Irene Pozo: "Hay muchas Lunas en el mundo. Muchas personas que ven en el otro un ser humano, un igual"

Hoy toca hablar de una imagen. Una foto de la que muchos han hablado. Algunos con insultos, otros en apoyo y defensa de un acto humano, del calor de un abrazo. Un abrazo de consuelo, de acogida, y de acompañamiento… Un abrazo que es medicina para el alma.

La foto, ya sabrás, es la de la voluntaria de Cruz Roja que abraza a una de las personas recién llegadas a la Playa del Tarajal, en Ceuta.

Sin fuerza, totalmente roto, envuelto en lágrimas, con la mirada perdida… una mirada que probablemente Luna, esta voluntaria de tan solo 20 años, nunca olvide… El joven fue devuelto a Marruecos poco tiempo después sin que nadie pudiera evitarlo.

La imagen recorrió las redes sociales como la pólvora. En poco tiempo, amenazas e insultos llevaron a Luna a cerrar sus redes sociales. Pero su gesto ha sido reconocido por muchos. Porque Luna, sin pretenderlo, ha dado una lección al mundo. La humanidad de un abrazo. La acogida de la que nos habla el Papa.

Yo he sido muchos años voluntaria de Cruz Roja, algo que comenzó con la edad de muchos de los muchachos que andan ahora por las calles de Ceuta. Creo que por entonces ya me acompañaba la vocación de ayudar a las personas en cualquiera de sus circunstancias. Los principios humanitarios de esta institución se juntan hoy con esos verbos que el Papa Francisco recuerda constantemente: acoger, proteger, promover, integrar.

Este hecho vuelve a poner sobre el tablero la cuestión migratoria. No se cuánto durará… Pero ojo, cuántos intereses generados, cuántos muros levantados… y cuantos sueños quebrados. Porque al final es eso lo que se nos olvida, que jugamos con la vida y el futuro de tantas personas que un día tuvieron un sueño…

Hay muchas Lunas en el mundo. Muchas personas que ven en el otro un ser humano, un igual. Por todas ellas, hoy quiero alzar la voz y decir: Gracias Luna.