Siete años del asesinato de Diana Quer: "Una tristeza que pocas veces he visto en mi vida"
La periodista especializada en sucesos, Cruz Morcillo, recuerda en 'La Linterna', los pasos que se dieron en la investigación del caso
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace siete años que Diana Quer regresaba a la casa familiar de A Pobra, en A Coruña. Allí pasaba las vacaciones junto a su madre y a su hermana. El pueblo estaba celebrando las fiestas y la joven de 18 años regresaba a pie. Unos minutos antes, le enviaba su último mensaje a un amigo para que su teléfono se apagase. A las pocas horas estaba muerta.
El Chicle, un depredador sexual, la violó, la estranguló y la arrojó a un pozo en el interior de una nave abandonada. Casi 500 días más tarde, la Guardia Civil halló su cuerpo.
Un sobreesfuerzo de principio a fin
La periodista especializada en sucesos, Cruz Morcillo, recuerda en 'La Linterna' cómo fue avanzando el caso. Cuenta que la UCO hizo un sobreesfuerzo "desde el principio hasta el final" que, además, tuvo que luchar contra la enorme presión mediática. También tuvo que lidiar "con un sobreseimiento judicial que no acababan de entender".
Morcillo tiene grabados varios momentos, como la rueda de prensa multitudinaria en la que comparecieron casi todos los guardias civiles que habían participado de forma directa en la investigación, explicando cómo habían trabajado. Igualmente, el silencio en el día de Nochevieja en la nave donde se encontró el cuerpo de Diana, mientras diluviaba.
Asimismo, cuando se mandó a Israel el teléfono de la joven para tratar de restaurarlo o los cientos de declaraciones que se tomaron varias veces al Chicle.
"Una tristeza que pocas veces he visto en mi vida"
Aquella noche del 31 de diciembre pasaron unas "horas frenéticas" porque tenían que "atarlo todo muy bien" para poder pasarlo a disposición judicial y entregar el atestado cuanto antes. La UCO y la gente de la Comandancia estuvieron toda la noche en el cuartel de Lonzas, en A Coruña. "Estaban muy satisfechos porque por fin podían devolver a la familia el cuerpo y un poco de tranquilidad. Pero, por otra parte, había tristeza que pocas veces he visto en mi vida", añade la periodista.
Cuando desapareció Diana, no se encontró nada de ella. Al haber salido cerca de casa, solo llevaba el teléfono y algo de dinero. Fue un mariscador el que encontró el móvil hundido entre puerto de Taragoña, en Rianxo, y el puente de la autovía de Barbanza a los tres meses.
Estaba destrozado y fue a través de una empresa que se pudo desbloquear para conseguir alguna información que no terminó de dar resultado.
Un año y cuatro meses de coartada
Hasta que no pasó un año y cuatro meses del asesinato, no se detuvo al Chicle. "La UCO estaba tras su pista, le habían tomado declaración, pero su mujer le dio coartada para aquella noche y lo perturbó todo", revela Morcillo. Supuestamente, no había salido de la casa y los agentes no podían arriesgarse.
Sin embargo, José Enrique Abuín intentó meter a una chica en su maletero en Boiro, que consiguió escapar debido a que gritó y otro chico apareció. "Los investigadores han dicho en infinidad de ocasiones que le esperaba el mismo destino, estaban convencidos de que la iba a arrojar a ese mismo pozo", cuenta.
Al llegar la denuncia y cuando vieron la forma de actuar, se dieron cuenta de que había sido él. Lo detuvieron, lo interrogaron y confesó "de aquella manera", y condujo a los agentes hasta el cuerpo de Diana. "Siempre ha sido una mentira tras otra, nunca ha colaborado menos en ese momento", dice Morcillo.
Tres condenas
El Chicle la agredió, la estranguló con unas bridas, la agredió sexualmente y sumergió su cuerpo 200 metros. Después, lastró con bloques de cemento y tapió el pozo. Cuando los buzos la rescataron, declararon que sintió "pánico y dolor" antes de morir.
La condena fue dictada dos años después de su detención por la Audiencia de A Coruña. Aunque hubo muchas dudas de si se podía probar la agresión sexual o no, se le acabó por condenar a prisión permanente revisable.
Recibió dos condenas más: una por el caso de la chica de Boiro y otra por una agresión sexual a su cuñada. Durante ese tiempo, su padre, Juan Carlos Quer, llegó a recoger 2,3 millones de firmas para que no se derogara este tipo la prisión permanente revisable, que no estaba refrendada por el Tribunal Constitucional.
"El legado de Diana"
Ese es lo que ha llamado "el legado de Diana". Morcillo desvela que le contó que "su hija le pidió que no parara de luchar y que mantuviera su memoria. Dice que se lo dijo cuando viajaba desde Santiago de Compostela, con su hija en un ataúd, hasta Pozuelo".
También trata de ayudar a otras familias que pasan por una situación como la suya y que se incluyan otros supuestos, tratando de que "violadores y asesinos de este cariz reciban las penas más altas posibles, siempre desde una lucha civil".
La periodista concluía añadiendo que Juan Carlos Quer encuentra la fuerza para "levantarse cada día" en que su hija menor, Valeria, "esté volviendo a sonreír" tras todo el sufrimiento.