Treinta años del atentado a Irene Villa: “Mirar atrás sólo está permitido perdonando o agradeciendo”
Un 17 de octubre de 1991 una bomba hizo que María Jesús perdiese un brazo y una pierna y su hija de 12 años casi pierde la vida
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El miércoles 10 años del anuncio de ETA de que dejaba de matar y este domingo 30 años del atentado que le costó a Irene Villa las piernas y tres dedos de una mano y, a su madre, María Jesús González, una pierna y un brazo. El 17 de octubre de 1991 la banda terrorista detonó una bomba que voló el 127 de María Jesús, que llevaba al colegio a su hija de 12 años. La niña quedó tan malherida que, en un principio, se le dio por muerta. La cría fue adoptada emocionalmente por millones de españoles.
Hoy, Irene tres hijos de 9, 5 y 6 años. “Estoy en un momento maravilloso de mi vida, porque 2018 fue el año de mi divorcio, al año siguiente fue duro porque se me rompió el tornillo y estuve sin andar y de recuperaciones, y el 2020 la pandemia. Este tiene que ser el año de volver a la vida”, asegura la periodista.
“Recuerdo despertarme y sólo preguntar por mi hija”
“Esto es un cumpleaños, es el cumpleaños de nuestra segunda vida”, asegura la madre, María Jesús González. “Además que tenemos una edad estupenda, 30 años, no me he visto yo en otra”, bromea con la presentadora, Cristina López Schlichting. Y es que, si algo recuerda la víctima de ETA de aquel día, son las preguntas de su hija sobre una posible bomba en el coche que ella misma descartaba.
“Me acuerdo de cuando salimos de casa, que le dije a mi hija que bombas sólo ponían a personas importantes. Recuerdo despertarme y sólo preguntar por mi hija. Es peor la posibilidad de perder un hijo a perder una pierna o un brazo. Por fortuna me la devolvieron, y a mí no me importaba si me faltaba una pierna o una mano, me daba igual.
“Fue muy importante la ayuda de mi madre, en aquella época no había la asistencia psicológica que hay hoy, es alucinante cómo hemos avanzado. Con cualquier atentado terrorista ahí están los psicólogos para dar asistencia, pero en mi época no”, comenta Irene Villa, que tenía 12 años en el momento del ataque.
“Mirar atrás sólo está permitido perdonando”
“El camino es dejar atrás lo que te ha hecho tanto daño y que mirar atrás sólo está permitido de dos formas: agradeciendo o perdonando, porque si no va a doler siempre. La única forma de pasar página es con el perdón porque es liberarte de todo daño y cortar el vínculo”, argumenta Irene en el día que se cumplen tres décadas desde que perdiese las piernas.
Sobre los homenajes a etarras en el País Vasco, Villa no concibe que se hagan “a quien ha hecho tanto daño: “Es doloroso, porque además ahora se trata de olvidar 50 años de terrorismo, cualquier ser humano con sentido común piensa 'cómo se puede hacer un homenaje a quien ha hecho tanto daño'”.