Expósito: "Se cumple un año del inicio del mogollón: quiebras, ERTEs, EREs, ruinas, deudas y colas del hambre"

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Esta es la semana del "Hace un año que...".

Hace un año del Estado de Alarma, hace un año que comenzó a cambiarnos la vida, hace un año de los primeros muertos en cascada, del confinamiento, del teletrabajo, del cole en casa... Un año ya de una sarta de mentiras, de los colapsos de las UCI's, de los aplausos a las 8 de la tarde...

A partir de esta semana y durante todo 2021 se van a suceder los primeros aniversarios... de 100.000 fallecimientos. Aunque nos sigan mintiendo.

Por cierto, ya que estamos, se cumple un año desde el 8-M del año pasado. De aquel disparate. No olvidemos que de repente, justo al rato de acabar la manifestación con Irene Montero, Carmen Calvo, Marlaska, la esposa de Pedro Sánchez, Nadia Calviño... Al ratito, se dieron cuenta de todo. Así, de sopetón, había estallado la pandemia.

Ha pasado un año desde el 8-M del año pasado y hay cosas y discursos que no cambian.

Sinceramente, cada vez me molesta más seguir la agenda que marcan los políticos. Y si son políticos de quinta, ya ni te cuento.

Me niego a admitir lecciones de feminismo de quien es ministra por el único mérito de ser pareja de. Ni lecciones del que coloca a sus ex por eso, por ser exparejas. No se me ocurre nada más machista que bromear con azotarla hasta que sangrara o autodefinirse como macho alfa.

Por supuesto que queda mucho por igualar a mujeres y hombres. Pero una cosa es la igualdad y la justicia y otra la estupidez. Y el cinismo.

Y aquí hago un paréntesis. La UGT estudia cambiar sus siglas para llamarse UGTT. De Unión General de Trabajadores a Unión General de Trabajadores y Trabajadoras.

De aquellos de la Junta que se gastaban la pasta en prostitutas... Ni mú. De los 6 millones de parados, y los millones de paradas, mujeres, tampoco. Pero eso sí: ya somos UGT y T. Ya están salvadas e igualadas todas.

Y cierro el paréntesis. Y me cierro la boca para no decir lo que pienso ni cómo lo pienso.

En este año, he entrevistado a Margarita Salas y a Sonia, esa enfermera de la UCI. A Liliana, aquella soldado que dio el último adiós a tantos enfermos en el hospital Gómez Ulla. He admirado a esas trabajadoras de residencias de ancianos como Alicia y Olga. He pasado miedo junto a la Policía en el rescate de esas chicas esclavizadas en el centro de Madrid y no se me olvidarán jamás esas casi niñas acogidas, con sus bebés, por la Fundación Madrina.

Y ahora me vienen a hablar de feminismo de pancarta.

Por supuesto que queda mucho por avanzar. Pero por favor, lecciones de según quien... las justas.

Mira, esta mañana he echado un buen rato con ingenieras e investigadoras de CEPSA: Paloma Alonso, primera mujer en la historia en el comité de dirección, Pilar, Marta, Jennifer, Carolina y mi colega de la agencia EFE, Cati Arévalo.

Y los mensajes han sido claros:

1.- Queda trabajo por reivindicar, pero cabe ser optimista.

2.- Estamos ante un cambio de paradigma en el que se interrelaciona la sostenibilidad, el feminismo, la economía y la sociedad.

3.- El techo de cristal debe romperse de abajo a arriba y desde la dirección. Desde arriba hacia abajo.

4.- Esto es labor de todos y todas. ¡Ojo!, de TO DAS. Desde casa hasta el Consejo de Administración.

y 5.- La clave: lo más importante, la educación y la formación pensando en el largo plazo. Porque la igualdad es inexorable.

En fin, 8-M de 2021. Se cumple un año del inicio del mogollón. De las quiebras, los ERTEs, EREs, las ruinas, deudas y las colas del hambre. En este tiempo --solo un año-- se ha conseguido la vacuna (algo que ni soñábamos) y nos hemos hundido económicamente para muuucho tiempo.

Hoy estamos hablando mucho del 8-M, pero nos quedan otros trescientos días de este 2021 para intentar salir de ésta.

¡AH! Y MI POSDATA. No deberíamos olvidar algo que ha ocurrido desde el pasado viernes y que hoy ha terminado.

El Papa Francisco finalizó esta mañana su viaje a Irak. Y lo ha hecho con muchas imágenes para la historia: el aterrizaje en Bagdad, la misa en la tierra de Abraham, el encuentro con Al Sistani (el líder chiita), el vuelo sobre Karakosh...

Y la imagen entre las ruinas de Mosul. Una imagen bestial que parece más un escenario de The Walking Dead que una ciudad de verdad. Es la destrucción total.

Y creo que no deberíamos olvidar que allí, en Mesopotamia, Babilonia, en el valle del Nínive, entre el Éufrates y el Tigris, empezó todo. Allí nació nuestra civilización.

Como tampoco deberíamos olvidar que los malos siguen allí, que la yihad se expande por África (aquí abajo) y que ya han demostrado que están entre nosotros.

Seguro que hay un antes y un después del viaje de Francisco a Irak, pero haríamos muy mal, será un error fatal, si olvidamos que los monstruos permanecen.

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