‘Crónicas perplejas’: “La calvicie es una tragedia absoluta, pero el clareo es una lucha diaria”
Habla Antonio Agredano de los calvos
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.
Me interesa este último tema que aporta Diego, el de los calvos. No tengo nada en contra de los calvos. Pero tampoco nada a favor. Están ahí, conviviendo entre nosotros, llevándolo como pueden. Haciéndose runners. En una media maratón hay menos pelo que en un azulejo. Pero de verdad, nada en contra de los calvos. Pero hay formas y formas de llevarlo. Esos calvos con gorra. ¿Saben ellos que nosotros sabemos que debajo de la gorra no hay nada? O los calvos con melena. O bueno. Esto es algo que poca gente sabe. Si abres un gimnasio, el Estado te asigna un calvo con perilla de oficio. Para que se ponga ahí a hacer bíceps delante del espejo. Y luego están esos calvos con jerséis de cuello vuelto, no se dan cuenta de que parecen bombillas de casquillo gordo.
En cualquier caso, hay algo peor que la calvicie, el clareo. La calvicie es una tragedia absoluta, pero el clareo es una lucha diaria. Esa arquitectura de pelo. Esa coronilla inesperada. Parecen extras de El Nombre de la Rosa. O ese pelo echado para adelante como un emperador romano. El clareo es como el kilómetro cero de la madurez. La puerta del pasaje del terror. A partir de ahí, todo cuesta abajo. Se empieza por el clareo, se sigue con la ciática y en nada uno acaba llamando quivis a los kiwis, mirando las obras con las manos en la espalda y yendo al aquagym. Que esa es otra, los calvos con gorro de piscina, ¿no ven que es una redundancia?
Ahora nos escandalizamos con la desinformación y las fake news. Yo voy a decir cuál fue la primera: lo de que los calvos son calvos porque son más viriles. Que son mejores en la cama. Por favor. ¿A quién se le ocurrió eso? Es como si los feos salen diciendo que esa cara de susto la tienen por la testosterona. De verdad, enhorabuena a quien se le ocurriera esta historia de la que los calvos llevan viviendo cincuenta años. Entre Thor y Pepe Viyuela, entre Jason Momoa y el mago Jandro… pues que cada uno elija. A mí dame una buena melena, que ya me apaño yo con lo otro.
Yo me he puesto un poquito de pelo, como ya he contado por aquí. 1600 pelitos uno a uno para darle alegría a mi cabeza, por lo que pueda pasar. A los meses de la operación me llamaron para darme cita para una carboxiterapia. Carbo. Carboterapia. Yo creía que se estaban riendo de mí. Pero no, lo de carbo es por el carbono que te pinchan para que crezca más rápido. En fin. Nada en contra de los calvos. De verdad. Don Limpio, el de la Navidad y Turquía siempre estarán en nuestros corazones.
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