'La momia de las desgracias': los misteriosos objetos malditos del Museo Británico de Londres
"Cada vez que movían este objeto en el Museo Británico alguien enfermaba o fallecía", relata el escritor Javier Sierra en 'Lo misterioso'
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Museo Británico de Londres ha cumplido 270 años de existencia, desde que abriese las puertas al público por primera vez, para contar la historia de la humanidad. Sus cuatro paredes guardan más de 7 millones de objetos -desde los prehistóricos hasta los más recientes-, de los cuales, muchos de ellos esconden misterios indescifrables. En 'Herrera en COPE' hemos hablado con el escritor Javier Sierra, en su sección 'Lo misterioso', de aquellos artefactos que más interés suscitan y que él mismo califica de 'malditos'.
"El Museo Británico es la mayor colección de piezas egipcias del mundo, después del Museo Egipcio de El Cairo, guardan en esa colección una tapa de sarcófago -que fue muy polémica allí algunos años-, la llaman allí 'La Momia desgraciada' o 'La Momia de las desgracias'. Porque en 1921 un artículo en The Times hizo referencia por primera vez a este objeto diciendo que, cada vez que movían este objeto en el Museo Británico alguien enfermaba o fallecía", contaba el propio Javier Sierra. A día de hoy es un objeto más y esa 'maldición' ha desaparecido.
Las reliquias de magos y videntes
Hay otra historia muy curiosa en la Sala 1 del Museo Británico de Londres, en la que los objetos que utilizaba John Dee, que fue un mago de la Reina Isabel I de Inglaterra. Este personaje del siglo XVI utilizaba un espejo de obsidiana de origen azteca que le fue regalado por la corte española, tal y como cuenta Javier, y ese espejo -que aún hoy tiene un pulido extraordinario- lo utilizaba para comunicarse con los ángeles. "Fue muy famoso, dejó también unos sellos con unas invocaciones que nadie ha podido descifrar, y todas ellas están en esa Sala 1, junto a otro objeto que es la Sirena de Fiyi, un cuerpo de mono pegado a una cola de pez, que compró el Museo Británico por una cantidad importante en 1822, más de 6.000 dólares americanos, y que es un fraude, pero que está expuesto", contaba Sierra.
Otro de los objetos extraordinarios que esconden el Museo Británico es la Copa de Licurgo. "Este fue propiedad de la familia Rocha. Se encuentra en la sala 41 del museo, objeto del siglo IV de nuestra era. Es una copa que si la iluminas de frente es de color verde, pero si la iluminas desde atrás es de color rojo. La causa de la mutación de este objeto no se sabía, hasta que en 1990 se le hizo un examen con microscopio electrónico y se descubrió que el artesano que la hizo había recubierto esa pieza con partículas de oro y plata de 60 nanómetros de diámetro, que es mil veces más pequeña que un grano de sal y con ese barniz es como se provocaba ese efecto de luz", explicaba.
Piezas reclamadas
La duda está en si en algún momento de la historia, las piezas que guarda este museo han sido reclamadas en algún momento por otros países como objetos robados o saqueados, y Javier Sierra ha resuelto este dilema: "Está le caso de los mármoles del Paternon", comenzaba, y continuaba diciendo, "lo que dicen los griegos, desde hace bastantes décadas, es que eso fue una donación ilegal. Los otomanos no eran los propietarios del Paternon y están reclamándolo. Pero hay otros objetos, por ejemplo en las salas de Oceanía y África hay una cabeza gigante de la Isla de Pascua, y en el año 2018 -un conflicto reciente-, los pascuenses la reclamaron al Museo Británico", relataba.