Un joven colombiano se muda a Catarroja con su mujer, lo pierden todo tras las inundaciones, y así afrontan el futuro: "Por tercera vez"
María José Navarro, en su 'Historia del Día', nos presenta a Julián y a Jenny. Dos jóvenes migrantes que han sufrido las consecuencias de la DANA
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Empezar otra vez. Por tercera vez. Tres veces ha empezado de cero Julián. Tres veces en solo 32 años.
Es colombiano, de Villavicencio, cerca de Bogotá, donde nacen el joropo y el coleo. Julián Peña daba clases de sociales, español y religión. Licenciado en teología, casado con Jenny, decidió venirse a España, a empezar por segunda vez. Llegó a Valencia hace dos años a un hotel y de ahí a Catarroja, a trabajar de lijador en el Polígono Albal.
La siguiente escena es la Dana arrasando el Polígono y el bajo en el que vivían Julián y Yenni. Escaparon con los pasaportes, unas chaquetas y mantas. Desde hace tres semanas, han encontrado hogar en la casa de Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en Valencia.
Junto a Julián y a Jenni, en esa casa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, viven otras 30 personas. Hondureños, venezolanos, marroquíes. No les falta de nada, y mucho menos el cariño, que ponen de sobra las hermanas. Y Julián vive ahí ahora. Julián y Jenni comenzando de cero por tercera vez.
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Pero ahora queda el futuro. Y cumplir algunos sueños, claro, como volver a la docencia, que es la pasión de este colombiano juicioso y sereno, como les gusta a las madres de su país que sean sus hijos.
Pues va a ser a la tercera, Julián, que es la que vence. Mucha felicidad, mucha dicha, y ojalá muchos niños españoles en tus clases.
Conchi, vecina de Catarroja, casi pierde la vida en plenas inundaciones y este gran detalle la salva: "De pronto"
Navarro, en otra 'historia del día', nos permitió conocer a Conchi. Una vecina de Catarroja que, como estos dos jóvenes, también sufrió las consecuencias de la DANA. Pero es que lo impactante de este caso es que Conchi está viva gracias a un vecino que, sin conocerla, le tendió la mano.
En concreto, pareció un brazo fuerte. La esperó agarrado a un árbol y, cuando la vio pasar cerca, se lanzó a por ella y pudo cogerla de su chaqueta.
Conchi no hace más que abrazarse a Nicolás. Ella tan menudita y el, que parece aún, si cabe, más grande.
Hay hilos muy profundos en Valencia. Hilos de solidaridad, de generosidad. Y sobre todo, de vida. Vuelve a escuchar esta historia aquí.