Capitán García, que evaluó los daños del avión de Air Canadá: "Estamos ahí para derfenderles"
Ni da ni se da importancia, el piloto del F-18 que comprobó los daños del avión con más de 130 pasajeros, asegura que "es su trabajo"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El distintivo, la enseña del Ala 12 del Ejército del Aire tiene un lema: 'No les busques tres pies al gato', ellos hacen misiones, algunas arriesgadas y otras no tanto, pero todas destinadas a proteger a la sociedad como todo el mundo pudo ver el pasado lunes cuando un F-18 del Ala 12 de la Base de Torrejón de Ardoz se puso a la altura del AC837 de Air Canadá para evaluar los daños que el aparato tenía en su tren de aterrizaje y en uno de sus motores.
A bordo de ese F-18 iba uno de los pilotos del Ala 12, el capitán Roberto García Macías de 32 años, que no contaba entre las labores de ese día hacer esta misión. Pero mientras preparaba los vuelos nocturnos, que tendría que hacer más tarde, su superior, el coronel Jerónimo Domínguez, le dio la orden. Y mientras todos vimos un hecho extraordinario, el capitán García solo llevaba a cabo una misión, como las de siempre, como las de cada día, "nos lo dicen nuestras familias que no damos importancia a las cosas, pero esto es como cuando un cirujano salva la vida a alguien, la primera vez será importante, las siguientes... Desde el Ala 12 es lo que intentamos hacer, pero no solo yo, los mecánicos, los armeros, para ellos también es normal".
En 'Herrera en COPE', el joven capitán ha contado como realizó las fotografías al vuelo canadiense, "llevamos una cámara que es capaz de sacar imágenes a mucha velocidad, pero el otor día no teníamos tiempo y decidí sacarlas con mi teléfono móvil" y bromea al recordar que tuvo que coger el móvil, eso en carretera, le decía Jon Uriarte, hubiera sido multa si te ve la Guardia Civil, pero "como nosotros somos la benemérita del aire lo tenemos más sencillo".
No todo es humildad, si de algo presume el capitán del Ejército del Aire es de preparación física, "me saca una sonrisa cuando dicen que los pilotos de F1 aguanta un 3 o 4 G (la fuerza G es la aceleración con que caen los cuerpos), nosotros aguantamos un 7 1/2 G y a veces hasta 9 G, hay que estar en forma. Es multiplicar tu peso por siete, si tu brazo pesa 10 kilos es como si tuvieras que mover 70 kilos encima de él. Por eso los aviones van equipados con un sistema que nos permite no movernos de la posición en la que estamos cuando estamos combatiendo a esa velocidad".
Preparación física y todo estudiado para que no falle nada. "Quien no tiene un rumbo, cualquier viento le es desfavorable. Pues esto es igual, todo tiene que estar muy bien preparado, muy estudiado. Una misión de una hora y media, con la preparación suelen ser cinco horas".
Si te preguntas por qué los pilotos de aviones de guerra son tan jóvenes, esta es la respuesta, "un piloto de combate cuando vuela más es de Teniente y Capitán, es decir nada más salir de la Academia hasta que asciende a Comandante. Son unos 10-12 años que es lo que llamamos nosotros, un piloto operativo. Una vez que asciendes a Comandante puedes ser Jefe de Escuadrón si tienes suerte, pero ya haces cosas más burocráticas".
¿Cómo se ve el mundo, el cielo desde un avión de combate? "Los primeros años estás tan concentrado en hacerlo bien, en poner en práctica lo que has estudiado en el simulador, lo que has estudiado y no te da tiempo; luego con el paso de los años, como ya controlas más las misiones tienes ratitos que sí los disfrutas, los paisajes, ver Madrid de día o de noche. Ayer volvía de una visión y la imagen era espectacular, es un privilegio".
De momento, el capitán García Macías no se plantea ser piloto comercial, "cuando se es piloto, se es piloto en general, como soy piloto de combate me es más fácil pilotar un avión de combate que uno comercial".
Algo sí ha cambiado en la vida de este joven militar, piloto de combate, piloto del Ala 12 del Ejército del Aire, que ahora le conoce mucha gente, "gracias por difundir nuestro trabajo para que la gente conozca que estamos ahí para defenderles", así sin más, sin buscar tres pies al gato.