En 'La Linterna de la Iglesia'
Conoce la historia de Cristina, la misionera que afronta el coronavirus en el corazón de Angola
La misionera ayuda a las mujeres de Lobito a empoderarse a través de un centro de promoción femenina, pero el coronavirus no les está poniendo las cosas fáciles
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Cristina es misionera en Lobito, una de las ciudades más pobladas de Angola. Lleva allí desde el año 2016, y junto a otras compañeras recorren los barrios más empobrecidos llevando bajo el brazo el Evangelio. En el barrio de Compao, Cristina ayuda a las mujeres que trabajan en el mercado. Entre puestos de fruta, carne, carbón o ropa, las misioneras han levantado una escuela de alfabetización.
La mayoría de mujeres son analfabetas y se ven obligadas a trabajar de sol a sol para sacar adelante a sus familias. "La actividad principal es la alfabetización, porque muchas de ellas por problemas, la guerra civil que hubo en el país... tuvieron que abandonar la escuela para cuidar de la familia. Muchas de ellas no consiguieron llegar a un nivel educativo", explica la misionera.
Cristina les ayuda con clases de cálculo y escritura para favorecer su inclusión social. Es una manera de acercarse a sus realidades personales. Pero la pandemia ha afectado a todos y muchos proyectos han quedado paralizados debido a la crisis sanitaria. La escuela del mercado ha sido destruida. El Gobierno dio la orden de desalojo para evitar contagios. Entraron las máquinas y ahora solo queda un solar.
Esto afecta tremendamente a una población en la que 3 de cada 4 personas viven de la economía sumergida, especialmente las mujeres que han visto como su actividad quedaba paralizada. "Son familias que no cuentan con ahorros para hacer frente a este tipo de situaciones. Lo que trabajan en el día es con lo que comen al día siguiente", señala Cristina.
No es fácil ser mujer en Angola. A esto se le añade la dificultad de estar confinado y aceptar el distanciamiento social cuando lo que tienes que hacer es buscar alimento para tu familia. Pero Cristina es optimista, y trabaja con sus compañeras incansablemente. Poco a poco van retomando algunas actividades.
Ahora toca formar a la gente para que puedan responder ante la pandemia. “Uno de los principal el objetivos es que ellas puedan trasladar en casa y en sus actividades, las medidas, como son el lavado de manos, el uso de la máscara... entender lo que es el virus y que tengan herramientas para hacer frente a esta crisis", afirma la misionera.
Gracias a la generosidad de muchas personas, Cristina y sus compañeras están siendo capaces de responder a este enorme desafío. Están convencidas que juntos, con fe y confianza, saldremos más fuertes.