“Mi hijo y mi sobrino bajaron al campo de fútbol y a los diez minutos ya les habían linchado”

En 'Fin de Semana' conocemos cómo es la vida en algunos de los barrios más conflictivos de España

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“Mi hijo y mi sobrino bajaron al campo de fútbol y a los diez minutos ya les habían linchado”

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

7 min lectura

Almanjáyar es un barrio situado a tres kilómetros del centro de Granada. Cerca y a la vez lejos de la zona de ocio de una de las ciudades con más ambiente de España. Y es que este barrio pertenece a la zona oscura granadina, al ser uno de los más degradados de Andalucía, donde personas humildes y trabajadoras malviven con vecinos conflictivos que han ido inundando Almanjáyar, donde la policía brilla por su ausencia, el correo prefiere no pisar su suelo y ni siquiera los repartidores de pizza a domicilio hacen su entrega, por miedo a que les roben.

En este contexto ha vivido desde pequeña Mari, que mantiene en su retina algunas imágenes vividas en el barrio durante su niñez: “Iba caminando por la calle y me encontraba jeringuillas, gente pinchándose por las esquinas... Es un barrio donde las peleas, los tiroteos o los cubos de basura ardiendo forman parte del día a día.”

Pasaba el tiempo, y Mari iba creciendo al mismo ritmo que los conflictos en la zona. Poco a poco la economía de los habitantes fue evolucionando de la honradez del trabajo al tráfico de drogas. Por ello, tras innumerables sinsabores, decidió abandonar su vivienda en propiedad junto a sus tres hijos: “El piso lo sigo manteniendo, pero soy consciente que antes o después lo perderé porque la ocuparán ilegalmente. Nadie quiere comprar el piso y es normal.”

Mari nos ha contado que la decisión de marcharse la maduró una tarde que lincharon a su hijo de 12 años y a su sobrino: “Los dos bajaron al campo de fútbol de debajo de mi casa. Cuando me asomé por la ventana comprobé que había mucha gente jugando y me despreocupé. Unos diez minutos más tarde llamaron los dos a la puerta y tenían la cara echa un cristo, porque al parecer llegaron dos chiquillos mayores que ellos, que yo se quienes son, porque aquí nos conocemos todos, y con una excusa absurda empezaron a pegarles.”

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Lo peor de estas situaciones, relata Mari, es la sensación de impotencia, ya que no podía acercarse a los agresores de su hijo y su sobrino, por miedo a represalias: “Veo que a mi hijo le pegan y no puedo hacer nada, porque si te encaras con esos chiquillos te persigue toda la familia, y te buscas la ruina. Vives con miedo.”

Vivir en Almanjáyar es, por desgracia, de todo menos aburrido. Incluso Mari nos ha relatado algunas escenas más propias de las películas del Oeste: “Lo más normal por la noche son las reyertas y los tiroteos. Y una de esas noches, hará unos dos años, me tuve que esconder con mis hijos en una habitación de mi propia casa que estaba retirada de la cocina, que da a un callejón donde estaba habiendo disparos. Algunas de las balas estuvieron muy cerca de darnos en la cabeza. Pero lo más grave de todo es que te acabas habituando a eso.”

"En las Tres Mil Viviendas se esconden algunos de los delincuentes más perseguidos de España”

Como consecuencia de la fama o de la realidad, Las Tres Mil Viviendas de Sevilla lidera todos los rankings publicados en Internet como el barrio más peligroso de España. Lo que poca gente conoce es que está compuesto por seis barriadas pertenecientes al Polígono Sur. Y de estas barriadas, las verdaderamente conflictivas son la de Murillo y Martínez Montañés, conocida también como “Las Vegas”. Pese a que las administraciones locales invierten cada año en el distrito importantes partidas presupuestarias, los resultados no llegan.

Uno de los periodistas de la capital hispalense que mejor conoce las entrañas de esta barriada, Álvaro García, ha explicado que “el tráfico de droga es lo que predomina. Utilizan los pisos para sus grandes plantaciones de marihuana que ponen en peligro la vida de otros vecinos por estar enganchados a la red eléctrica. Y hay que recordar que en Barcelona se quemó un edificio por motivos parecidos.” Pisos marihuana que, como cuenta el periodista, no están a nombre de ningún particular, ya que abandonaron hace años el inmueble, siendo ocupados ilegalmente por estos traficantes: “Esto hace que cuando la policía accede a la vivienda para iniciar un registro, nunca hay nadie en la casa, por lo que no se les puede meter mano.”

Una realidad que cuenta con la complicidad de vecinos, fuerzas de seguridad y clase política, que optan sin embargo por mirar hacia otro lado: “No se pueden manifestar, porque son peor que la mafia, te amenazan incluso delante de la policía. Son gente que entran y salen de prisión. Se ríen de los agentes y de los vecinos.”

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Los hogareños del lugar viven entre el miedo y la resignación: “La mayoría no se pueden marchar por falta de recursos. Otros en cuanto tienen la ocasión se van. Si te das un paseo por la zona ves todo abandonado, viviendas sin mantenimiento alguno, casi todos están enganchados a la corriente de luz. De hecho, recientemente se publicó un estudio que revelaba que el 90% de los vecinos del Polígono Sur están engachados, con lo peligroso que es.”

Acceder al barrio es una operación de alto riesgo, y que ha experimentado Álvaro García: “Una vez entras, no sabes lo que te puedes encontrar. Todo el mundo te mira con recelo. Cuando ven un coche o una cara nueva te van siguiendo a pie, en moto, con otros vehículos... siempre sospechan que puedas ser un policía o algún periodista.” Y es que, tal y como cuenta el periodista, a estos clanes no les interesa que la realidad se conozca en los medios de comunicación: “No quieren que se hablen de ellos. Ten en cuenta que en las Tres Mil se esconden los principales traficantes de drogas, ladrones de comercios... por eso no quieren que las instituciones o la policía pisen por allí.”

Un fenómeno el de las Tres Mil Viviendas que, de manera progresiva, se está extendiendo por otros barrios sevillanos como Los Pajaritos, considerada la zona más pobre de España, o Torreblanca, lo que está generando pavor entre sus gentes.

Radiografía de El Príncipe, uno de los barrios más peligrosos de España

Ponemos el foco en uno de los barrios con mayor índice de marginalidad en España: El Príncipe de Ceuta, donde hay censados unos 10.000 habitantes, de los cuales el 99% son musulmanes pese a su nacionalidad española. Las reyertas o el tráfico de droga están a la orden del día. El último caso tuvo lugar hace apenas una semana, cuando se produjo un tiroteo en mitad de la calle coincidiendo con la ruptura del ayuno durante el Ramadán. Unos hechos que fueron grabados en vídeo a través de un teléfono móvil, y que aún continúan siendo investigados.

Como hemos comentado, es uno de los barrios más peligrosos del país. El desempleo, el abandono escolar temprano, la pobreza o la delincuencia marcan el día a día de la zona: “Las infraestructuras son muy pobres, en la mayoría de las viviendas no llega ni luz ni agua. Casi todas son ilegales, con más de 100 años de antigüedad”, nos ha contado Mohammed, un vecino de El Príncipe.

A estos problemas se suma en los últimos años el proceso de radicalización de un sector de la población, especialmente entre los jóvenes: “Son chicos que suelen rondar entre los 16 y los 21 años, sin formación, que se han marchado a los países en conflicto captados por el yihadismo. Al no tener estudios, es muy fácil convencerles, porque tampoco tienen otra salida más que la delincuencia. Es una situación muy preocupante que hemos denunciado constantemente a las administraciones sin que haya respuesta.”

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Mohammed vigila de manera constante al entorno de sus tres hijos: “Me preocupa mucho sus futuros, porque están rodeados de delincuentes. No tengo más remedio que vigilarles para que no caigan en la delincuencia o en el radicalismo. Los tres están escolarizados, quiero que tengan sus estudios y que no se dejen manipular.”

Lo que tiene claro Mohammed, es que la serie emitida por televisión hace unos años, “El Príncipe”, no contribuyó a mejorar su imagen: “La serie nos marcó como un ghetto, una zona donde lo que predomina es el terrorismo. Hoy en día no es la realidad del barrio, aunque podría volver a pasar. Lo único positivo de la serie es que dio visibilidad al problema en toda España.”

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