Martin Ádám y Nicola Couhgland: La historia de dos personalidades que luchan contra los estereotipos

Es la 'Historia del Día' de María José Navarro. Este martes, habla de este futbolista y de la actriz que pelean para derribar la barrera de los estereotipos

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Martin Ádám y Nicola Couhgland: La historia de dos personalidades que luchan contra los estereotipos

Redacción Herrera en COPE

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Hay un jugador en la Selección húngara que está en la Eurocopa. El otro día debutó contra Suiza y fue tendencia. En el minuto 79, su seleccionador decidió hacer un cambio estratégico y ahí apareció Martín Ádám, delantero con el dorsal número 9. Mide 1,91 centímetros y pesa 86 kilos.

Usted sabe, caballero, lo que cuesta pesar 86 kilos, mucho más midiendo lo que mide este jugador. Pues ha sido noticia. Por gordo o lo que ahora se considera estar gordo, que es pesar 86 kilos. A Martín Ádám le preguntaron en sala de prensa y aseguró que, normalmente, se ríe de los comentarios. No tenía ese tamaño cuando nació, dice, pero ahora no puede cambiar su genética.

Y ahora hablemos de una actriz. No sé si han visto la serie “Bridgerton”. Nicola Couhgland es la actriz protagonista, que da vida a Penélope, la que enamora a Colin, el guapo. Nicola es irlandesa y no se ajusta a los parámetros al uso. Su encanto, su personalidad, y su belleza han cautivado al mundo y han hecho de la serie un éxito, pero, repetimos, no se ajusta a los parámetros del momento.

Y el otro día le preguntaron sobre su valentía al enseñar su cuerpo en la serie. Con toda la ironía de la que fue capaz, aseguró que no es fácil tener los pechos perfectos, pero que está muy orgullosa de pertenecer al club de las mujeres con los senos tan bien esculpidos. “Disfruten mirándomelos”, añadió.

Esto es un clarísimo “vuelve si te quedan ganas”.

En un mundo dominado por la tontería, hay dos personas reales, buenísimas en lo suyo, que tienen que soportar comentarios sobre su aspecto físico, sobre su peso. Ellos pueden aprovechar su éxito para que les resbale tanta estupidez, pero, sin tanto triunfo, habría que tomar nota de lo ridículas que resultan esas opiniones en boca, seguramente, de mediocres que pesan lo estipulado.

Habrá que comprarse la camiseta del 9 de Hungría, ¿no?

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