Palomares: 57 años después del mayor accidente nuclear de la Guerra Fría
'Herrera en COPE' habla con el propietario de uno de los terrenos contaminados de Palomares y con un experto sobre este accidente nuclear
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¿Te imaginas vivir casi 60 años sabiendo que al lado de tu casa, en tus tierras o en tu municipio hay material radiactivo? Pues así viven los vecinos de Palomares desde el 17 enero de 1966. Ese día, la tranquila pedanía de Cuevas de Almanzora registró el mayor accidente nuclear de la Guerra Fría: un bombardero y un avión cisterna de Estados Unidos colisionan durante un repostaje en pleno vuelo. Dos de las bombas nucleares que portaba el B-52 fueron recuperadas. Las otras dos, aunque afortunadamente no detonaron, dispersaron su carga de plutonio por toda esa zona de Almería.
Se trata de un desastre sin precedentes. Y, sin embargo, tan solo dos meses después, el régimen franquista da por finalizada la limpieza de toda basura radiactiva con el famoso baño de Manuel Fraga.
Hoy, 57 años después de ese accidente nuclear en Palomares, se estima, sin embargo, que hay 34 hectáreas contaminadas, o lo que es lo mismo, 50.000 metros cúbicos con plutonio. Y justo ahora el gobierno de España le reclama a Estados Unidos que se lleve ese material a su país. ¿Qué dicen los vecinos de Palomares? ¿Se llevará a cabo, por fin, la limpieza definitiva de una zona que lleva casi 60 décadas estigmatizada por la amenaza de la radioactividad?
El mismo año que cayeron las cuatro bombas nucleares, en 1966, nacía en Almería Atanasio del Haro. Hoy con 57 años Atanasio es el heredero de una de las 44 parcelas contaminadas, que, según explica, "es una propiedad familiar. Está afectada una parte, que es la parte superior de la finca. Por unos estudios, se entiende que el sentido del viento que hubo ese día pudo hacer que el depósito radioactivo se extendiera más allá de dónde cayeron las bombas".
Esta propiedad de Atanasio y de sus familiares está dentro de las 40 hectáreas que fueron valladas en el 2017, cuando se descubrieron altos niveles de radioactividad. El compromiso era que serían descontaminadas y les serían devueltas. Pero no ha ocurrido ni una cosa ni la otra.
Es más, se van a quedar sin ellas. Y, como suele decirse, por cuatro duros. Y es que hace dos años, en el año 2021, el gobierno inició la expropiación forzosa de los terrenos contaminados, algo más de 34 hectáreas. Una decisión que los vecinos no acaban de entender. "Ahora nos quieren hacer una expropiación de carácter de urgencia, no está explicado ni tiene sentido. Porque si no lo hicieron hace 57 años, ¿qué hecho ha provocado ahora que se dé un procedimiento de urgencia para expropiar?", añade Atanasio.
Lo que defienden desde el gobierno para esta expropiación forzosa es que siendo propiedad del Estado será más fácil el control y también la limpieza de la zona. Sin embargo, los vecinos ya no se fían: tan solo 6 de los 44 propietarios afectados han aceptado la oferta. Atanasio es uno de ellos."Ahora esperamos el abono de las indemnizaciones correspondientes", aclara.
Unas indemnizaciones que no acaban de llegar ni tan siquiera para los que, como Atanasio, han aceptado la oferta. A punto de cumplirse seis décadas del terrible accidente, los vecinos afectados siguen sin una solución, y con la herida sigue abierta. Atanasio cuenta que "esto es como un daño permanente. Es como revivirlo constantemente y todo esto hace que la herida no se cierre".
Y con esa herida aún abierta, como nos ha contado Atanasio del Haro, uno de los vecinos afectados, llega esta semana la noticia de que España reclama a Estados Unidos que se lleve las tierras contaminadas. Su destino sería el desierto de Nevada, donde hay un almacén de material radioactivo. ¿Lo verán nuestros ojos? El periodista, colaborador de COPE Almería y autor del libro 'Palomares en los Papeles Secretos de Estados Unidos', Rafael Martos, cuenta en 'Herrera en COPE' que "darle una respuesta a eso es bastante complicado después de 57 años. Lo que sí es cierto es que durante todo este tiempo, aunque no haya salido mucho en prensa, las conexiones han sido permanentes. Cada vez que hay un nuevo gobierno en Estados Unidos, el primer tema que toca con el Gobierno de España es el plutonio de Palomares y, cada vez que hay un gobierno en España, lo primero que hacen es hablar con Estados Unidos sobre esto. Es una constante".
¿Por qué la gente no quiere hablar 57 años después?
No quieren hablar, "más que nada, por la estigmatización que hay sobre ello. Hay que tener en cuenta algunos datos. Por ejemplo, hasta hace no muchos años ni siquiera tenían acceso a la información sanitaria que les correspondía (...) A eso hay que añadirle el tema de los terrenos, que se está hablando de 44 hectáreas. Pero, hay que recordar que en esos papeles se habla inicialmente de 588 acres, es decir, una barbaridad. Además, muchos de esos terrenos eran terrenos de labor (para el cultivo). Todo eso lleva como una especie de mancha, sobre todo el producto que pueda salir de una zona tan agrícola como esa".