Julián Herranz, en 'La Linterna de la Iglesia: "Reducir la Iglesia a un partido político es un crimen"
El cardenal español reflexiona junto a Irene Pozo sobre los pontificados de Benedicto XVI y Francisco, protagonistas de su último libro: 'Dos Papas'
Roma - Publicado el - Actualizado
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"Reducir la Iglesia a un partido político es un crimen". Así de claro se ha mostrado con Irene Pozo el cardenal Julián Herranz (Baena, Córdoba, 1930) en 'La Linterna de la Iglesia'. El purpurado es uno de los cardenales más longevos del Colegio Cardenalicio y lleva al servicio de la Santa Sede durante seis pontificados.
El autor de Dos Papas. Mis recuerdos con Benedicto XVI y Francisco (Ediciones Rialp) también ha valorado la novedad que supuso la elección de este último: "El primer latinoamericano que es elegido Papa. Y, además, sucediendo a un germánico, un latino puro como Francisco. Con lo cual eso también es una novedad notable, no solo por la diferencia de caracteres, que es evidente, sino también porque la misma forma de concebir el ejercicio del Ministerio de Pedro, de pastor universal de la Iglesia, es distinta a la de un académico o la de un pastor que le gusta estar entre las ovejas.
El cardenal cuenta que la idea de plasmar todos estos recuerdos en un libro nace de dos personajes, que le pidieron que continuara contando recuerdos de su servicio a los Papas. Y también de un polo, que llevaba un político europeo, en el que decía 'Mi Papa es Benedicto, no Francisco'. "Eso era la personificación de la tentación de muchos políticos, que tienden a politizar lo religioso, a tirar de la chaqueta en un sentido o en otro. A la derecha, Benedicto; a la izquierda, Francisco. Es una forma caricaturesca de entender lo que es la Iglesia. Es maltratar dos pontificados tan ricos de ejemplaridad de vida y de magisterio. Reducir la Iglesia a un partido político es un crimen. Jugar con los valores que están por encima de la dialéctica política es un contrabando de ideas", explica Herranz.
El caso Vatileaks, uno de los momentos más delicados de su carrera
El cardenal Herranz fue uno de los tres cardenales elegidos por Benedicto XVI para investigar la filtración masiva de documentos confidenciales del Papa. Entre los tres, elaboraron un informe cuyas conclusiones fueron presentadas de forma exclusiva a Benedicto: "Todo el mundo quería saber si teníamos datos tan gordos para haber movido al Papa a renunciar. No era así. Las conclusiones eran del Papa y solamente podía darlas a conocer si él lo consideraba oportuno.
"Durante el precónclave tuve que hablar a los otros cardenales, que esperaban de nosotros una información, para tranquilizarles y decirles que las conclusiones las tiene el Papa emérito y las reserva para dárselas a su sucesor. Pero ninguna de ellas puede poner sombra de que pueda ser elegido alguno de los aquí presentes", recuerda.
El cónclave fue adelante y el propio Papa Benedicto resolvió todas las dudas con una frase que el cardenal Herranz refleja en su libro: "'Ha sido una decisión difícil, la he tomado con plena conciencia y creo que he hecho lo correcto. Algunos de mis amigos, un poco 'fanáticos', están todavía enfadados y no han querido aceptar mi decisión. Pienso en las diversas teorías conspirativas que han surgido a continuación. Hay quien dice que ha sido por culpa del escándalo Vatileaks. Hay quien dice que ha sido un complot del lobby gay. Otros dicen que se ha debido al caso del teólogo conservador lefebvrianos Richard Williamson. No quieren creer en una decisión tomada conscientemente. Pero yo tengo la conciencia en paz'. Es inútil hacer teorías, especulaciones... el interesado dice por qué lo hizo".
El cardenal Herranz también ha contado en 'La Linterna de la Iglesia' cómo vivió él la histórica renuncia al Papado de Benedicto XVI: "Benedicto XVI era hombre que, grandes sorpresas no daba, porque era meticuloso, ordenado... se sabía más o menos cómo las cosas tendrían que ir. Y, en ese sentido, me sorprendió mucho. Por lo tanto, era inesperada la cosa. Pero como médico me di cuenta de que se notaban los años. Con el tiempo la edad de las personas se ha alargado. Pero lo que no se ha alargado es la capacidad psicofísica de la persona, sobre todo cuando tiene que gobernar una institución, la más grande del mundo, y tener la mano en un timón, la Barca de Pedro, que está sacudida por una cantidad de problemas de todo tipo que llegan".
La relación con los 'Dos Papas': "Cada uno con su estilo; junto es el Evangelio de Cristo"
"Dudo que esa contraposición entre Benedicto XVI y Francisco haya existido. Durante 10 años he visitado con frecuenta a Benedicto en el monasterio donde estaba y hemos hablado con sencillez siempre, pero jamás le escuché ningún comentario o juicio poco respetuoso respecto al Papa Francisco, y viceversa", explica el purpurado.
El cardenal Herranz recuerda un día histórico, el día de los cuatro Papas, cuando Francisco presidió, en presencia de Benedicto XVI, la canonización de san Juan XXIII y de san Juan Pablo II. Ese día, tras besar el altar, Francisco se dirigió al lugar donde estaba Benedicto y se fundieron en un abrazo con el aplauso cómplice de la Plaza de san Pedro.
"Días después le comenté a Francisco que me había emocionado el abrazo y que el pueblo estaba contento de ver que se abrazaban. Y me dijo 'te tengo que decir una cosa: yo lo utilizo como el abuelo en una familia. Una riqueza de archivo, de memoria, me da unos consejos estupendos, conoce muchas cosas que se me escapan, le pregunto cosas... y él siempre me dice su parecer, con mucha humildad, pero cuando yo le digo 'entonces, usted, ¿qué decisión tomaría ante esto?' 'Ah, no', me contesta siempre. 'El Papa es usted. Usted es el que tiene la gracia de estado para tomar la decisión''", cuenta el purpurado.
Cuestionado por la respuesta que la Iglesia debe dar a los retos que presenta el mundo de hoy, el cardenal es muy claro: "Ser fiel a la misión que ha recibido de su fundador, que es evangelizar el mundo. Los dos Papas, cada uno a su modo, con su estilo, cada uno subrayando en su magisterio un punto u otro... uno, la fe; el otro, la caridad; uno, el valor de la verdad que hay que buscar; el otro, el valor de la misericordia que hay que ejercitar. Todo eso, junto, es el Evangelio de Cristo, no es otra cosa. Y la está sintetizando el Papa Francisco en una cosa que a mí me parece central: que Dios es nuestro Padre y es un Padre infinitamente misericordioso. Ese es el gran mensaje del Evangelio".
El cardenal Herranz también ha valorado la continuidad en el pontificado de los seis Papas a los que ha servido: san Juan XXIII, san Pablo VI, el beato Juan Pablo I, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Precisamente, de este último ha señalado que es "la caridad. El amor al prójimo, el mandato nuevo. Y va al encuentro, como Cristo, de los más necesitados. Pone en acto esas obras de misericordia. Jesucristo no era comunista ni socialista, ni peronista, como algunos de esos que quieren tirar de la chaqueta a Francisco. Pero hay una encíclica estupenda, Veritas in Caritate, de Benedicto XVI. El Papa de la derecha. Hasta qué punto se ve cómo es intelectualmente una cosa ridícula y cómo los cristianos tienen que evitar que a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Romana y Apostólica la quieran convertir en un partido político, de derecha o de izquierda".
El Sínodo o su experiencia junto a san Josemaría Escrivá de Balaguer, entre los temas de la entrevista en 'La Linterna de la Iglesia'
El cardenal Herranz también ha afirmado que el Sínodo de la Sinodalidad es "como un punto de llegada del proceso que se inició con el Concilio Vaticano II. Me encantó una cosa, que es la cosa más importante del Concilio Vaticano II: subrayar la Iglesia como Pueblo de Dios y promover el laicado. Los fieles laicos tienen también, dentro de la Iglesia, unos deberes y unos derechos que cumplir. Es algo que estaba en los decretos del Concilio, en los cánones del Código... pero poco en la realidad de la Iglesia. Con ellos no se ha contado mucho. Con el Papa Francisco se ha querido dar a eso el peso real de la realidad sacramental de la Iglesia".
Sobre san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, el cardenal Herranz ha asegurado que a él le hizo un cambio que fue "definitivo". "Un día me encontré con este sacerdote joven que me hizo encontrar a Cristo. Y fue flechazo. Me enamoré de Él. Me cambió totalmente la vida. Luego, los 20 años pasados a su lado... ha sido vivir al lado de un santo, lo cual exige, sobre todo, tener una docilidad al Espíritu Santo, dejarte llevar por lo que él enseñaba", ha afirmado.
Preguntado sobre cómo le gustaría ser recordado, el cardenal Julián Herranz ha dicho, con una sonrisa, que no sabe "si alguien se va a acordar de mí. Se suele decir 'un hombre santo, una santa mujer'... Yo, como santo no soy, pues no me van a recordar así, pero si alguien me recuerda, diría que como un enamorado, porque lo soy y quiero morir siéndolo", ha concluido.