Del Val: “El personal de las clínicas privadas también acaba exhausto el día, demuestran su valía y entrega"

Aplaudo a todo el personal sanitario, y me da igual que trabaje en la pública o en la privada, porque la abnegación y la entrega son iguales

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Luis del Val

Publicado el - Actualizado

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Aprovechando que el Pisuerga del coronavirus pasa por el estado de alarma de Valladolid, y ustedes ya me entienden, algún obsesionado por su ideología, aprovecha para arremeter contra la medicina privada, es decir, que nos insulta a 10 de millones de españoles que, por diferentes razones, además de pagar las cuotas de la Seguridad Social, hemos suscrito un seguro de asistencia con alguna empresa privada de Sanidad. Tengo amigos médicos en la sanidad pública y en la privada, y, más aún, alguno de ellos que no tienen dedicación exclusiva, por la mañana trabajan en la pública y, por la tarde, en la privada, porque los sueldos que los gobiernos pagan a los médicos españoles son los más bajos de Europa. Y no encuentro diferencias deontológicas en ellos. Por eso, cuando salgo a aplaudir, aplaudo a todo el personal sanitario, y me da igual que el camillero trabaje en la pública o en la privada, porque la abnegación y la entrega son iguales.

Y esos diez millones de españoles, suscribimos y pagamos un seguro privado, sin que nos esposaran, nos torturaran y nos obligaran a firmar. Lo hicimos de manera voluntaria y sin que nos apuntaran con una pistola, porque teníamos entonces niños pequeños y nos asustaban las esperas o por lo que fuera. Y esos diez millones de españoles no somos millonarios, porque, entonces, en España habría un millonario cada cinco personas, cosa que no es cierta. Muchas empresas, en sus convenios, suscriben seguros privados con sus trabajadores, bien pagados por la empresa o de manera conjunta, de tal manera que a las puertas de las consultas médicas privadas no hay limousines, ni automóviles de lujo, se lo juro de mi madre, que dicen en Modorro de los Infantes. Si, en tiempos normales, esos diez millones de personas acudieran todos a la Sanidad Pública, la colapsarían. Y, mire usted, señor progresista sectario, en toda Europa hay medicina privada, excepto en Suecia, pero no por las razones que usted cree. Como también hay escuela privada en toda Europa. Comprendo que para un marxista de catacumba esto le sea difícil de entender, pero forma parte de la libertad del individuo, y hay personas que se gastan el dinero en cambiar más a menudo de automóvil, o en reformar su vivienda, o en viajar a países lejanos o en lo que les pase por la voluntad del níspero, porque para es el níspero y el dinero es suyo. Donde no hay medicina privada es en Corea del Norte, o en Cuba, mire ahí, no. Pero le recuerdo, señor sectario, que la vicepresidenta del Gobierno progresista del que usted forma parte, y a quien le deseo, sinceramente, una pronta recuperación, está ingresada en una clínica privada y eso no la convierte en una opresora de los trabajadores.

El personal de Ssanidad de esas clínicas privadas también acaba exhausto la jornada, y demuestran su valía y su entrega. Los que no demuestran nada son los que aprovechan cualquier circunstancia para machacar con su ideología adolescente, sin compasión ni a lo que nos está pasando, ni a los que mueren por el camino.

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