El motivo por el que Zira, paciente de cáncer de mama, no es apta para el fármaco que era su última esperanza

La Linterna de COPE analiza el otro lado del cáncer y las dificultades económicas a las que tienen que hacer frente los pacientes "de su propio bolsillo" para tener calidad de vida

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El motivo por el que Zira, paciente de cáncer de mama, no es apta para el fármaco que era su última esperanza

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Según un informe realizado por la Sociedad Española de Oncología Médica, se prevé que en este 2023 se diagnostiquen cerca de 280 mil casos de cáncer. La buena noticia es que en los últimos 40 años la tasa de supervivencia se ha duplicado. Es un camino que supone, entre otras muchas cosas, afrontar decenas de complicaciones cada día. Cosas cotidianas como acceder a un préstamo, un crédito bancario o un seguro médico son muy difíciles cuando en un historial médico figura la palabra "cáncer". En cuanto al tratamiento, es cierto que la sanidad pública lo asume sin copago adicional. Sin embargo, los pacientes tienen que hacer frente a una batería de gastos adicionales que, sumados a la reducción de ingresos derivados de la baja laboral, suponen un reto añadido para las familias con menores recursos.

Para un enfermo de cáncer son obligatorios los viajes semanales al hospital, así como los traslados periódicos al centro de día o las visitas mensuales a las consultas de médicos especialistas, dependiendo de cada caso. Unos trayectos que son una de las partidas que más pueden notarse en el bolsillo. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer aseguran que solo sufragar las recomendaciones médicas indispensables pueden suponer al paciente unos 450 euros de media para ocho meses de tratamiento.

Los fisios o la ayuda psicológica son servicios dentro del tratamiento que muchos pacientes se ven obligados a pagar de su bolsillo. Afortunadamente, existen también asociaciones como la de Anémona, que lleva cerca de 21 años ayudando a todos aquellos que sufren esta enfermedad. A todo eso suma los gastos en cosmética y accesorios de belleza, como las pelucas o pañuelos, a los que gran parte de los afectados no quieren renunciar. El precio varía en función de los materiales y la longitud de la melena, pero la horquilla está entre los 280 euros y los 360 euros para las pelucas sintéticas y entre los 600 euros y los 1.500 euros para las pelucas de cabello natural.

El caso de Zira, 367 visitas al hospital y 8.000 euros en gastos derivados del cáncer

Zira Valle afronta la lucha contra su segundo cáncer de mama con gran fuerza y energía. Un camino que, desde mayo de 2021, le ha obligado a visitar el hospital hasta 367 veces y en el que ha tenido que desembolsar de su bolsillo unos gastos de cerca de 8.000 euros.

Zira, aunque con optimismo, habla claro sobre cuáles son los productos o servicios que no entran en la Seguridad Social y que tiene que pagar de tu bolsillo: “Estamos hablando de unos gastos para tener calidad de vida. Hay un deterioro físico y mental. Cosmética, cremas, protección solar, pelucas, pañuelos, fisios, deporte, nutrición... Es importante tener esta calidad de vida para poder afrontarlo porque el deterioro es muy grande”. Zira sufrió su primer cáncer con 43 años y, debido a uno de los tratamientos, su menstruación paró y entró en premenopausia: “No puedes tener relaciones sexuales y al igual que esto hay deterioro de huesos o dolores musculares. No conozco a nadie de mi entorno que esté pasando por esta enfermedad y que pueda permitirse ir a un balneario tres veces por semana, por lo que compras sal marina y te bañas en casa”. Aunque dispone de una psicóloga oncológica gracias a una asociación, el resto de gastos salen de su bolsillo.

Zira tuvo que afrontar un tratamiento que estuvo envuelto en polémica política. Cuenta en COPE lo que ocurrió: “Uno de los fármacos de mi tratamiento que era muy bueno para mi tipo de cáncer -que dentro de los cánceres de mamá es el que peor pronóstico tiene-, para mi sorpresa, el Gobierno no quería financiarlo porque era muy caro. Finalmente, el PSOE, bajo presión de las asociaciones, terminó aprobándolo en octubre y llega a los hospitales en diciembre”. Zira pensaba que ya podría disponer del fármaco, pero había condiciones: “En julio me diagnostican que estoy libre de la enfermedad y en diciembre tengo una recaída con metástasis y un mal pronóstico. Mi esperanza era el medicamento, pero tras 21 sesiones de quimio mi cáncer no responde y nos comunican que no soy apta para el medicamento porque tengo que estar en 'segunda y tercera línea' que en nuestro caso es estar medio muerta”.

Zira solicita al Gobierno realizar más campañas de prevención e invertir en investigación: “Al final vamos a tener una población enferma de cáncer. Sería mucho mejor que se cronifique el cáncer para poder seguir trabajando, tener una mínima calidad de vida y que la gente no se muera, básicamente”, sentencia.

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