Luis del Val, a Margarita Robles: “Está usted ya a la altura de Bolaños, ese chico de los recados”
Analiza el profesor la rueda de prensa de Margarita Robles y cómo ha afectado a su persona
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En el intenso esperpento de estos días, el papel de Juan Bautista le ha correspondido a la directora del Centro Nacional de Inteligencia; Herodes, como siempre, ha sido interpretado magistralmente por Pedro I, El Mentiroso, y de Salomé ha hecho Oriol Junqueras, que es el que ha pedido la cabeza. En fin, Oriol Junqueras haciendo de Salomé es como si al anuncio de los neumáticos Michelin le encargáramos la danza del vientre.
Por si fuera poco el espectáculo, ayer se presentó en rueda de prensa el verdugo, una tal Margarita Robles, que llevó a cabo un harakiri contra su dignidad que, a pesar de mi veteranía, no había contemplado nunca. A cada minuto hundía más el cuchillo en el vientre de su honorabilidad. Luego hurgó todavía más, y expresó, en una docena de ocasiones, lo orgullosa que estaba de culminar su carrera con este impúdico harakiri. Está tan orgullosa de ser ministra de Pedro I, El Mentiroso, que va a tener que alquilar un guardamuebles por las afueras de Madrid, porque tanto orgullo no le puede caber dentro de casa. ¡Ah! Y que no se preocupe que ni le van abuchear, ni le van a decir nada por la calle, doña Margarita. No es usted tan conocida. Eso sí, cuando reviste las tropas como ministra de Defensa, y protocolariamente le den la novedad, y la saluden con arreglo a la liturgia, en el fondo, el jefe o el oficial, sentirá por usted un desprecio semejante al que sentimos quienes sabemos lo indigno que es cortar las cabezas a los que son honestos y cumplen con su deber. Esta usted ya a la altura de Bolaños, ese chico de los recados, cuyo aspecto somnoliento da la impresión de que hace diez minutos estaba con el pijama puesto.
Por cierto, la torpeza estúpida del “a nosotros también nos espían” ya ha logrado que los que espíen a los secesionistas y al propio Gobierno no sea el CNI, porque les cortarían la cabeza, sino los servicios de inteligencia de la OTAN, que sospechan de un Gobierno en el que algunos ministros dicen que la reunión de la OTAN es una provocación militarista. Dicen que están por la paz. La inmensa paz de algunas ciudades de Ucrania, convertidas en cementerios, gracias a Putin, ese hombre que ofrece mercenarios y dinero para que España se destruya, y está en guerra contra Europa. Oído, orgullosa ministra: los aliados desconfían de España.
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