El drama de Unai: ludópata desde los 15 años, obligado a cambiar para siempre por lo que le dicen sus padres
Este joven ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para relatar de qué modo logró salir de la adicción al juego que sufría
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El 30% de jóvenes, entre 15 y 17 años, han apostado alguna vez en juegos de azar. Y según el ministerio de Consumo, cerca del 15% de ellos, desarrolla problemas con el juego. La ludopatía, en concreto, es una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos de jugar apostando dinero.
Detrás de todas estas cifras, siempre hay nombres, miles de nombres. Este lunes, en 'Herrera en COPE', damos voz a la historia de Unai.
Unai tiene 26 años y entró a una sala de apuestas por primera vez cuando tenía 16. Era menor de edad, pero nadie dijo nada. A los pocos meses, empezó a ir solo. Tampoco preguntaron.
Fue pasando el tiempo, y cada vez había más deportes a los que apostar y más rincones a los que sacar dinero. Unai Garma, sin haber cumplido sus 20 años, se había quedado solo. Sin darse cuenta, se había cumplido en un ludópata.
Recuerda que su primera apuesta fue con 15-16 años. Desde la inocencia y el desconocimiento, tanto él como sus amigos lo veían como algo para pasarlo bien.
Ya en el instituto, estaban en el recreo y aprovechaban para jugar. Cree que le enganchó "el pensar que podría ser dinero fácil. Yo como amante del deporte creía que eso iba a ser fácil para ganar dinero".
Unai, cuando cumple los 18 años, y se siente en la libertad, ya empieza a apostar solo. "Al final, empiezas apostando los fines de semana, luego entre semana y más adelante empiezo a ir antes de ir a la universidad o a entrenar. Era lo que me motivaba en mi día a día".
Asegura que el control para acceder a este tipo de salas es un poco difícil. "Es fácil apostar y escaquearte de que te pidan cualquier cosa", cuenta en los micrófonos de 'Herrera en COPE'. Este chico no trabajaba e iba pidiendo dinero a amigos y tiraba de la paga para gastárselo en juego. Pero fue más allá. "Robaba de una hucha que teníamos en casa. Uno se busca las triquiñuelas. Necesitas dinero y vas a hacer cualquier cosa para conseguirlo". Escucha aquí la entrevista completa.
"No estaba tranquilo conmigo mismo", cuenta Unai a Alberto Herrera
Hay un momento en el que saca todo el dinero que tenía ahorrado en una cuenta. Sus padres ahí fueron conscientes. Contó a su padre que lo había usado para apostar. "Me dijo que no lo volviese a hacer y no le hice mucho caso. Después del verano, volví a apostar".
Unai a todo lo que tenía acceso se lo gastaba. "Robaba dinero en casa y, al final, no es tanto la cantidad que apuestas, sino todo lo que te pierdes. Yo no dormía. Tenía apuestas por la noche y no era consciente. No estaba tranquilo conmigo mismo".
Llega el mes de diciembre y ya les cuenta todo el problema que tiene. Y ahí, su madre le planteó dos opciones: "o te dejas ayudar o no pintamos nada aquí. Buscaron una asociación para hacer una rehabilitación e hice terapia con una psicóloga especialista". A este chico le sirvió y, el primer día que entró a la terapia grupal, coincide con el día de su cumpleaños. Ahí se dio cuenta de lo grave de su problema.
El peor momento para un ludópata, concluye, es cuando "estaba solo en casa en la cama. Noches de estar llorando todo el rato, angustiado por si se enteraban mis padres. Cuando pierdes todo el dinero que tenías, se te cae el mundo encima. Me metía en rincones para que no me viese la gente".