"El caso es que seis meses después, el PSOE empieza a dejar caer a Ábalos"

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible Herrera en COPE, en este lunes 26 de agosto de 2024.

No busquen más porque ya no habrá otro lunes en este mes de agosto. España comienza la semana, a caballo entre los que hoy vuelven a trabajar y los que están apurando sus vacaciones, ya con el mes de septiembre en el horizonte.

Es verdad que cada vez hay más gente que también se espera a septiembre para descansar unos días pero, ya me entienden, quieras que no esto empieza a oler a cierta vuelta a la normalidad.

Sin ir más lejos, la semana que viene a esta misma hora el que estará aquí, delante de este micrófono, será Carlos Herrera.

Con una nueva temporada radiofónica que siempre es un poco como cuando los equipos de Fórmula 1 estrenan su nuevo coche en ese momento en el que la escudería levanta la lona y se descubre el nuevo bólido cargado de mejoras.

Pues, ya les digo ya sólo falta una semana para que arranque el nuevo Herrera en COPE temporada 24-25 con el mejor piloto. Carlos Herrera, que hoy por cierto creo que no anda muy lejos porque está, precisamente, con eso poniéndole las últimas a pegatinas al coche.

Israel y Hizbulá, el mayor ataque en 18 años

Bueno, hasta que llegue el momento, si echamos un vistazo al torrente informativo, además de que el mundo está muy revuelto con Israel y Hizbulá lanzándose el mayor ataque en 18 años en la frontera con el Líbano, mientras Hamas rechaza la tregua en Gaza.

Y con el chavismo aumentando la represión para atornillarse en Venezuela, secuestrando periodistas como si tal cosa.

Y con Alemania conmocionada por el ataque yihadista de un refugiado que debería haber sido deportado en su momento.

Además de todo eso, esta semana arranca muy marcada por los problemas judiciales del gobierno. Por un lado, está la carpeta de “problemas judiciales del entorno familiar de Pedro Sánchez”.

Carpeta que hoy volverá a estar abierta, de par en par, porque el juez Peinado va a tomar declaración como testigos a cuatro directivos, de diversas empresas que financiaron la cátedra de Begoña Gómez.

Eso mientras este fin de semana se han practicado registros en las oficinas de Juan Carlos Barrabés el empresario que, dicen algunas fuentes, maldice el día que conoció a la mujer de Sánchez, porque ahora, con una enfermedad grave que le hace estar ingresado, está metido en este lío.

Lío provocado por haber impulsado, de repente, con mucho entusiasmo la carrera profesional de Begoña Gómez al tiempo que Gómez se puso a recomendar de forma igualmente entusiasta a Barrabés en documentos escritos que fueron premonitorios porque Barrabés consiguió varias concesiones públicas del gobierno que preside el marido de la señora Gómez.

Qué hubo de simple casualidad y qué hubo de tráfico de influencias y corrupción en los negocios, es lo que ahora está investigando la justicia.

Esa “carpeta del entorno familiar” estará hoy abierta, con permiso del hermano de Sánchez que también lleva lo suyo.

Y luego está la carpeta que lleva por nombre “escándalos judiciales que salpican al PSOE de Sánchez”.

Caso Koldo

Y ese expediente también nos lo encontramos abierto este lunes, desde que, el pasado viernes, el propio ministro Óscar Puente se encargara de reabrir de par en par, la polémica por el caso Koldo

La tormenta que desató el ministro Puente y que ha hecho que José Luis Ábalos lance un disparo dialéctico al aire en forma de advertencia para el gobierno del que formó parte comenzó el viernes con la anuncio de cese del número 3 del ministerio de Transporte y un alto cargo de ADIF.

¿Quiénes son los cesados? Pues seis meses después de que estallara el escándalo y fueron investigados Puente ha tenido a bien ofrecer la cabeza del subsecretario de Transportes, Jesús Manuel Gómez y del director general de personal de ADIF, Michaux Miranda.

El efectismo de anunciar los ceses durante la comparecencia en el Senado (coincidiendo con las conclusiones de la Auditoría interna que encargó Puente) se comenta por sí solo.

El caso es que, seis meses después, el PSOE empieza a dejar caer a Ábalos, de verdad con una auditoría y unos ceses que dejan a los pies de los caballos al que fuera, curiosamente, la voz del sanchismo en la moción de censura que llevó a Sánchez a Moncloa y una pieza clave para que Sánchez retomara el control del PSOE y de Moncloa.

Puente no mencionó a Ábalos por su nombre pero su sombra sobrevoló toda la comparecencia bajo la expresión “El ministro'.

Y la auditoría del gobierno le ha hecho un traje a el ministro.

Hemos conocido cosas como que, por ejemplo, el sótano del ministerio todavía guarda 1’2 millones de euros en mascarillas

Un stockque se explica por decisiones tomadas durante los días más locos de la pandemia siendo la más peliaguda la que se tomó el 20 de marzo de 2020.

Ese día, “el ministro” firma una orden a las 19.55 para adquirir un máximo de 4 millones de mascarillas. Pero ese mismo día a las 20.33 (38 minutos después)… “otra orden firmada por el ministro Ábalos” anula la anterior y dice que se compren, no 4, sino 8 millones de mascarillas. El doble.

Cuando los auditores han preguntado que a qué se debió el ahora fulminado subsecretario aseguró que Koldo le había dicho que el proveedor decía que o vendía 8 millones de mascarillas o nada.

Y dicen los auditores que, esas prisas y esa manera de abusar de las tramitaciones de emergencia, (por más que fueran días locos en los que todo el mundo buscaba mascarillas) que esas prisas más parecen ligadas a la necesidad de la oferta que a la necesidad de la demanda.

Es decir, que por momento transportes parecía pensar más en “el que vendía” que en el que necesitaba comprar.

Hay que decir que la empresa de esa trama Koldo que ha salpicado al PSOE, (Soluciones de Gestión) se garantizó 20 millones de euros por esos 8 millones de mascarillas.

En sólo 38 minutos, Ábalos firmó dos órdenes que duplicaron el número de mascarillas para el ministerio. Y dentro del ministerio, Puertos del Estado, tiene más de 2’8 millones de mascarillas sin acreditar su recepción por valor de 7’3 millones. Se compraban mascarillas al tuntún y luego no está muy claro si llegaron o no.

Pero es que, además, el 25 de marzo (5 días después de que se multiplicaran extrañamente las mascarillas para puertos)… se dio otra orden para adquirir mascarillas para ADIF (el gestor ferroviario)

En este caso, otros cinco millones de mascarillas por otros 12 millones y medios de euros.

Y la auditoría señala el llamativo descontrol en torno a 1.100.000 mascarillas que no se sabe si llegaron a su destino.

Tres cargos de Transportes aseguran que Koldo (asesor entonces de Ábalos y objeto de las alabanzas de Sanchez como el último aizcolari socialistas y tal) se presentó, en una ocasión en medio de aquellos días locos de la pandemia, con dos palés en el ministerio con unas 25.000 mascarillas.

¿Usted ha visto la acta de recepción de esas mascarillas? Pues los que han hecho la auditoría tampoco. Y eso que, repetimos, hay tres cargos de Transportes que han asegurado haber sido testigos del momento “Aizcolari Koldo llegando con palés al ministerio”.

Es importante señalar que la auditoría señala que las decisiones se tomaban, literalmente, “a nivel ministro o su gabinete”.

Y lo peor, lo que más aleja a Ábalos, a Koldo, al PSOE y al gobierno de la teoría de que “bueno, en aquellos días locos se contrataba cualquier cosa al tuntún, fruto de la desesperación”, es que también se habla de otras compañías que ofrecían el material más barato (en ocasiones hasta 40 céntimos menos por mascarilla) y sus ofertas se desecharon sin la debida argumentación técnica.

Como si Solcuiones de Gestión hubiese tenido la suerte de que su proveedor tuviese, a su vez, más suerte que otros proveedores a la hora de convencer al ministerio de Transporte para colocarle su material.

Claro, esto deja en muy mal lugar al gobierno y al PSOE aunque, con este movimiento, el gobierno y el PSOE pretendan que todo recaiga en Koldo y en ÁBALOS.

El antiguo hombre fuerte del sanchismo que, recordemos cómo comenzó a esquivar las balas cuando saltó el caso Koldo.

Ábalos empezó haciéndose el loco se marchó el grupo socialista y se pasó al mixto, al ver que el PSOE empezaba a hablar mal de él. pero ahí se quedó la cosa. Ahí se quedó, hasta ahora.

Porque ayer, en declaraciones a El Mundo, Ábalos lanzaba un disparo al aire asegurando que no hay precedentes de que un gobierno del mismo signo político que haga algo así, “Ni siquiera lo hice yo con el PP. Esto me provoca incomprensión. Lo que tenga que venir, vendrá”.

¿Y qué puede venir? Pues el propio Ábalos ha dejado caer lo mismo se le acaban las maneras caballerosas que ha tenido con su antiguo partido durante estos últimos meses. Como dando a entender que podría apretar el botón nuclear de empezar a votar en contra de las iniciativas del PSOE en el Congreso que es ya lo que le faltaba a Sánchez.

Que Ábalos o tiene muy complicado lo ve cualquiera y que resulta llamativo que siga sin haber sido citado a declarar en sede judicial, también.

Pero no nos engañemos, el PSOE está haciendo algo que es, por cierto, muy propio de los Calvinistas y Luteranos: eso de la transferencia de la culpa.

La capacidad de desdoblarte y tejer un discurso en el que tú, que puedes estar salpicado por algún tipo de remordimiento, te las apañas para contar las cosas desde fuera de manera que al final parezca que la cosa no va contigo y que al pecador prácticamente ni lo conoces.

“Yo hago la auditoría” yo me sorprendo de lo que han hecho yo ejerzo de brazo ejecutor de la justicia anunciando que fulmino a esta gente y al que era mi carne y mi sangre (porque era mi secretario de organización y lo que hizo lo hizo como mi secretario de organización y ministro) ahora lo llamo “el ministro”.

Y no dicen “el ministro que pasaba por ahí y que nosotros no conocemos de nada. COM” porque les queda muy largo. Si no, lo dirían.

Pero ha tardado seis meses en cargarse a su número tres en el ministerio y a un jefe de ADIF. Y seis meses en lanzar un verdadero cañonazo, repetimos: a la voz del sanchismo contra la corrupción y pieza clave en la llegada de Sánchez en el poder.

El papelón de Sánchez, que se presentó en nuestras vidas como el adalid de la lucha contra la corrupción, teniendo ahora tantos casos de presunta corrupción abiertos silbándole en las orejas. es un papelón.

Nada está sustanciado judicialmente; es verdad. Pero ya tenemos un ministerio teniendo que echar, seis meses después, a dos altos cargos y dejando en la picota al que fuera un pez muy gordo del Sanchismo.

Es una más de las muchas balas que Sánchez va a tener que esquivar a partir de septiembre.

A algunas de ellas, como la crisis migratoria o el cupo catalán, les prestaremos atención en esta mañana de lunes.

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