"Asistimos al refugio de Edmundo González, que en su país era, o es, hombre muerto; y no exagero"

El nombre propio del día es Edmundo González Urrutia. Presidente electo de Venezuela, ganador de las elecciones en Venezuela, refugiado político en España. Edmundo González Urrutia es un presidente fuera de su patria.

Pocas veces una noticia tiene las dos caras de la moneda tan nítidamente. Por un lado asistimos al refugio de un hombre que en su país era, o es, hombre muerto. Y no exagero.

Pero, por otro, asistimos a una vergüenza de nivel mundial. A una dictadura patética que sobrevive y aguanta entre las medias tintas del resto del mundo. Entre las medias tintas del Gobierno de España.

Por un lado hemos hecho lo que se debe, que es salvar la vida de Edmundo González Urrutia, pero por otro, seguimos sin reconocer por complejo y cobardía la verdad de ese régimen repugnante, infecto, de ese narcoestado.

Los próximos al Sanchismo (que ya empieza a ser otro régimen en torno al líder supremo ¡Oh! Amado líder) argumentan que las medias tintas se deben a los intereses de empresas españolas en Venezuela, al deber histórico de mediación para encontrar una salida diplomática al caos.

Como yo no soy diplomático y como no tengo intereses empresariales en Venezuela puedo contar lo que he visto y vivido allí.

Aquello, ante nuestra cobardía occidental, es el mayor éxodo actual en el mundo. Ni la guerra de Siria, ni Ucrania, ni Oriente Medio, el éxodo de Venezuela continúa. Venezuela continúa desangrándose y el régimen chavista les empuja. Y sus socios, príncipes o amigos miran hacia otro lado de una manera inconfesable.

Nuestro Rodríguez Zapatero es el ejemplo perfecto. "Mi príncipe" (como le llama Delcy Rodríguez) es el ejemplo perfecto de cómo se sostiene una dictadura gracias a coleguitas repartidos estratégicamente por el mundo.

Y eso, mientras las venezolanas se prostituyen en las fronteras para comprar jabón o pañales, mientras venden su pelo, mientras los caminantes se multiplican por las carreteras de Colombia o la selva hacia Brasil.

No nos olvidemos de Venezuela.

En referencia al líder ¡Oh! Amado líder Pedro Sánchez en el Comité Federal del sábado pasado. Me niego a dejarlo pasar como si tal cosa.

El presidente del Gobierno soltó una perla ante sus súbditos que, si la dice otro (u otra), se lía parda: lo de fascista, dictador, ultraderecha... Se queda corto.

Sánchez dijo ante SU Comité Federal que el Gobierno avanzará como sea en la "agenda progresista", "con o sin el Poder Legislativo".

O sea, con o sin el Parlamento.

Se cree el Rey Sol, nombra a al ministro Escrivá gobernador del Banco de España como Franco nombró a Navarro Rubio. Cree que el Parlamento son las cortes orgánicas franquistas con procuradores nombrados a dedo por Su mismísima Sanchidad.

Y lo peor, los presentes aplaudiendo al líder supremo. Ya lo decía Teresa Ribera: “Somos perros”.

¿Te imaginas que eso lo escupe Díaz Ayuso, Feijóo o Abascal?.

Pero él es progresista y reformista y la "crack" obnuvilada: "¡Qué moreno!, ¡Qué sonrisa! ¡Qué andares! Es el puto amo", que diría Óscar Puente.

El Gobierno seguirá aunque sea sin el Parlamento pero con el Partido. O sea, sin leyes democráticas (porque no le salen los números) pero en el poder, cuando Kim Jong Un, Maduro, el régimen castrista, los Ortega en Nicaragua, Putin y Xi Jinping.

Sinceramente, no creo que se haya vuelto loco. Lo que creo es que es así.

¡Ah! Y mi posdata:

La reina Letizia se ha reunido este lunes con representantes de la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (adELA), ante los que se ha comprometido a “dar visibilidad” a esta enfermedad neurodegenerativa incurable con el fin de que haya una mayor sensibilidad en la ciudadanía.

A esos enfermos quiero brindar esta posdata. Como reconocimiento a su lucha, a su inmensa fuerza, a su coraje y a sus ganas de vivir.

La asociación adELA ha reiterado ante la Reina el llamamiento a los partidos políticos para que aceleren la tramitación de la proposición de ley sobre la ELA que empezó a debatirse en el Congreso en marzo de 2022. Y que sigue en un cajón.

Dos años ya... y ni caso a los enfermos de ELA por parte de nuestra política.

Ni caso a miles de enfermos y a los científicos que estudian ese drama, cuando estos no paran de luchar, de agarrarse a la vida y de darnos una lección constante a todos nosotros.