Andréy Kordochkin, sacerdote ortodoxo ruso: "Tengo que guardar, a cualquier precio, la unidad de la comunidad"

El deán de la catedral ortodoxa rusa de Madrid analiza en 'La Linterna de la Iglesia' cómo han vivido sus fieles, formada por rusos y ucranianos, el primer año de guerra en Ucrania

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Andréy Kordochkin, sacerdote ortodoxo ruso: "Tengo que guardar, a cualquier precio, la unidad de la comunidad"

Redacción Religión

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El 24 de febrero de 2022 supuso un antes y un después para muchas personas. No nos terminábamos de creer lo que estaba ocurriendo. La invasión rusa de Ucrania sorprendió a más de uno… Un año después, la guerra continúa. El compromiso ecuménico se hace cada vez más necesario en el camino del diálogo que conduzca hacia la paz. Pero las relaciones entre el Vaticano y el Patriarcado Ortodoxo de Moscú, son difíciles. El patriarca Kirill de Moscú siempre ha justificado la invasión rusa. Algo que también ha chocado con la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.

Quienes no entienden de guerra, pero si de fraternidad y de paz, son las personas que integran estas comunidades. Un ejemplo lo tenemos cerca, aquí en España. En la catedral de Santa María Magdalena de Madrid, perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Rusa, acuden rusos y ucranianos. Se trata de un espacio de convivencia. Al frente está Andrey Kordochkin, deán de esta catedral, sacerdote ortodoxo ruso que desde el comienzo de la guerra se ha manifestado públicamente en contra, volcándose en apoyar ese espacio de convivencia, como ha explicado en 'La Linterna de la Iglesia'.

Kordochkin ha asegurado que "heridas tenemos todos, y hemos pasado de una forma muy dura el sufrimiento del pueblo ucraniano, pero también del pueblo ruso, porque los cambios en la sociedad rusa en el último año son brutales. Hay muchos rusos que están fuera de su país, por ejemplo en España, pero también los que están dentro, que ya no perciben al Estado ruso como 'su casa'".

El sacerdote se manifesto desde el primer momento en contra del conflicto, lo que le ha generado problemas dentro de la Iglesia Ortodoxa Rusa: "Tuve algo de presión de Moscú, pero nosotros en España nunca hemos posicionado a nuestra comunidad. Canónicamente, pertenecemos al Patriarcado de Moscú pero, al final, somos una comunidad local. No transmitimos la agenda de ningún gobierno. Ni ruso, ni ucraniano ni ningún otro. La comunidad que tenemos no es una comunidad rusa. Está compuesta, en más de la mitad por ucranianos, pero también tenemos rusos y gente de otras poblaciones. Y yo tengo que guardar, a cualquier precio, la unidad de nuestra comunidad. Esto se puede hacer solamente si ningún miembro está privilegiado o discriminado. Estoy tratando de cumplir mi deber, guardando la paz y el bien de todos los fieles".

"Yo, en primer lugar, siento que pertenezco a la Iglesia de Jesucristo. Él es la única Cabeza de la Iglesia. Pero lo que no tenemos los ortodoxos es la doctrina de la infalibilidad, así que para nosotros la voz del patriarca es importante, pero también la voz de la Iglesia sufriente de Ucrania, de los obispos, de los sacerdotes, de los laicos... es importante. Por eso yo tengo que vivir todo este tiempo con esfuerzo, porque yo no veo este conflicto como la Iglesia institucional en Moscú. No somos un partido político y la voz de cada uno es igualmente importante".

El sacerdote ortodoxo reconoce que, en este año de conflicto ha habido algunos momentos de tensión en la comunidad: "Hay tensión, pero no agresión. Nosotros hemos tenido algunas pérdidas por ambos lados. Hemos perdido algunos ucranianos que no son capaces de venir a una iglesia del Patriarcado de Moscú, donde su nombre está conmemorado en los oficios litúrgicos, pero también tuvimos pérdidas de personas que no están de acuerdo con mi visión del conflicto. No obstante, no podemos olvidarnos de los más de 150.000 refugiados ucranianos que han llegado a España y, muchos de ellos, han entrado a formar parte de nuestra parroquia. Hay cierta tensión y división, pero estamos hablando de algo más profundo que una división entre rusos y ucranianos. En la comunidad tenemos muchos rusos que están absolutamente en contra de la línea del Gobierno ruso, pero tenemos algunos ucranianos que son absolutamente prorrusos y están convencidos de que su país está siendo liberado".

Ese espacio de convivencia que el padre Kordochkin ha construido en su parroquia es casi un milagro: "No es fácil, porque de un lado nosotros tenemos que explicar a las personas que vienen a la iglesia las razones espirituales por detrás de lo que está pasando, pero por otro lado tampoco podemos convertirlo en un sitio con agenda política. Cuando hacemos cualquier forma de oración por la paz en Ucrania, es importante que la oración no puede ser una manifestación geopolítica".

Para el sacerdote ruso, el ecumenismo tiene un papel clave en la resolución del conflicto: "Puede tener sus momentos difíciles cuando hay comunidades religiosas que están transmitiendo no solamente su agenda, sino también la agenda de los gobiernos. Y, en este sentido, yo creo que Ucrania también es un país vulnerable, porque ahora mismo hay una presión inmensa por parte del Estado en la vida religiosa. Cuando las autoridades seculares intentan controlar la vida religiosa es peligroso. También en el aspecto ecuménico, porque está siendo utilizado como un instrumento para promover la agenda de los gobiernos. El diálogo es importante, pero tiene que ser sincero y transparente, y no lo es cuando las Iglesias están manipuladas por sus gobiernos".

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