muchas veces empiezas con el ‘oh, esto, ¿cómo se hacía?’, pero uno va fortaleciéndose. Lo que uno sabía lo mantiene, como la importancia del guion, fundamental, la historia que contamos y cómo la contamos; el trabajo con los actores, es esencial, trabajar con ellos bien, elegirlos bien, y luego mi listón se ha mantenido porque quiero hacer un cine que no aburra, que divierta y entretenga para que merezca la pena, para que la gente disfrute, y contar historias que emocionen y que entren. Si luego queda algo y se aprende, pues ya está. Sobre todo experiencia de vida, la vida te modifica, lo quieras o no”.