'CrónIcas perplejas': “Que cada cual elija su vida y luego asuma sus consecuencias”
Habla Antonio Agredano del tabaco y de fumar
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
El olor del Ducados en mi casa. Ese levísimo amarilleo del techo por el humo. La incomodidad de los ceniceros. Siempre odié el tabaco. Desde niño. No puedo ni coger una cajetilla cerrada.
Con el tiempo he aprendido a entender a todo el mundo. Al que bebe, al que fuma, al que no hace ni una cosa ni la otra. Entiendo al que corre a las cinco de la mañana y al que apura un cigarrillo en el andén. Entiendo al que se abre un vino a la noche para disfrutarlo en soledad y al que se infla a refrescos y una pizza familiar le parece poca cosa.
Porque una cosa tengo clara: el cuerpo es nuestro y que cada cual gestione sus placeres y sus castigos. Hace mucho tiempo que dejé de decirle a mi madre que dejara de fumar.
Ella se entiende. Y para ella, cuidarse, muchas veces, es lanzarse, aunque sea un poquito, a lo que, por salud, no debería hacer.
Me pasa con el vino. A ella con el tabaco. A otros con las ultramaratones. Que cada cual elija su vida y luego asuma sus consecuencias. Yo querría que dejara el tabaco y se apuntara al pilates. Creo que se hace daño, y como ella, mucha gente. No he dejado de preocuparme, lo que sí he dejado es de afeárselo todo el rato.
Bastante nos juzgamos a nosotros mismos como para que encima nos juzguen los demás continuamente.
“En el pecado está la penitencia”, dice uno de mis refranes preferidos. Y así son las cosas. Allá cada cual con sus pecados, porque, si hay algo que no soporto, es que la gente se meta en los míos.
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