'Crónicas perplejas': “Para ser un friki había que tener tiempo, paciencia y tener la cabeza despejada”
Habla Antonio Agredano de los frikis con el recuerdo de su infancia
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
El año que estrenaron 'El Cuervo' si no salimos cien chavales disfrazados del cuervo en carnavales no salimos ninguno. Me sabía la banda sonora de memoria. Se me rompió la cinta de VHS de las veces que la vi.
De críos tenemos esas cosas. En su día coleccioné entero el álbum de V y me compraba ratones de gominola y me los comía así como Diana. Luego que si Los Caballeros del Zodiaco. Y la Guerra de las Galaxias. Y Batman. Y los Masters del Universo, que aún conservo. Y Dragones y Mazmorras. Y conocerme la historia de todos los G.I. Joes que había. Y El Señor de los Anillos, que me sabía hasta el nombre del elfo más cutre que vivía en Rivendel. Qué permeable es la infancia.
Para ser un friki había que tener tiempo, paciencia y tener la cabeza despejada. Madurar es enfriarse. Así que fui aparcando mis pasiones y mi memoria ya no me permite ni acordarme del nombre de todos los muñecos de superhéroes que tienen mis hijos.
Cada cosa tiene su tiempo. Aunque eche de menos aquellas horas delante de la televisión. O tirarme en el suelo con el libro abierto como Bastian en La Historia Interminable. Echo de menos las tardes ociosas y el entusiasmo por saber más y más cosas sobre temas livianos. Sobre series de lagartos o guerreros galácticos o trolls con malas pulgas.
Aquel niño vive en mí. Y a veces mis hijos vienen con un viejo muñeco y me preguntan: «Cómo se llama» y me sale el nombre casi sin pensarlo. Y se nos ilumina la cara. Como niños que se encuentran de casualidad y se sientan a jugar juntos.
Ellos vivirán sus propias aventuras. Las que yo viví quedarán siempre en mi memoria. La niñez no es una edad, la niñez es sólo una mirada