'Crónicas perplejas': "De los juegos en familia me quedo con la risa de mi madre"

En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.

Están ustedes escuchando al campeón de Trivial Pursuit de la Facultad de Derecho de Córdoba en su temporada 2000/2001. Por otra parte, están ustedes escuchando al peor jugador de la historia del dominó en España. Mi padre me llamaba “el seis doble”.

Intentó enseñarme, pero soy incapaz de entender la subtrama. Mi padre perfectamente sabe qué llevamos cada uno echando un vistazo a la mesa. Herencia de mi abuelo Antonio, supongo, que era uno de los mejores en las bodeguillas del Parque Figueroa.

Hay gente que tiene mal perder. Yo soy peor, yo tengo mal ganar. Por eso creo que en mi casa ya solo cuentan conmigo para el Bingo. El Bingo es tradición familiar. Los cartones a cincuenta céntimos y mucho anís en la mesa. Cuando acaba la partida yo ya confundo los dos patitos con la niña bonita.

De los juegos en familia me quedo con la risa de mi madre, que es achinada y callada, como de carcajada hacia dentro. O mi hermana poniéndose las gafas un poco en la punta de su nariz chata para mirar las cartas, que son lo suyo. O los niños en nuestros regazos. Y la mesa camilla. Y el vaivén de dulces, de cafés, de copas…

Jugar es lo de menos. Lo de más es juntarse. Sentarse en torno a un tablero o a un tapete. Y dejar morir la tarde. Como si el tiempo no existiera. Como si fuera de aquel piso apenas sucediera nada. Y dan igual las reglas o los puntos o las fichas. Lo importante es, y siempre ha sido, mantener el calor. Compartir la alegría. Y reencontrarse.

Las 'Crónicas perplejas' de la semana de Antonio Agredano

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