Expósito: “¿Qué ha provocado el subidón de Vox? Ver a policías atrapados entre hordas de bestias en Cataluña”
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La cosa, políticamente también, se complica. Lo que hace poco más de un mes se presentaba para Pedro Sánchez como casi un paseo electoral, hoy, a tres semanas de las elecciones, el panorama no está para tirar cohetes.
Mira la cara del cliente de Iván Redondo ayer en ese ratito que estuvo en Barcelona.
Por cierto, no te lo pierdas, que para ese ratillo que estuvo en Barcelona, Sánchez movilizó el helicóptero de Moncloa a Torrejón; el Falcon de Torrejón a Barcelona, la comitiva de coches con los escoltas armados hasta los dientes, otra vez el Falcon Barcelona- Madrid, otra vez el helicóptero Torrejón-Moncloa y ya por la tarde... Ida y vuelta también en helicóptero de Moncloa a un mitin en Alcázar de San Juan.
Toma ya progresía, reformismo y transformación ecológica.
Como digo: la cosa se complica para esa presunta izquierda, pero es que para el centro, derecha y más allá, el tema tampoco se presenta muy fácil. Digamos que las sumas no dan y, si dan, lo hacen de aquella manera.
A saber...
Según las últimas encuestas, el PSOE de Sánchez no solo no sube, tampoco se mantiene, sino que baja en una tendencia muy evidente en las últimas semanas.
La violencia en Barcelona, el papel de Grande-Marlaska, Sánchez missing salvo para el postureo, y las perspectivas económicas hacen que mucha votancia piense: ¿con estos bueyes tenemos que arar?
Con un añadido: Sánchez no puede explicar (porque es injustificable) que ganó la moción de censura gracias a Puigdemont, a Torra a Junqueras. Y a Otegi. Y de aquellos barros... Estos lodos. Del huido y el supremacista, al fuego y a las barricadas.
Junto a Sánchez, sus socios preferentes: un Pablo Iglesias al que no le llega la camisa al cuello y un Errejón que es el ¡bluff! más grande de la historia política de España.
O sea, que si no es con indepes y nacionalistas, Sánchez, Iglesias y el súper bluff de las tres comidas diarias en Venezuela... Tampoco suman.
Pero vamos al otro rincón del ring electoral.
Todo indica que el PP de Pablo Casado sube en torno a un 50 por ciento sobre los escaños que obtuvo en las últimas generales. Y sube a costa, fundamentalmente, de Ciudadanos, que se la pega, siempre según las encuestas, irremediablemente.
Pero hete aquí que el tercero en discordia en este rincón también sube. Vox se alzaría con el tercer puesto entre los grupos del Congreso: PSOE, PP y Vox, por este orden.
El panorama seria así: los de Abascal por delante de Podemos y hasta de Ciudadanos... Siempre y cuando la suma resultara posible. Que hoy por hoy, todavía no lo es.
PP, Vox y Ciudadanos, ¿qué ocurriría entonces? Pues dos escenarios posibles:
1.- Que los de Abascal negociarán muy cara su entrada y apoyo a un gobierno de Pablo Casado. Y que Albert Rivera pasaría a ser un actor no ya secundario, sino terciario.
Ante lo que, escenario 2, Ciudadanos tendría que plantearse apoyar un Gobierno PP-Vox o apoyar a Sánchez con Iglesias.
Digamos que el bloque del centro a la derecha sería como en Andalucía, pero con un pedazo de matiz bestial: Vox y Ciudadanos permutarían sus segundo y tercer puesto.
Resumiendo mucho: Abascal podría pelear por ser vicepresidente con Casado. Y Rivera lo mismo, pero incluso con Sánchez, porque no veo yo al líder de Ciudadanos apoyando abiertamente a Vox.
¿Por qué llegaríamos a ese escenario? ¿Qué ha cambiado en el ambiente para que en muy pocos meses los de Abascal peguen tal subidón?
Muy sencillo: el procés que se les ha ido de las manos a todos. La vergonzosa violencia en las calles y la indignación que para el resto de España supone ver a cientos de policías atrapados entre esas hordas de bestias y el politiqueo tacticista de Sánchez.
Así que, como no veo a Rivera apoyando a Sánchez con Iglesias; ni a Rivera apoyando a Casado con Abascal, solo quedan dos soluciones.
O una gran coalición PSOE- PP- Ciudadanos o nuevas elecciones.
¿Apostamos?