La parte de un alimento cotidiano que puede servir para regenerar los dientes: "Solo tiene ventajas"
Jorge Alcalde explica en La Linterna que se trata de "un invento maravilloso de la naturaleza" capaz de hacer "crecer los dientes perdidos u otro tipo de huesos en el futuro"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A veces los avances más importantes los encontramos en objetos, en elementos que utilizamos de forma cotidiana. Por ejemplo, las cáscaras de huevo, que normalmente desechamos, tienen un potencial asombroso en la regeneración ósea y dental. Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC y Universidad de Navarra) ha revelado que estas cáscaras son un material milagroso debido a su estructura única, compuesta por fibras de colágeno, proteínas y carbohidratos. Este estudio sobre la cáscara de huevo es el ejemplo de cómo la naturaleza puede inspirar la innovación en la ciencia y hasta podría convertirse en un recurso invaluable para reconstruir el cuerpo humano.
Jaime Gómez, uno de los investigadores, apunta que su intención “era obtener nuevos biomateriales a partir de recursos naturales y entre ellos estaba la cáscara de huevo. La idea fue hacer un recubrimiento a partir de la membrana de la cáscara con apatito, un mineral que forma parte de nuestros huesos y dientes”. Los investigadores han trabajado durante más de dos años para crear un sistema de recubrimiento, analizarlo y estudiar sus propiedades.
La cáscara de huevo, clave en la regeneración ósea
Jorge Alcalde explica en La Linterna por qué la membrana de huevo es tan especial: “Es un invento de la naturaleza maravilloso: por fuera es duro e impermeable y por dentro es capaz de mantener la temperatura y suficientemente débil para que un polluelo pueda romperlo de dentro a afuera”. El divulgador científico detalla que esto es debido a que tiene dos partes muy diferenciadas: “Una formada por colágeno y proteínas propias del embrión y otra formada por carbonato cálcico que le da ese color más marrón o más claro a la corteza. Esta 'cinta de doble cara' que la naturaleza ha inventado para los huevos, es la que ahora los científicos quieren utilizar para hacer membranas de esta doble tipología que puedan hacer crecer mejor los dientes perdidos u otro tipo de huesos en el futuro”.
Este descubrimiento puede ser clave para la medicina regenerativa: “Necesitamos materiales biocompatibles que, aunque sean artificiales, puedan ser admitidas por el cuerpo humano sin rechazo”. A pesar de que los rechazos de los implantes dentales son cada vez menos, Jorge Alcalde que durante un tiempo esto fue un problema, ya que debe permitir que la persona lo pueda utilizar el resto de su vida. “Además, tiene que ser algo que se regenere a sí mismo -como hace la cáscara de huevo que va creciendo poco a poco- y algo que sea aislante porque pueden producirse infecciones”. Todas estas características las cumple la cáscara de huevo.
Las ventajas de la cáscara de huevo
En cuanto a las principales aplicaciones de este material, es que es fácil de entender, ya que conocemos su estructura molecular y que, además, tenemos la tecnología necesaria para generar este tipo de biomateriales: “Como ya está muy desarrollada, el precio ya está empezando a amortizarse. No veo más que ventajas en lo que nos ha dado la cáscara de huevo como ejemplo a seguir”, celebra Jorge Alcalde.
En odontología, la regeneración ósea es esencial, especialmente antes de colocar implantes dentales. Para esto, se usan membranas que actúan como barreras entre el tejido óseo y el tejido circundante, evitando la invasión de células no deseadas. El investigador Javier Gómez explica qué es la membrana: “Es como una tela que utilizan los odontólogos para poder poner un implante cuando se extrae una muela, ya que queda un hueco en la mandíbula y hay que recrecer ese hueso. Se pone la membrana junto con el material de injerto”.
El divulgador científico señala que, aunque nos encontramos en una fase primaria de la investigación, este biomaterial tiene un gran potencial en la odontología y, probablemente, en otras áreas de la medicina: “Se podría aplicar en todo lo que suponga una regeneración de un material óseo. Quién sabe si los próximos implantes que se produzcan en otras partes del cuerpo -una rótula de una rodilla o una clavícula- también utilizarán este aprendizaje”.
Los esqueletos que revelan el primer estallido de violencia de la humanidad
A lo largo de la historia los humanos no hemos cambiado tanto y la violencia ha tenido una presencia constante en la historia. Un equipo de investigadores internacionales ha arrojado luz sobre cómo la agresividad humana ha evolucionado a lo largo de la historia, en concreto, en el Oriente Próximo. Estos científicos, liderados por Giacomo Benati de la Universidad de Barcelona, querían comprender los momentos y motivos de la violencia durante los conflictos bélicos. Para ello, han analizado las marcas de miles de huesos y han publicado los resultados en la revista 'Nature Human Behaviour'.
El estudio se centró en países de Oriente Próximo -entre los que destacan Israel y Siria- y analizó más de 3.500 esqueletos desde el 12,000 a. C. hasta el 400 a. C. La idea era evaluar el volumen de violencia interpersonal, aquella que corresponde a ataques, asesinatos, esclavitud y otro tipo de torturas.
Jorge Alcalde le explica en Ángel Expósito cómo este estudio muestra que la violencia ha sido una constante en la historia humana: “Lamentablemente es así, al menos en el periodo en el que este estudio se ha desarrollado. Se ha demostrado que en todas las fases hay actos de violencia, pero hay algunos momentos mucho más graves que otros”. El divulgador científico destaca el momento en el que se empieza a asentar las bases de la vida más moderna, entre 4.500 a. C. Y 3.300 a. C.: “En esa fase de la historia de la humanidad se comienza a practicar lo que hoy llamamos guerra. Estos huesos se han encontrado donde hoy estamos viendo el drama y la violencia de los atentados terroristas que durante miles de años ha sido el origen de la cultura humana actual”.
Para terminar, Jorge Alcalde señala que el periodo más violento fue posteriormente, pasada la Edad de Bronce, donde se generaron conflictos suficientemente graves como para que esos restos encontrados aparezcan signos de violencia y tortura”. En este caso fue por la escasez de recursos.