Nacho Abad da todas las claves sobre los dos crímenes aparentemente inconexos cometidos en 3 meses en Madrid
Los dos crímenes apuntan a una mujer como autora de los hechos. Ella era dueña de una tienda de estética en Madrid
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Hoy hemos hablado, como cada miércoles, con Nacho Abad. En concreto, de una mujer que presuntamente en un plazo de 3 meses ha cometido 2 asesinatos.
"Brutal. 29 de agosto de 2021. Madrid. Encuentran un cadáver en el Cerro del Murmullo, una ladera ubicada en Vallecas. No tiene dedos ni dientes porque alguien ha querido que no sea identificado. 27 de noviembre de 2021. Tres meses después. Calle Sierra Toledana en Madrid. Unos vecinos que oyen a otro vecino pedir ayuda y socorro. Acude la policía y la puerta está cerrada con pestillo por dentro. Cuando consiguen abrir la puerta se encuentran al vecino muerto en el suelo. Le han dado tal paliza que ha fallecido."
Así ha empezado Nacho Abad analizando en COPE estos dos sucesos. "Son dos crímenes que, en principio, no tienen nada que ver entre ellos".
El primer crimen: un marino muy ejemplar, "pero con sombras"
El primero, el de la persona semicalcinada. "Es muy difícil identificarlo. Era un hombre que venía habitualmente a España, un marino mercante de 63 años". Este trabajaba en una empresa de hidrocarburos, y estaban muy contento con él. Pasaba largas temporadas en el mar y en la empresa estaban muy contento con él. Cobraba 7.000 euros al mes y era un trabajador ejemplar.
Aunque tenía algún que otro problema, pues tenía deudas con Hacienda y no podía cobrar directamente su sueldo. Así que se lo pagaban a nombre de otra persona, y esa persona se quedaba un porcentaje. Le iban timando sus “amigos” e iba conociendo a nuevas personas, a través de las cuales iba cobrando su sueldo, "menos el 20 por ciento del porcentaje que se quedaba Hacienda por sus deudas".
Una de estas personas a las que conoció se llama María Jesús, una mujer que tenía vinculación con el mundo de las drogas. Esta mujer fue a recogerle al aeropuerto el 26 de agosto "y se fueron a su tienda de estética", contaba el periodista. Se supone que allí "le asfixia y le mata, y al cabo de unos 3 días, envuelto en una cortina de baño, lo mete en el coche de un amigo y lo traslada y lo tira en el Cerro del Murmullo". Ahí le prende fuego, pero una vecina ve el humo y llama a la policía.
Una de las investigaciones trata de averiguar si fue ella la que realmente mató al hombre de 63 años. "La policía cree que sí", sentenciaba el criminólogo.
El segundo crimen: el dueño de una inmobiliaria
Pero en el segundo caso, llegan a la casa y se lo encuentran muerto. "Le habían robado la caja fuerte. Había guantes, bridas, cuerdas, cinta aislante... El caso se conoce como el caso de la etiqueta, porque a los ladrones se les olvidó tirar la etiqueta de uno de los productos. “Bazar 0,75” marcaba el precio", ha explicado Nacho en los micrófonos de 'Herrera en COPE'.
Consiguieron identificar el bazar chino donde habían comprado todo. A través de ese bazar chino recuperan las imágenes. Vieron quién compró todo. Acabaron desmontando la trama.
Explicaba Nacho Abad que acabaron identificando al hombre hallado muerto en su piso, y era dueño de una inmobiliaria. Y una extrabajadora suya era María Jesús, la de la tienda de estética, "fue la que compró todos los productos en el bazar chino". Ella se presentó con dos matones en la casa de la calle Sierra Toledana, y le golpearon para conseguir la clave de la caja fuerte, pero no lo consiguieron. "Pero le dieron tal paliza que tuvieron que arrancar la caja", ha matizado el periodista. "Él murió por los golpes".
La relación: una denuncia por acoso
Encontraron que una trabajadora de la inmobiliaria y su marido le habían encargado a María Jesús el crimen, que había contratado a su vez a dos matones. Cuando la detienen y revisan sus antecedentes, se dan cuenta de que esta mujer había denunciado al marino mercante por acoso en 2018. "Entonces se dan cuenta de la relación y empezaron a buscar pistas", proseguía Nacho Abad.
Se dieron cuenta de que ella fue la última persona que había visto con vida al marino mercante y le acusaron también de su asesinato.
Cuando llegó a la cárcel, les dijo a las mujeres presas que estaba ahí por blanqueo de capitales. "Pero su noticia y su cara se ha hecho pública, y ella, asustada, se ha acogido al artículo 75.2 que significa básicamente quedarse en la celda sin contacto con las demás presas", ha contado Nacho.
Ni las nuevas tecnologías, como la de rastrear los teléfonos móviles, van a hacer que desaparezcan los crímenes. Nacho Abad ha contado una anécdota argumentándolo.
"Hay un asesino que comentó un día: si entierras a una persona por debajo de los tres metros, los perros no lo huelen. Por eso, que un crimen sea descubierto o no depende de más cosas que los avances tecnológicos", concluye.