Una jugadora de fútbol de Valencia manda un Whatsapp tras la DANA con una idea que acaba salvando 500 vidas

Expósito cuenta la historia de Alba Arévalo y el Sporting Benimaclet y la bonita iniciativa tras la devastación por el temporal

Varias personas colaboran en las labores de limpieza en Aldaia, Valencia
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Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El paso de la DANA por Valencia ha sido devastador, más de 200 vecinos han perdido la vida y miles de familias han visto como sus casas se inundaban y sus coches desaparecían. 

Tras el desastre, la gente se volcó a ayudar: las palas y los cepillos coparon lo que hacía unas horas eran las calles y sótanos de las viviendas. Fue entonces cuando los miembros del equipo del Sporting Benimaclet de Valencia se dieron cuenta de una labor que todavía nadie estaba haciendo, como contaba Expósito este jueves en los micrófonos de La Linterna.

Expósito vblg

Jorge Miralles

Ángel Expósito

La idea de una jugadora del Benimaclet

El Sporting Benimaclet es un modesto equipo de fútbol de un barrio de Valencia. Es un club autogestionado que entrena en el único campo de tierra que queda en toda la ciudad. Cuando la DANA arrasó Valencia, hablaron de no quedarse de brazos cruzados. Alba Arévalo, una de las jugadoras, tuvo una idea.

“Pensamos que la manera en la que podíamos ayudar de alguna forma en esa situación era ceder nuestras instalaciones para poder venir aquí con las personas que estaban rescatando animales de los refugios, protectoras que estaban destrozados por el paso del agua y de los tornados”, explica la propia Alba en los micrófonos de La Linterna. “Esas instalaciones fueran un punto de referencia en Valencia de fácil acceso donde gestionar las acogidas temporales o donde pudieran llegar con todos esos animales rescatados”, añade.

Varios voluntarios en el campo de fútbol de Benimaclet

Europa Press

Varios voluntarios en el campo de fútbol de Benimaclet

Un mensaje de Whatsapp

Desde aquel momento, los balones dejaron de rodar por el campo que se convirtió en un centro de rescate y cuidado de animales. La iniciativa se difundió por grupos de WhatsApp y claro, vecinos y voluntarios se presentaron dispuestos a echar una mano.

Recuerda Alba que lo que empezaron a hacer fue organizarse “como por grupos” en los que detectaban las zonas rojas donde había necesidad de rescatar animales y, desde ahí, “personas voluntarias lanzaban esos transportes a rescatar perros, gatos, hurones, conejos, tortugas...”, cuenta la joven a Expósito en COPE.

A la iniciativa se unieron voluntariamente veterinarios, etólogos y adiestradores caninos. Tenían mucho trabajo por delante y muchos animales a los que salvar y, sobre todo, buscar un nuevo hogar. “En un primer momento comenzamos con las protectoras o refugios que veíamos y que teníamos acceso y sabíamos que estaban destrozados”, explica la jugadora de fútbol. “Pero también, en un segundo momento, empezó a correrse la voz y empezamos a recibir rescates de animales perdidos por las calles o los barrizales de los pueblos que había arrasado la DANA”.

500 vidas salvadas

Al campo llegaban animales que habían vivido todo tipo de situaciones; la mayoría de ellas dramáticas. Por eso necesitaban atención y cuidados con urgencia. “Se les asignaba un padrino o una madrina para que los pasearan por el campo y se relajaran”, como explica la joven que, aclara, “se les ha hecho todo un chequeo veterinario por veterinarias voluntarias completamente”.

Dos mujeres atienden a un gato en el campo de fútbol de Benimaclet

Europa Press

Dos mujeres atienden a un gato en el campo de fútbol de Benimaclet

Así, en caso de notar o percibir alguna patología de mayor gravedad “se derivaba a centros o clínicas veterinarias que, de manera voluntaria, se ofrecieron a que deriváramos estos animales”. Desde que comenzaron con la iniciativa, por el campo han pasado más de 500 animales a los que han ayudado. Esta operación de rescate exigió llevar un registro.

“Nosotros hemos hecho un registro de todos los que estaban chipados, de esos se ha ido llamando de primeras a todos los humanos, pero claro, muchos habían perdido sus teléfonos, otros directamente no han podido contestar por las circunstancias, otros habían perdido la vida... Entonces tenemos que hacer ahora ese seguimiento de todos esos 500 animales”, concluye Alba.

Un perro junto a una voluntaria del campamento solidario de animales en el campo de fútbol del CF Sporting Benimaclet

Europa Press

Un perro junto a una voluntaria del campamento solidario de animales en el campo de fútbol del CF Sporting Benimaclet

Y es que, con ayuda de otros voluntarios consiguieron digitalizar todos los datos que iban recopilando; así, la acogida resultó más sencilla. La gente que ha participado en el proyecto, todos de forma altruista, ha tenido que ir aprendiendo, según surgían los problemas, porque ninguno era profesional.

Sandra Cervera, una de las voluntarias, reconoce que, aunque el valor humano es hermoso, también es “duro”. “Es duro porque nos hemos encontrado ante situaciones muy, muy, muy complejas, gente muy nerviosa, personas que lo han perdido absolutamente todo y yo tengo amigas que lo han perdido todo. Y había que gestionar emocionalmente el estado de estas personas y al mismo tiempo también el rescate de esos animales que son los olvidados”.