Se cumplen cuarenta años de la llegada del Guernica a España
Su llegada a Madrid dejaba clara la apuesta decidida de los españoles por la reconciliación y por dejar atrás un pasado trágico.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se cumplen cuarenta años de uno de los momentos inolvidables de la transición a la democracia. Hablamos de la llegada del Guernica, de Pablo Picasso, a Madrid. Una de las obras de arte más relevantes del siglo XX -quizás la más importante- y la que mejor simboliza los dramas y horrores de toda una era, llegaba a España, camino de su destino final, hoy en museo Reina Sofía.
El exilio del cuadro había sido una de las alegorías más elocuentes nuestra historia reciente; su llegada a Madrid dejaba clara la apuesta decidida de los españoles por la reconciliación y por dejar atrás un pasado trágico.
Una historia que nos lleva a 1937. El lunes 26 de abril la Legión Cóndor bombardeaba Guernica. Como cada lunes, se celebraba mercado en la localidad. El ataque ha pasado a la historia como el inicio del uso indiscriminado de bombardeos aéreos contra la población civil. Algo que ha definido tristemente mucho de lo peor de la historia posterior del siglo XX. El gobierno de la República encargaría a Picasso un cuadro de gran formato, que reflejase el drama de lo sucedido en abril. Comenzaba a tomar forma la obra de arte político más importante del siglo XX.
Tras ser exhibido en Paris, la peripecia del Guernica le hizo recorrer distintas ciudades europeas, antes de su traslado a Nueva York. Durante años permanecería en el MoMa. Picasso se opuso a que el cuadro se trasladase a España mientras no existiese en nuestro país un régimen democrático. Murió en 1973 sin ver complicó su sueño, y con una cierta polémica abierta sobre el propietario último del cuadro.
Sea como fuere, la España en Transición empezó pronto la lucha para ver al Guernica venir a España. Años de negociaciones con la galería neoyorquina que acogía el cuadro, con los herederos de Picasso, y con las autoridades estadounidenses, todo al albur de los sucesos españoles. Sólo pocos meses antes del viaje a Madrid del Guernica, el 23F puso en riesgo los logros aun frágiles de la Transición.
Finalmente, en una aventura emotiva, hace cuarenta años, el Guernica -en secreto- viajaba a España en vuelo regular de IBERIA. Terminaba su andadura, como soñó Picasso en el Museo del Prado, aunque aún en 1992 vería un último viaje. Esta vez al Museo Reina Sofía. A la vuelta de la esquina. Para ser el corazón de uno de los mejores museos de arte contemporáneo, y con su historia, símbolo de la capacidad de los españoles de sobreponerse a los peores fantasmas de su historia.