Luis del Val: "Ser rebelde no es ser un matón, es señalar la arbitrariedad y los abusos y luchar contra ellos"
El maestro Luis del Val, reflexiona sobre el ascenso de la violencia en las aulas por parte de los alumnos a los profesores
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Soy un huido, un huido de la enseñanza. Pero he estado, como todos, en la trinchera de los pupitres y también en el estrado, desde donde se imparten las clases, y tengo la clara idea de que en la escuela y en el bachillerato se aprenden muchas cosas, pero la educación se imparte en el seno de la familia. Mi padre no me explicó nunca lo que era una fanerógama, ni un anacoluto, ni que la mosca era un díptero, pero me enseñó el orgullo de la dignidad, y que el fracaso no es tener unos ingresos modestos, sino comportarte como una mala persona.
Mi madre desde los cuatro años me enseñó a leer. Supongo que los pedagogos modernos la querrían meter ahora en la cárcel. Y aprendí de ella otras dos cosas que parecen insignificantes pero que para mí son muy importantes y no las olvido. Pedir las cosas por favor y dar las gracias cuando te conceden lo que has pedido.
Ni los internados ni los colegios de élite educan de verdad, completamente. Lo más que hacen es impartir disciplina y ya es mucho, pero ningún menor de edad educado en la ortodoxia en el seno de una familia se enfrenta a un profesor y ningún padre con capacidad de educar pide al niño que le acompañe para amenazar al educador.
Mis padres me enseñaron buenas formas y cortesía en el trato cotidiano y rebeldía ante las injusticias. Ser rebelde no es ser un matón, es señalar la arbitrariedad y los abusos y luchar contra ellos. Y educar es fundamentalmente acostumbrar al educando en las frustraciones, no evitarlas o impedirlas, porque se madura emocionalmente, no cuando no te caes, sino cuando te caes y te levantas.
Y siento decirlo, pero si su hijo es violento con los profesores, no es un problema de su hijo, es un fracaso del que los padres son los responsables.