Va a la mili, se presenta voluntario como cocinero y así le afecta esta decisión 40 años después
En esta ocasión, hablamos con nuestros fósforos sobre aquellas situaciones en las que han tenido que mentir
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Arrancamos nuestra querida 'hora de los fósforos' hablando sobre mentiras. ¿Qué mentiras han 'colado' ellos y por qué lo han hecho?
La primera 'fósfora', llamada Carmen, relata que tuvo que mentir por su madre. La dejó ojiplática. Su madre no quería ir a trabajar. Por eso, su solución era que ella, su hija, llamase al trabajo para que dijese que estaba enferma. "Cuando estaba marcando el teléfono, me dijo que comentase que estaba con la regla. Tenía menopausia. Mi cara era un poema", explica a Alberto Herrera.
Otro día, a su madre se le ocurrió llamar a la compañía eléctrica y se le ocurrió decir que tenía a su abuela en una silla eléctrica.
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Francisco mintió en la mili. Dijo que era cocinero para escaquearse de hacer guardias y, al llegar a la cocina, se encontró con el resto de compañeros que tampoco sabían cocinar. "Tenía que enseñarles. Y yo no tenía ni idea. Vieron el cielo abierto conmigo y, al final, me he tirado toda la vida haciendo comida. De hecho, he estado 40 años trabajando como cocinero. La ensaladilla rusa nos salía muy buena. La hacíamos en una olla que cabían 3-4 tíos dentro".
El exmarido de Pepi era "aficionado" a mentir. Y lo que más recuerda es que le encantaba la juerga por la noche.
A las 11 de la mañana, en varias ocasiones, "se iba al tanatorio de la M-30, se recorría todas las salas y después iba al registro con el nombre del fallecido para que le hiciesen un justificante de su tía...que se había muerto". Además, un día, "no aparecía y, al final, me dijeron que un sargento se le había dejado olvidado".
"AL FINAL NOS CAYÓ UNA BRONCA POR ENCUBRIR A MI AMIGO"
¿Y en qué mintió Alejandro? Asegura que es deportista paralímpico profesional. Tuvo un accidente de moto y siempre ha practicado natación. Es de Salamanca y, todos los días, se levantaba pronto para ir a entrenar. "Uno de mis compañeros, que era vecino de mi entrenador, llegó cansado y me dijo que le dijese al entrenador que no había venido. Era el nivel de vaguería. Al final nos cayó una bronca a nosotros por encubrirle".
Ana vivió una historia muy particular. Trabajaba en un centro de servicios bancarios y, varias veces, le hicieron entrevistas para acceder al puesto. Habló con la gran jefa de RRHH y acabó estando ahí décadas.
Por último, charlamos con Charo. Vive en Córdoba, está jubilada, y cuando tenía 20 años "tenía muchas ganas de ir a una feria de un pueblo. Ahí estaba el chico que me gustaba. Mentí en el trabajo y dije que tenía que ir al dentista. Lo pasé genial y ya, a las 4 de la mañana, volví a Córdoba. Yo no me podía levantar. Llegué tarde....y amanecí con la cara hinchada".
Hace la mili en Lleida, duerme con sus compañeros y no da crédito a lo que presencian en plena noche
En otro momento, un 'fósforo' también narró su experiencia en la mili. Decía que dormían "150 personas juntas. Llega la noche, me pongo a dormir. Me despierto a la mañana siguiente y el compañero que estaba en la litera de al lado me preguntó cómo me encontraba".
Inmediatamente después, indica que se armó un poco de lío esa noche porque entró el capitán que estaba de guardia y él continuaba dormido.
"Y yo sin enterarme", contaba provocando las risas de todos los colaboradores de 'Herrera en COPE'.