Los tres rasgos que deben ponerte en alerta para identificar a una persona adicta a los conflictos: te perjudica a tu salud mental

Estos individuos suelen generar unos altos niveles de estrés y malestar en sus entornos más cercanos 

Jara Muñoz

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Hay personas que se encuentran cómodas dentro del conflicto. Seguro que tu también te has encontrado alguna vez con alguien así. Gente que parece que buscan la discutir en cualquier situación o que saltan con el mínimo comentario para enzarzarse en un debate. 

Puede que los hayas encontrado en tus círculos de amistades, dentro de tu propia familia, con tu pareja o, incluso,  en ambientes de trabajo. En cualquiera de estos casos resulta muy complicado convivir y compartir espacios con ellos, ya que parecen estar en un permanente estado de alerta.

Muchas veces tratar con ellos se convierte en una tarea complicada, ya que da la sensación de que cualquier paso en falso podría provocar que la conversación explotara en una discusión.

¿POR QUÉ DISCUTEN?

Como explicaba la neuropsicóloga Aurora García Moreno en 'La Linterna', las persona que buscan el conflicto con relativa continuidad pueden ser pacientes vulnerables, con una falta de madurez o como consecuencia de sus experiencia vitales.

Esto quiere decir que su forma "peculiar" de relacionarse puede venir de dos cosas principalmente: de lo que han visto y aprendido de personas de su entorno y/o de que son personas vulnerables que se sienten amenazadas.

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Dos personas enfadadas sentadas en un sofa

En el caso del aprendizaje, suele tener que ver con experiencias de la niñez. Esta etapa es crucial para el desarrollo de las habilidades sociales y la forma en la que nos relacionaremos de adultos. Por eso "si un niño aprende de sus padres que mediante el enfado resuelven los problemas, pues así lo va a hacer en un futuro", comentaba la neuropsicóloga.

También esta la opción de que ase sientan amenazados. Esto hace que no sean capaces de controlar sus impulsos y por eso "interpretan todo como una amenaza y acaban proyectándolo en los demás". Estas personas pueden mostrarse exigentes y "no aceptan errores porque tienen una baja tolerancia a la frustración".

De esta manera, cuando reciben por ejemplo un comentario sobre su trabajo o cómo están llevando a cabo una tarea, por ejemplo, se despiertan en ellos "muchos conflictos internos que no resuelven adecuadamente" por que no son capaces, tal y como ha indicado la doctora. Esto les lleva a proyectar la "mala gestión consigo mismo", de la que habla la neuropsicóloga, en las personas de su entorno.

PERFIL DE UN ADICTO AL CONFLICTO

Hay algunas características que suelen manifestar este tipo de personas que entran constantemente en discusiones. Aurora García Moreno señala que "son muy impulsivas y se dejan llevar por la ira".

También suelen tener "un pensamiento muy absolutista" que, como comenta la neuropsicóloga, tiene que ver con no ser capaces de llegar a una reflexión sobre lo que se está discutiendo. Es decir, estos perfiles son incapaces, o les resulta muy complejo, empatizar con los demás y ver el resto de perspectivas como válidas.

La experta explica que "algunas de estas personas pueden tener un trastorno de la personalidad" y que las consecuencias para su entorno pueden ser muy negativas ya que "generan altos niveles de estrés y tensión".

"DESENGANCHARSE" DE LAS BRONCAS

Aunque estas personas no pueden considerarse realmente "adictos" a nivel clínico, la neuropscióloga explica que lo que sucede en su cerebro podría producirles algún tipo de dependencia.

El cerebro, uno de los órganos más apasionantes del cuerpo humano

Lo primero que hay que entender es que la amígdala es una parte de nuestro cerebro que se encarga de vigilar por si vienen amenazas, como una especie de centinela. Hay que recordar que este órgano siempre vela por nuestra "supervivencia".

Cuando este tipo de personas del que hablamos se sienten amenazados por el entorno, ya sea por heridas o por que han aprendido que el mundo le hace daño, la amígdala segrega noradrenalina. Cuando esta se produce en grandes cantidades "prepara al cuerpo para atacar o huir", explica la especialista.

Por este mismo subidón, hay personas que pueden volverse adictas a esta sensación. La psicóloga matiza que "por lo tanto serían las dosis de noradrenalina lo que haría a las personas adictas y no el conflicto en sí".

LA CURA

Dejar atrás esta sensación de ataque constante es posible. La doctora García Moreno puntualiza que "cuando se mire hacia adentro dejando atrás esas experiencias y esos traumas que ha podido sufrir en un pasado para que le permita crecer, desarrollarse" estas personas podrán ser capaces de manejar el conflicto de una manera saludable y buena para sus relaciones.