"Desde la infancia": Cuáles son los factores que construyen el perfil psicológico de los agresores sexuales
La psicóloga Aurora García Moreno ha analizado la situación de las víctimas afectadas por la ley del 'solo sí es sí' en La Linterna
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Desde que entró en vigor la ley del solo sí es sí, más de 55 condenados han visto cómo se han reducido sus penas y una docena han salido de la cárcel. Estamos hablando mucho de los agresores sexuales, de los años que pasarán en prisión, pero, ¿qué ocurre con las víctimas, con esas mujeres que ven cómo los hombres que les destrozaron la vida tardarán menos en disfrutar de su libertad?
Antonia vive en Granada y hace dos años fue violada por su marido. La amenazó con un cuchillo de 22 centímetros y después la chantajeó con quitarse la vida. Fue condenado a 13 años de cárcel y ahora la pena se ha quedado en 11. Hace unos días la escuchábamos en Mediodía COPE. Decía que para ella había sido un golpe muy duro. Como cada martes, la psicóloga Aurora García Moreno ha analizado la situación de las víctimas en ‘La Linterna’.
Hasta el momento, según la psicóloga “no existe un perfil único, son personas que tienen una vida muy normal”. Tras analizar los casos, se han podido observar una serie de características comunes como “que agreden para sentir poder”, explica. Por lo general, suelen tener carencias personales y dificultades para entablar relaciones personales. “Además, no encajan la frustración y la proyectan hacia la víctima, no les importa el daño que pueden ocasionar, solo quieren sentirse poderosos”, subraya la psicóloga. “Los agresores no piensan en las consecuencias de sus actos, ya que muchos han sido agredidos en su infancia y fueron sometidos a la situación”, explica.
¿Cuál es el impacto tras una agresión sexual? “Todas las víctimas sienten que les han invadido lo más íntimo de su persona”, explica. Tras esta situación se pasa por una serie de etapas, por ejemplo en la primera se encuentran en fase shock, confundidos o con miedo y bloqueo.
Según transcurren las horas son conscientes de lo ocurrido y reviven la vivencia, lo que posteriormente deriva en un trastorno postraumático. “En la última fase la víctima se enfrenta a un gran número de alternaciones emocionales como ansiedad, sueño y evitan acudir a un lugar similar al que se produjo la agresión”.
“Se sienten culpables”
Ante estas situaciones el entorno familiar y social más próximo, tiene un papel fundamental, ya que una agresión no afecta solo a la víctima, sino también a los familiares y parejas. “Por ello, el entorno más cercano forma parte del tratamiento psicológico, porque se sienten culpables por no haber sido capaces de proteger a su hijo, amigo o familiar”, explica. De tal forma que recurren a la ayuda psicológica para que la persona afectada pueda restablecer su equilibrio emocional lo antes posible.
Por último, la ayuda en estos casos es fundamental, pero “aún queda mucho a nivel psicoeducativo, lo cual es lo primordial”. La víctima necesita apoyo emocional y socialmente porque se culpabiliza por cómo va vestida o por estar fuera de casa altas horas de la noche. En cualquier caso debemos centrarnos en las víctimas y ofrecerles ayuda terapéutica.