"Ni Berlanga u Ozores se habrían sacado de la chistera una semana parlamentaria como esta"
Expósito analiza el panorama político español de esta semana después de volver de Auschwitz
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Acabamos de aterrizar, venimos de Auschwitz, de Cracovia. Acabamos de estudiar, de aprender, de intentar transmitir lo que hemos sentido en el mayor campo de exterminio de la historia de la humanidad.
El lunes se cumplen 80 años de la liberación de Auschwitz-Birkenau. El mundo entero estará mirando hacia Polonia, con un ojo en los actos del aniversario y con el otro, una de dos, o mirando hacia la cercana frontera de la guerra con Ucrania, o mirando hacia los judíos descendientes de las víctimas del Holocausto, o hacia Israel.
En fin, volvemos de un viaje interesantísimo en lo profesional y en lo personal, con la memoria llena de imágenes y sensaciones. Pero oye, es hacer Cracovia-Frankfurt, Frankfurt-Madrid y ¡zas! Otra vez te empotras con la inenarrable, por absurda e increíble, actualidad española.
Ponte en mi lugar. De uno de los más importantes capítulos de la historia del mundo, a Puigdemont. De estar a pocos kilómetros de la frontera de Ucrania, a los juzgados de Madrid. A ver cómo te explico con este cuerpo nuestra escopeta nacional.
Cerramos una semana intensa, dejémoslo ahí. Cuando no, una semana para el ridículo. Otra. Chapuzas, excusas, mentiras, chanchullos. Parece de cachondeo. Ni Berlanga u Ozores se habrían sacado de la chistera una semana parlamentaria como esta. Y no te digo una semana judicial así.
Uno. Su inmensa sanchida. De vender la moto en el foro de Davos, en una de estas les enseña su tesis doctoral, a pisar Valencia, pero un ratito, y solo la delegación del gobierno. En los dos meses de salir por patas de Pai Porta, menudo es él, no ha vuelto a pisar, ¿qué digo a pisar? A oler el barro ni de lejos. A su infinita sanchidad no le grita ni le silba nadie.
Dos. De los juzgados al Congreso. Sí, bueno, en el caso de José Luis Ábalos es al revés, del Congreso, del Congreso al Tribunal Supremo. Lo que nos vamos a divertir, José. De los juzgados de Plaza Castilla al Palacete para el PNV en París. Del juzgado de Badajoz a Waterloo. Del Supremo a las amenazas de Super Jolly Divina de la Muerte.
Tres. El representante legal de Telefónica le dijo al juez que Begoña llegó a la compañía gracias a un amiguete de la casa, amigo del grupo Prisa, de la familia. Y sigue goteando Aldama, claro. Y la agenda apestosa de Koldo. Y me vienen a la cabeza las fotos personalísimas de Ábalos que guardaba el propio Coldo. ¿Te acuerdas?
Cuatro. ¿Cómo era aquello? Hemos ocultado tres momentos estelares del personaje.
Cinco. La fiscalía hecha añicos, por los suelos. Desde la mismísima cúpula y el rey soltando otros soplamocos ante Bolaños y el fiscal general. Sobre la independencia del poder judicial, para Bolaños, y sobre la ética de jueces y fiscales, para Álvaro García Ortiz. Una independencia que el propio ministro de Justicia humilla cada vez que puede. Una ética que el fiscal general de su gobierno le resbala.
Seis. Puldemón tirando de la manta, sin límite y sin vergüenza. Chupándose la vida padre en un casoplón de Waterloo, huido de la justicia, chantajeándonos en la cara y el gobierno cediendo y cediendo.
Siete. Qué espectáculo esta semana la ley ómnibus. Un tutum revolutum de pensiones, abono transportes, cesiones al País Vasco y Cataluña, salario mínimo, los coches eléctricos, sin el menor sentido del decoro. ¿Le dan igual los pensionistas, los del transporte? Eso sí, yo en Falcon y en Superbuma.
Ocho. El resto de socios. El PNV a lo suyo, Bildu dando curro a los Etarras, Podemos aplaudiendo a Maduro y Superyoli, divina de la muerte, o las súbditas de Pablo a codazos.
Nueve. Y Errejón. Esta semana hemos vuelto a ver al alumno aventajado de Monedero y a su denunciante. Qué espectáculo.
Y diez. Esos sindicatos. UGT y comisiones obreras dispuestos a ir a la huelga a favor del gobierno. ¡Qué valor, qué coraje! ¡Viva la lucha de la clase obrera! Eso sí, a los parados que les den y a los trincaos y condenados en la UGT de Andalucía, pío, pío, que yo no he sido. Ni un euro han devuelto.
Y mi postdata. Cerramos una semana que ha servido de recuerdo del Teniente Coronel Blanco, por los 25 años de su asesinato y por los 30 años del asesinato de Gregorio Ordóñez.
El otro día coincidí con María Sangil y me alertó de que entramos en un periodo en que casi todos los días habrá un aniversario redondo. Porque toca recordar aquellos años de plomo con cada una de las víctimas de ETA. Porque siguen llorando mientras sus asesinos, o casi, son socios del gobierno.
En fin, termino como empecé. Sinceramente, el lunes miraremos hacia Auschwitz. Se acercan los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial con esa sensación de que parece que no hemos aprendido nada. Y con la gran paradoja: Auschwitz fue liberado hace 80 años por el ejército soviético de Stalin y Putin será el gran ausente por su guerra imperialista contra Ucrania. Al ladito, precisamente, de Auschwitz.