Barbosa: “Nos quita el sueño la incidencia de la luz, del gas y de todo lo que tenga que ver con la energía”
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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible 'Herrera en COPE' en este martes 30 de agosto de 2022.
Como diría Carlos Herrera, así como le gusta al jefe hacer sus cuentas, “un día más, saludando así a esta misma hora y, ya al día siguiente, a esta misma hora, llevaremos dos horas de la nueva temporada radiofónica de 'Herrera en COPE'”.
Que no saben ustedes el trasiego que hay estos días por la redacción, porque esto de empezar una nueva temporada es como cuando está a punto de comenzar una obra de teatro y todo el mundo anda como loco con los últimos retoques. Que si el maquillaje, que si el atrezzo, que si los focos de la luz.Bueno, bueno, bueno, menudo trajín.
Así que los que vamos parando el golpe estos días, los que tratamos es de aislarnos de todo ese jaleo y tratar de llevar el viejo coche a la meta con la mayor dignidad posible a la espera de que el jueves salga el líder Carlos Herrera pilotando el nuevo bólido de de este programa. Porque toda temporada tiene su restailing y yo les aconsejo que no se lo pierdan, porque este año volverá a haber novedades de esas, que seguro que les van a gustar.
LA LUZ Y EL GAS SIGUEN SUBIENDO
Y bueno, en lo que llega ese 1 de septiembre, que nos va a situar en la nueva normalidad, habrá que echarle un vistazo a la “pandemia energética”. Porque, como decíamos hace un rato, empezamos este año con el lío de Ómicron y, acabándose el verano, lo que nos quita el sueño no es tanto la incidencia de los hospitales, sino la incidencia de la luz, del gas..y de todo lo que tenga que ver con la energía.
De los creadores de cómo esta la prima de riesgo y cómo está la incidencia acumulada del covid, llega a sus cines: ¿cómo está el megavatio-hora? Pues, mire, ha ido usted a preguntar justo el día más indicado: el megavatio hora se pone en 459 euros, que es el máximo desde que se aplicó el tope del gas.
Y el gas se sitúa en 232 euros el megavatio, lo que supone también su récord de este año.
Un panorama, que tiene a los dirigentes europeos dando bandazos por ahí, moviéndose, posiblemente, todo lo que no se han movido durante años y años de complacencia, durante años de creer que esto era Hollywood y que la abundancia, o el bienestar material, estaban asegurados.
Para que se hagan una idea, de cómo está el patio. En la Unión Europea ya se han propuesto intervenir el mercado eléctrico, porque han llegado a la conclusión de que su diseño actual estaba pensado para otro escenario. Cosa que tampoco hace falta ser un lince, para llegar a esa conclusión, pero bueno, el caso es que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha sido la encargada de hacer ese solemne anuncio.
¿Cuál es el escenario que ha saltado por los aires, y en el que basaba nuestro sistema eléctrico? Pues es un sistema, basado en una manera de entender el mundo, que hunde sus raíces en los primeros años 2000, cuando Rusia, tras la caída de la Unión Soviética, tuvo unos años en los que no se enteraba ni del NO-DO y donde sus dirigentes permitían, o incluso participaban, de lo que se conoció popularmente como el “salvaje este”.
En Rusia, todo perro-pachi con un poco de picardía se hacía con grandes recursos energéticos o conseguía buenos contratos, de manera que Europa llegó a la conclusión de que Rusia había vuelto a esta mundo, tras la era comunista, para ser nuestro granero de gas, a unos precios razonables. Tan cómodos estábamos en esa ecuación, que empezamos a fantasear con que la “transición energética hacia las fuentes renovables” podía ser más sencilla de lo que realmente es.
Y ahí cometimos el error, por ejemplo, de dejar de incentivar, antes de tiempo, la inversión y mantenimiento de la industria de combustibles fósiles. O anunciar en algunos países el fin de los incentivos para la energía nuclear.
Tan seguros estábamos de que íbamos a tener gas barato, garantizado por Rusia, como piedra angular de todo el tinglado -hasta que pudiéramos sostenernos mayormente por las energías verdes- que, andando el tiempo, no se vio ningún problema en diseñar un sistema que iba a ser nuestra perdición. Un sistema que, para garantizar al rentabilidad de las fuentes alternativas, estableció que todas las fuentes energéticas se pagaran al precio de las más cara. Es decir, del gas.
Y ahí es donde está trampa en la que hemos caído ,pero vamos, como el ratón al que le ponen el trozo de queso. Con la diferencia de que aquí ha sido el propio ratón el que se ha puesto el mismo el queso y la trampa. Y ahora nos vamos a echar unas risas buenas, porque vamos a escuchar a algunos decir que la solución pasa por “intervenir”, ese es el verbo que usan, el mercado energético.
Mercado al que llaman “mercado”, cuando nuestro mercado energético, el europeo en general y el español en particular, es cualquier cosa menos libre, porque en ese mercado hay monopolio de licencias, los gobiernos imponen un mix energético determinado, fijan hasta el 75% de los costes, imponen costes a los permisos de CO2 y, como hemos dicho, benefician un tipo de fuentes enegéticas y perjudican o prohiben otras.
Si algún problema ha tenido el mercado energético es que se ha convertio en un laberinto de intervención política, en el que hay que ser experto en física cuántica para entender sus entresijos. Y ahora los mismos social-democrátas, amantes del intervencionismo, y los mismos falsos liberales que pueblan las instituciones europeas nos van a decir que esto lo van a arreglar, con qué, con una nueva intervención de emergencia.Emergencia que pasaría, principalmente, por desligar la luz del precio del gas.
De hecho ,para que se hagan una idea de cómo están ahora de desesperados en algunos países europeos, ya se está hablando de generalizar el tope del gas que se concedió a España y Portugal (acuérdense), como esa medida chapucera que se le concedía a los más cutres de la pandilla. Decían, bueno, si quieren jugar a que el megavatio de gas no se paga a más de 40 euros, pues ellos verán”.”Luego tendrán que sumarle la compensación a las centrales gasistas y a los clientes les vendrá un recargo en la factura”.
Bueno, pues como los mercados de electricidad a futuro en Francia y Alemania, ya están superando los 1000 euros el megavatio y en Francia el gobierno no descarta racionamientos, ya hay países como Austria, Bélgica o I talia que han dicho que también quieren lo del tope del gas. Aunque aquí en España se esté viendo que tampoco te saca de pobre, porque tenemos la luz a casi 450 euros, que sin el tope de gas serían 520.
Pero como eso sigue siendo menos que pagarlo a pelo, por más que luego haya que pagar todo por la puerta de atrás hay países que ya quieren quieren ese alivio temporal, para ir capeando este guirigay, como buenamente puedan. Desde luego, estamos pagando con creces nuestra falta de realismo y de previsión, porque nadie vio venir un escenario en el que Rusia pudiera empoderarse y hacernos chantaje con el gas.
Y aquí, un hombre que va a tener mucho que decir es el canciller de Alemania. Olaf Scholz, el canciller alemán, ha reconocido en las últimas horas que cometieron un error confiando demasiado en el gas ruso, y hoy recibe a Pedro Sánchez para ver qué se puede hacer con el gasoducto que conecte Europa a través de España.
Ya saben: una opción es presionar a Francia para que atraviese los PIrineos; la otra es tirar por el mar buscando la conexión con Italia. En todo caso, no deja de ser una media que llega tarde, como tantas otras cosas.
A todo esto, a Pedro Sánchez le han pegado un pequeño susto sus asesores porque le han dicho: Pedro, no te asustes, pero el canciller Scholz quiere aprovechar la reunión para ver cómo hacemos para reducir la deuda. Claro, a Sánchez hablarle de reducir la deuda es como decirle a un gato que lo vas a meter en la bañera…
Pero, aquí, la suerte que tiene Sánchez es que ha ido a topar con un canciller socialdemócrata que tiene en el ADN esa pulsión por el rigor presupuestario, pero no tanto como lo podía tener Angela Merkel. De hecho, Scholz ya ha dicho que los europeos tenemos que ir viendo como reducir la deuda (porque el pufo energético va a acabar endeudándonos más todavía), pero sin que eso sea demasiado dramático o sin que nos permita seguir haciendo inversiones.
A LA ESPERA DEL IPC
Y esa última melodía ya le gusta más a Sánchez. En fin, vamos a estar pendientes de lo que pueda salir de esa reunión del presidente del Gobierno en Berlín, mientras, hoy conoceremos el IPC delantado de agosto.
Recuerden que julio nos lo dejó en 10'8%, un récord desde 1984. Y miren, ya sabemos que no es Navidad, pero, como vamos a empezar esta nueva temporada, y no queremos que nos acusen de no poner buena voluntad desde el principio, vamos a hacer un esfuerzo por mantener la esperanza en que, en España, todavía se puedan alcanzar los mínimos consensos necesarios.
Ya sé que es mucho desear y que seguramente dentro de unas semanas estaremos otra vez con la borrica a brincos. Pero, miren, bien está que el Gobierno se haya dignado a convocar el próximo jueves a los partidos políticos.
EL GOBIERNO PREPARA EL PLAN ESTRATÉGICO
Y que Teresa Ribera siga manteniendo reuniones para ver qué sale de ese plan estratégico nacional que hay que presentar a finales de septiembre. Ayer se reunió con Red Eléctrica, después de haber hecho lo propio hace poco con Enagás. “Lo mismo hasta nos sorprenden” y sale un plan estratégico, medianamente sensato para compensar el polémico decreto energético con el que nos han deleitado este verano.
Un plan que dice mucho del gobierno que tenemos porque se centró el ahorro energético en los comercios particulares sin acordarse del enorme gasto energético que hace la administración pública, como recordó ayer, por cierto, el presidente del Partido Popular.
De hecho, Núñez Feijóo tiene previsto en la reunión del jueves proponer al gobierno eso: que la administración pública vea de dónde puede ahorrar energía sin dejar de funcionar, además de aprovechar la energía nuclear y la térmica. Eso, y que Sánchez se busque las mañas para hacer las paces con Argelia, sí o sí.
Sánchez nos debe una buena relación con Argelia y es su responsabilidad arreglar el roto que él mismo ha provocado.
Otro roto es que ha provocado la vicepresidenta Yolanda Díaz al atacar frontalmente a los empresarios, acusándolos de ser insolidarios, si no vuelven a subir, otra vez, el salario mínimo. Necesitamos un Pacto de Rentas y echarles encima a los sindicatos como ha hecho la líder de Podemos no parece la mejor manera para buscar el consenso.
Así que en las últimas horas ha llamado mucho la atención que desde el PSOE han venido, en cierta manera, a desautorizar a Yolanda Díaz. Pilar Alegría ha querido reconocer que, hasta ahora, los empresarios han estado donde debían estar. Bueno, pues ya decimos. No es Navidad. de hecho, es 30 de agosto, y puede que esa desautorización del PSOE a Yolanda Díaz haya que entender más en clave interna, de los dimes y diretes de la coalición de gobierno..
Díaz se ha propuesto marcar perfil propio con la subida de los salarios a la bravas y su rechazo a incluir el gasto militar en el techo de gasto de los presupuestos y parece que el PSOE le quiere poner pies en pared.Pero, en todo caso, habrá que tener la esperanza de que, siendo la situación tan grave como es, a los que dirigente este país se les encienda la bombilla y actúen con algo de sentido de Estado que, en el fondo, nunca dejó de ser lo que usted aplica normalmente en su vida privada: eso que unos llaman "seny", otros “sentidiño” y la mayoría, simplemente, sentido común.
Otra cosa sería difícil de entender porque, como estamos viendo en Bruselas, son tiempos más propicios para caerse de determinados caballos que no de enrocarse en los prejuicios ideológicos de siempre.
La gente está recibiendo en su casa facturas desorbitadas y cuando el bolsillo aprieta, la ideología tiene que aflojar.