Calvo Poyato: "Juana de Castilla tenía un sentido de estado extraordinario y dista mucho de estar loca"

Tras la muerte del Rey Enrique IV, conocido como "el Impotente", el destino de Castilla se veía envuelto en incertidumbre. Su repentino malestar tras una cacería en los bosques de El Pardo desencadenó una sucesión de eventos que marcarían una nueva era en el reino. En medio de la agitación, su hermanastra, Isabel de Castilla, aguardaba ansiosa su oportunidad de alcanzar el trono. Con la muerte de Enrique IV, y sin dejar más descendencia legítima que su hija Juana de Trastámara, apodada la Beltraneja, se desencadenó un conflicto sucesorio del que emergería victoriosa Isabel de Castilla, a pesar de haber sido desheredada previamente por el Rey.

En el programa de 'La Linterna' nos sumergimos en este fascinante periodo histórico, desde la muerte de Isabel en noviembre de 1504 hasta el fallecimiento de Fernando en enero de 1516. Guiados por el prestigioso historiador José Calvo Poyato y su último libro "El Rey Regente", exploramos los intrincados entresijos de una época marcada por la ambición, la intriga y el poder en la historia de España.

El enigma de Juana la Loca

"Isabel tiene una personalidad tal que su sombra es enormemente larga y se mantiene a lo largo de las décadas siguientes", afirma Calvo Poyato. La influencia de Isabel la Católica perdura incluso después de su muerte, marcando las decisiones políticas y sucesorias de la época. Agrega que, en su testamento, Isabel dejó claro que la reina de Castilla era su hija, Juana, lo que provocó un conflicto sucesorio del que saldría ganadora Isabel de Castilla, más tarde conocida como Isabel la Católica.

La presencia de Isabel se mantuvo constante en el prólogo y el proceso en que Fernando sobrevivió a su esposa, influyendo en las decisiones políticas de la época. El escritor sugiere que su reputación como una mujer enferma mental puede ser exagerada. Aunque tuvo momentos de destemplanza debido a la infidelidad de su esposo, Felipe el Hermoso, "Juana demostró tener un sentido de estado extraordinario en ciertas circunstancias, como durante la revuelta de los comuneros"

A pesar de su encierro en Tordesillas, Juana tomó decisiones políticas relevantes, como anular los nombramientos de Felipe el Hermoso y expulsar a los flamencos de Castilla. Su papel como reina de Castilla, aunque breve y marcado por la tragedia personal, dejó una huella en la historia de España.

La geopolítica de la regencia de Fernando el Católico

Fernando, a través de alianzas matrimoniales y una política exterior hábil, "sentó las bases del imperio español, que se extendería por Europa, África, Asia y América en las décadas siguientes".

Desde la expansión por el Mediterráneo hasta la consolidación de territorios en América, la política exterior de Fernando el Católico definió el rumbo de España como una potencia global. Su matrimonio político con Úrsula Germana de Foix fue un intento de romper una alianza entre su yerno, Felipe el Hermoso, y el rey de Francia, y asegurar la unidad dinástica de Castilla y Aragón.

Sobre la muerte de Enrique IV, Calvo Poyato señala que las crónicas históricas son controvertidas y difieren en sus relatos. Si bien algunos rumores acusaban a Isabel y Fernando de estar detrás de un posible envenenamiento, considera más probable que Enrique IV muriera de enfermedad. A pesar de las dudas sobre la autenticidad de su testamento y las disputas sucesorias que desencadenó, la muerte de Enrique IV marcó el inicio de un periodo de conflictos bélicos y rivalidades políticas que definirían el destino de España.