'Crónicas perplejas': “ El ocio sólo tiene un destino: hacer la vida más habitable, reírse”

Habla Antonio Agredano sobre los pueblos, sus tradiciones, entretenimientos y competiciones

00:00

Antonio Agredano y las tradiciones de los pueblos en sus 'Crónicas perplejas'

Antonio Agredano

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.

En El Grado, un pueblo de Huesca de 400 habitantes, se celebraba el Campeonato Mundial de Parchís. Eso son los deportes que a mí me gustan. Y eso que agitar el cubilete ya me supone cierto esfuerzo. Comerse una y contarse veinte es también una de mis especialidades. En el parchís y en lo que no es el parchís. Soy muy competitivo con estas cosas. En serio. Soy de los que se enfadan cuando pierden y de los que dicen “toma” a la cara del rival cuando sacan un seis con el dado. Boxeando casi me parten la nariz un par de veces, jugando al fútbol me he roto cuatro o cinco huesos, pero moviendo las fichas amarillas no conozco a nadie que se haya lesionado.

Cada municipio inventa sus entretenimientos. Lo popular es, etimológicamente, eso. Lo que le gusta al pueblo. A la gente. Lanzamientos de DNI y escupir huesos de aceituna. Romerías vikingas y lo que a cada cual se le vaya ocurriendo. Nuestro país es rico en diversiones. El ocio no tiene freno. El ocio sólo tiene un destino: hacer la vida más habitable, reírse. Eso tan noble de echar un buen rato. Y pienso en las calles decoradoras. En el bullicio. En las carcajadas. En el pique entre los amigos. En los brindis. En todo lo que rodea a estas tradiciones, a estas peculiares competiciones, a esta manera de entender las cosas. Los ratos agradables, batallar las rutinas con júbilo.

Casi 3500 municipios están en riesgo de despoblación en España. Más del 40% de nuestros pueblos. Las ciudades se llenan y las pequeñas poblaciones se vacían. El mundo se está homogeneizando. Estamos perdiendo nuestras tradiciones, estamos renunciando a nuestras raíces; y, además, nos estamos empezando a tomar demasiado en serio a nosotros mismos. De pequeño, mi abuelo me llevaba a su pueblo. Jugábamos al bote. Enganchábamos lazos a los árboles y los arrancábamos con palos sin bajarnos de las bicicletas como caballeros medievales, pero con peinado de tazón y camisetas del Pryca. Fueron días felices.

La vida es una cosa muy seria, por eso tenemos la obligación de tomárnosla a broma. De bajar las pulsaciones. Dejar de creernos tan importantes. Menos severidad, menos lobos, más espontaneidad. Cada día es una oportunidad para reivindicar lo nuestro, aunque sea algo sencillo, aunque sea algo liviano.

Las 'crónicas perplejas' de la semana

'Crónicas perplejas': “Lo que pasa en la feria se queda en la feria”

Programas

Último boletín

18:00H | 13 NOV 2024 | BOLETÍN