'Crónicas perplejas': "Toda época tiene sus tragos"
Habla Antonio Agredano de bebidas
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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
Del Tang en los cumpleaños infantiles al Martini con Limón en los primeros botellones. De la Cherry Coke en la puerta del Comecocos a las litronas y el paquete de pipas en los bancos. Nunca había sido del todo consciente de que beber es un acto colectivo. De que los Radical fruits, las Cocacolas con vainilla y los superbatidos helados eran algo que compartir con amigos.
Un día bebí solo. En casa. Como en las películas. Tenía bourbon y me lo vertí en un vaso de cristal, sin hielo. Frente a la televisión apagada. Lo paladeé. Diría que hasta lo disfruté. Pero echaba de menos algo. Quizá las risas. Las conversaciones. Las canciones que tocábamos con la guitarra. Los chistes. Hay un momento en la vida de toda persona en la que descubre que hay una parte de nuestro camino que debemos recorrer solos, sin familia, sin amigos y sin un amor a nuestra vera.
La nostalgia es un animal insaciable. Todo lo ocupa y no para de tener hambre. Hambre de un tiempo que ya pasó. He echado mucho de menos aquellas pandillas y aquellos momentos en los pisos de las Erasmus, comprando hielos y refrescos. Apurando la madrugada. Esa felicidad inconsciente, joven y acelerada.
Pero ya tengo una edad. Ya sólo bebo vino y café. Y me gusta hacerlo solo. Con el tiempo he aprendido a disfrutar de mí mismo. Del silencio. De los sabores puros. De los sillones vacíos. De las noches que duran poco. Del pulso de las mañanas.
Todo tiene su tiempo. Toda época tiene sus tragos. Ahora vivo en el tiempo lento. En el de la pausa. Porque llega un momento en el que la vida hay que tomársela así, con luces tenues, con música suave y con sorbos breves.