Expósito: "Cuando una venezolana me pidió dos dólares a cambio de sexo"

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"Son las ocho, las siete en Canarias.

Enseguida vamos con la penúltima del pesado de Torra, con la visita de Otegui a Puigdemont, con las elecciones legislativas en Estados Unidos, el  nuevo decreto ley sobre el impuesto a las hipotecas... Ahora me quiero detener en lo dicho por Iñigo Errejón sobre Venezuela y los venezolanos. Y si me apuras, sobre todo, en las venezolanas.

Recuerda, Iñigo Errejón durante una entrevista en The Clínic, de Chile: “Yo creo que ha habido importantísimos avances (en Venezuela). En Venezuela la gente no hacía tres comidas al día. (…) Se han hecho drásticos avances en conseguir que la gente tenga acceso a la salud pública, que tenga acceso educación pública y gratuita... (…). Yo conozco centros de salud donde te hacen una radiografía gratuita que antes no se podía pagar”.

Este pasa por ser el moderado, el más listo y negociador... cuando en verdad es el que dijo y mantiene lo de “Chávez vive, la lucha sigue”.

Voy a intentar no calentarme en exceso porque exploto. Me supura la herida, me repugna la demagogia. Estoy deseando volver a ese puente Simón Bolívar para gritar cómo viven esos venezolanos. Cómo se prostituyen esas venezolanas por comida y pañales para sus hijos.

Hasta entonces, Errejón, escucha chavalote. Sin más comentarios, por ahora, escucha a gente con la que hace unos meses yo junto a mis colegas Sergio, Elena y Rubén, estuvimos en Cúcuta. En aquel puente.

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Y luego, si puedes, repite lo de la sanidad de Maduro y la idiotez esa de las tres comidas al día.

Nada más pisar Colombia hablé con  Doris. Es venezolana pero gestiona una tienda en la frontera. El jabón, los tampones y las compresas están en vitrinas bajo llave de seguridad, con alarma. Son el artículo de lujo más preciado.

A vueltas con la sanidad... en el hospital de Cúcuta, me encontré con  Albert, un pediatra venezolano. No te imaginas la humanidad de este médico, la pena y la rabia de sus ojos. El orgullo de poder ayudar a sus compatriotas.

En aquel puente, con aquel ruido de los ruedines que no podré olvidar en ni vida, hablé con una mujer, una chica que huía literalmente de su Patria. Toda su vida,su vida entera la llevaba en una troller y una mochila. 

No pudo contener las lágrimas. No me atreví a preguntarle su nombre. Pero para lágrimas, las de Richard. Un ingeniero de la General Motors convertido en vagabundo. Un hombretón por las fotos de carnet, convertido en un homless, flaco, casi arapiento.

¿Cómo se puede hacer tanta demagogia? ¿Cómo se puede mentir tanto? ¿Cuánta pasta de verdad se llevaron o costaron los viajes a Venezuela de Pablo Iglesias, Monedero, Carolina Bescansa, Espinar y Errejón?

¿A que no hay "güevos" para decir lo de las tres comidas y la sanidad bolivariana? ¿A que no hay para decirlo en las dos orillas del puente Simón Bolívar?

¿Sabes qué? Allí, Albert el pediatra, Richard el ingeniero vagabundo, la chica de la maleta sin nombre o Doris la de la tienda, ¿sabes qué me decían constantemente? Decían “ ¿Podemos? ¿Monedero y Pabloiglesias? ¿Pero no os dais cuenta de lo que son, de lo que han hecho aquí?

Y resulta que aquí, Iñigo Errejón, Sánchez os ha regalado los ayuntamientos y las Comunidades Autónomas. Por el poder. Por política. Se vende por unos meses más en La Moncloa.

Errejón ha dicho que en Venezuela se come tres veces al día. Y se me repite la imagen de aquella chica que me cogió del brazo, me apartó y me dijo que por 2 dólares... me correspondía sexo oral. Por 2 dólares, detrás de un árbol, para comprar jabón o un paquete de frijoles".

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