¿Nos creemos modernos por celebrar Halloween? Los romanos ya lo hacían y nosotros les imitamos
Paco Álvarez, historiador y autor de Romanos de aquí, cuenta en Fin de Semana con Cristina cómo celebraban por aquel entonces el Día de Difuntos
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¿Nos creemos modernos por celebrar Halloween? Los romanos ya lo hacían y nosotros les imitamos
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Viene mucho por Fin de Semana con Cristina un romano de Madrid que siempre intenta convencernos de que hemos cambiado muy poco desde los tiempos de la Roma antigua. Y ahora nos quiere hablar de Halloween. Él es Paco Álvarez, divulgador y autor de ‘Romanos de Aquí’.
Paco asegura que “no vamos a descubrir que los niños romanos se disfrazaban y pedían chuches por el Foro ni nada de eso, pero sí que había ‘Día de Difuntos’ y fiestas similares en la antigua Roma. Incluso diría más: había historias de fantasmas, demasiado parecidas a las que consideramos “modernas”
¿Cuentos de fantasmas? ¿Día de difuntos? ¿Pero, estamos hablando de la Roma pagana, la clásica? Eso asegura él: “Los romanos ‘clásicos’ creían en la existencia ‘vital’ de los difuntos, a los que llamaban Manes, en general, y que podían ser benéficos, como los Lares o maléficos como las Larvas. Luego estaban los Lémures, que eran espíritus, digamos, atormentados (y atormentadores); además, los romanos, como antes los griegos, consideraban un deber sagrado y fundamental cumplir los ritos de enterramiento de sus difuntos y recordarles periódicamente, para lo que se celebraban festivales anuales como las Lemuralia, a mediados de mayo. En esa festividad el pater familias apaciguaba a los Lémures y los alejaba de la casa familiar mediante un rito en el que literalmente “hablaba” con los fantasmas y los expulsaba de la casa”.
Así que los romanos tenían una especie de día de difuntos, las lemuralia, pero… ¿y las parentalia? Pues como explica el experto, “es otro día para venerar a los antepasados”: “Los parentes eran los familiares difuntos y en febrero se celebraba su conmemoración, las parentalia, que si se cumplían bien los ritos pasaban a ser Lares familiares, que protegían y ayudaban a la parte ‘viva’ de la familia. En este festival, que duraba también nueve días, la familia se reunía en la tumba, que se limpiaba y arreglaba para adornarla con guirnaldas de flores y comer trigo y pan empapado en vino. Las flores se utilizaban en honor a Proserpina, la diosa que renace en primavera, deseándole lo mismo al difunto, la resurrección. Todavía llevamos flores a las tumbas por todos los santos, pero ya no sabemos ni por qué”.
Siendo sinceros, esto se parece más a nuestras celebraciones que al Halloween, y así lo reconoce Paco: “Es que el último día de las parentalia se celebraba, exactamente a medianoche, la Feralia, momento en el que teóricamente las almas de los muertos podían caminar por nuestro mundo. Ese es el origen de que la medianoche sea la «hora bruja» por antonomasia, hora en la que en todas las antiguas películas de miedo los fantasmas cobran vida. Y contaban historias de aparecidos, iguales que las nuestras; la clásica casa encantada en la que se oyen lamentos y cadenas y se ven luces, hasta que un valiente descubre que allí había un cadáver mal enterrado o un asesinado que esperaba ser vengado eternamente… pero no todo lo de los fantasmas romaneos da miedo. Dos mil años después de Roma, Linneo le dio este nombre de lémures a unos pequeños mamíferos de Madagascar que se pasan la noche, precisamente, haciendo ruido. Son los que en la peli Madagascar salen cantando por la noche eso de ‘Yo quiero Marcha, marcha’, todos los caminos llevan a Roma”.