Los ‘fósforos’ necesitan ir a la peluquería urgentemente

Este lunes abren las peluquerías y los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ las necesitan con urgencia

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Los ‘fósforos’ necesitan ir a la peluquería urgentemente

Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

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Uno de los problemas del confinamiento para muchos ha sido el cierre de peluquerías y no poder tener sus pelos en condiciones. Pues bien, a partir del lunes las peluquerías abrirán de nuevo sus puertas y ya están colapsadas.

Desde que el pasado martes el Gobierno anunciara su plan de desescalada y escuchamos que las peluquerías volverían a funcionar, la gente rápidamente llamó a su peluquera para pedir una cita y ser de los primeros en arreglarse el pelo.

Y en este aspecto, los ‘fósforos’ de ‘Herrera en COPE’ no son menos y ya tienen su cita porque lo necesitan con urgencia.

Porque, aunque parezca mentira, este asunto ha provocado enfados en casas y algún que otro destrozo en las cabezas.

Como nos cuenta Carolina a la que su marido ha dejado de hablarle e incluso se ha cambiado de habitación. El problema, pues que su marido tenía ya el pelo largo “como José Mercé” nos dice, y un día ella le cortó el pelo –después de mucho incidir- y claro pasó lo que pasó “le dejé un lado de la cabeza corto y el otro largo y desde entonces no me habla”, cuenta con gracia. Es más, se ha enterado por su hija que él ya ha pedido cita en la peluquería para este lunes “a primera hora de la mañana para ser el primero y para no encontrarse a nadie por la calle”. Y piensa que quiere vengarse de ella porque el otro día le dijo que si le ponía el tinte.

A Luis le ha crecido tanto el pelo estos días que hasta le tapan las orejas y “tengo que apartarme el pelo para poder escuchar el móvil cuando hablo”. Y nos cuenta que su mujer quiso hacerle la permanente por detrás para rizárselo, pero no la dejó por temor a que le cortara alguna oreja. El problema es que ha pedido cita a su peluquero pero le ha dicho que no tiene material y que ya le llamará cuando pueda abrir.

También los jóvenes cuidan su pelo, como es el caso de Fernando que solía ir a la peluquería cada dos semanas. Pero cuando empezamos con la cuarentena decidió comprase “una máquina, y las tijeras” y le pidió a su pareja que se lo cortara y asegura que “ya lo tiene dominado”.

Está claro que para Ángeles lo de cortar el pelo no es lo suyo. Nos ha contado que hace ya unos años “mi hermana me pidió que le cortara las puntas, tenía una boda. Tenía el pelo largo y la dejé como Cristóbal Colón”, nos cuenta. Y ahora, en esta situación decidió echarse el tinte, “le dije a mi marido que me comprar el tinte, pero no había del número que yo uso y cogió otro. Sin mirarlo me lo eché y cuando ya llevaba un rato, de pronto miro la brocha y veo que está roja, acabé como una panocha”.

El marido de Esther no sale de casa desde que ella le cortar el pelo, “¡qué pena!” nos dice. Pero claro, la culpa no es de ella porque “creo que la máquina está mal”.

Antonio se ha convertido en Papá Noel para su nieta. Nos dice que su problema es la barba y que no se ha podido afeitar desde que empezó todo esto. “La tostada la tengo que comer del revés”, nos cuenta.

Y por último Beatriz, la peluquera de las peluqueras del confinamiento. Nos cuenta que hace unos días le cortó el pelo a su marido y “está tan contento que dice que ya se lo corte yo siempre que no va a volver a la peluquería”.

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