En 'Fin de semana'
Los peligros de abusar del Omeprazol
El director Médico del Grupo COPE alerta de la "gran desinformación" sobre su uso, ya que hasta un 14% de los usuarios lo toma sin receta y de manera puntual
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Investigadores de diferentes universidades han descubierto que hasta el 38% de los pacientes que recurren al omeprazol como protector de estómago no tendrían necesidad de tomarlo porque su tratamiento farmacológico no es gastrolesivo.
Uno de los medicamentos más populares en la actualidad es el omeprazol, que se emplea para el tratamiento del reflujo gástrico con el objetivo de reducir la cantidad de ácido producido en el estómago. Durante los últimos días, numerosos medios de comunicación han publicado que el consumo prolongado de omeprazol duplica el riesgo de cáncer, una noticia que ha levantado una gran polémica.
El director Médico del Grupo COPE, Esteban Pérez Almeida, asegura en 'Fin de semana' que “se trata del fármaco más vendido de España. No hay que hablar de él como un protector, que hay gente que lo toma hasta salir de copas”.
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El omeprazol es uno de los medicamentos que forma parte del grupo de los inhibidores de la bomba de protones, que también incluyen a otros fármacos como el esomeprazol, el lansoprazol o el pantoprazol. El objetivo en todos los casos es disminuir la cantidad de ácido gástrico producido por las glándulas en el revestimiento del estómago. Medicamentos como el omeprazol se emplean habitualmente para aliviar los síntomas del reflujo gástrico o para tratar problemas como la úlcera duodenal o estamacal.
“Hay que tomarlo mientras sea necesario, no en abundancia, sí con prescripción médica y con ese seguimiento”, afirma Pérez Almeida.
Los científicos encontraron que, mientras que los bloqueadores H2 no tenían relación alguna con el cáncer de estómago, los inhibidores de bomba de protones estaban vinculados a un riesgo de más del doble. De hecho, el uso diario de omeprazol y similares se asoció con un riesgo de desarrollar la enfermedad cuatro veces mayor que aquellos pacientes que lo utilizaron semanalmente. Así, cuando el medicamento fue consumido durante más de un año, el riesgo de desarrollar un cáncer aumentó cinco veces y llegó a ser de hasta ocho después de tres o más años de consumo.