El 'trofeo' que dio origen a la guerra entre los dos grandes clanes de la droga en Ceuta: "Fue una estupidez"

Pablo Muñoz, periodista de ABC especializado en sucesos, explica en La Linterna de COPE por qué se cerrará el caso del asesinato "por error" de Ibrahim Buselham

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El 'trofeo' que dio origen a la guerra entre los dos grandes clanes de la droga en Ceuta: "Fue una estupidez"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace poco más de un año, un chaval ceutí de 16 años, Ibrahim Buselham, murió de un disparo en la cabeza cuando circulaba de paquete en una moto que conducía un amigo suyo en la rotonda de salida de la barriada del Príncipe. La víctima era un chico como cualquier otro de su edad, apasionado de las motos, pero sin relación con el mundo de la delincuencia. El piloto, sin embargo, sí estaba relacionado con el clan de los Tayena, en guerra con el de los Piolines. Todo indica que Ibrahim murió por error, por estar en el sitio menos adecuado en el peor momento posible. Aquel crimen hizo saltar todas las alarmas y la Policía puso en marcha la "operación Plomo". A día de hoy, los jefes de los clanes han caído, el de los Tayena en un ajuste de cuentas, y el de los Piolines detenido y encarcelado.

Guerra de narcos en Ceuta

Pablo Muñoz, periodista de ABC especializado en sucesos, explica en La Linterna de COPE cómo se encuentra el caso, un año después del crimen: “Esta guerra entre clanes por el control del narcotráfico sigue abierta y los dos principales líderes están neutralizados, uno porque fue asesinado en un ajuste de cuentas en Los Barrios, donde fue tiroteado a la salida de su casa y se cree que por algún subordinado que estaba en desacuerdo sobre cómo llevaba el negocio; y el otro, Piolín, porque ha sido detenido hace unas semanas, en Málaga, donde estaba refugiado”. Desde la muerte de Ibrahim se han hecho 82 detenciones, que han permitido resolver dos homicidios y seis secuestros, y 38 de esas personas se encuentran en prisión provisional. “El problema ahora es que no se sabe cómo se va a decantar la situación, si los segundos escalones de los clanes van a mantener la guerra a muerte que se habían declarado o firman una tregua, que siempre será inestable porque quieren controlar la ciudad”, advierte.

¿Cuál fue el detonante de esa guerra entre Tayenas y Piolines?: “El odio entre ambos grupos nace por un motivo en apariencia mínimo, una estupidez, en concreto la disputa por un 'trofeo'. Fue hace cuatro o cinco años cuando uno de los clanes compró la casa de Tafa Sodia, un miembro de la aristocracia del crimen organizado de El Príncipe que había sido asesinado en 2013. Este tipo era familia del cabecilla del otro y aquella compra la vio como un agravio. Desde entonces, el objetivo es infundir miedo y hacerse con una sensación de poder a través de demostraciones de cómo son de malos. Para que te hagas una idea, lo que más hacen es pararse con el coche o la moto en un lugar y disparar al aire”, describe Pablo Muñoz mientras explica que se trata de demostrar quién es el más fuerte.

El trofeo que dio origen a la guerra entre los dos grandes clanes de la droga en Ceuta: Fue una estupidez

En cuanto a los miembros de estos clanes, se trata de chicos muy jóvenes, sin trabajo ni estudios, que se ven en una banda, con un arma en la mano, y se sienten poderosos. Muchos de ellos son menores que tienen acceso no solo a pistolas, sino también a armas de guerra como las famosas Uzi y además no tienen pudor en exhibirse en redes sociales. Pablo cuenta que sus medios llegan más allá: “Disponen de hasta una flota de drones para controlar quién entra o sale de sus territorios. Por supuesto, son zonas muy reducidas, que se encuentran cerca de la frontera del Tarajal y en la que cada uno tiene su área de influencia, pero también chocan. Lo mismo pegan un tiro a quien creen que es una amenaza como al que pertenece al bando rival, o a uno del propio bando, a modo de aviso para navegantes. Su juventud implica menos experiencia, más impaciencia y más facilidad para picarse entre ellos”. Por este motivo, explica el periodista, el conflicto degeneró en una espiral de violencia con tiroteos que eran casi diarios en Ceuta.

Además del de Ibrahim, el 10 de octubre pasado se produjo otro asesinato que conmocionó a la ciudad, porque la víctima era un cabo primero de regulares:“La Policía cree que fue otro error,porque Dris Amar, cabo primero del Grupo de Regulares 54, nada tenía que ver con estos clanes; otra posibilidad que baraja la Policía es que fuera utilizado como 'aviso a navegantes' a un familiar suyo que sí pertenecía a estas bandas. Fue un crimen espectacular, porque además coincidió con una operación policial y el Príncipe estaba literalmente tomado por los agentes”. Pero a los asesinos les dio igual, porque de madrugada tirotearon al militar en un garaje. La reacción de los agentes fue inmediata, pero a pesar de eso no se pudo detener a los sospechosos, que se pudieron escabullir por el laberinto de calles y casas que conforman esa barriada, y que es el mejor aliado de los criminales.

A pesar de las 82 detenciones, ninguno de estos dos asesinatos se han resuelto. Pablo Muñoz da las posibles razones: “En el caso del crimen de Ibrahim sí hay una explicación concreta. La investigación estaba muy encaminada porque había tres testigos, entre ellos el que conducía la moto, que identificaron a los autores del asesinato. En agosto pasado, sin embargo, se desdijeron y aseguraron que si habían hecho esa primera declaración acusatoria era porque les habían coaccionado. Es fácil imaginar que cuando han sido amenazados es ahora y que por eso han cambiado de testimonio. Ahora, con la reciente detención de Piolín, el jefe del clan de ese nombre y principal sospechoso, se ha reabierto el caso, pero la Policía advierte de que con toda probabilidad tendrá que volver a cerrarse”.

¿Con la detención de los Piolines se da por terminada la operación Plomo? Pablo Muñoz adelanta que aunque se dé por cerrada, la Policía tiene muy claro que no va a rebajar la presión, porque no quieren que vuelvan a vivirse situaciones como las de este último año. Hay que tener en cuenta que en estos momentos cada grupo aún está formado por entre 60 y 70 individuos y que su capacidad de regenerarse tras las detenciones es alta: “Nuestro compañero Juanjo Madueño ha hablado estos días con la hermana de Ibrahim y ella describe la situación con una frase tremenda: "Los clanes hacen lo que les da la gana. Si quieren te matan o te secuestran. Van armados por la calle. No hay ley. Aquí se mata como un videojuego". Así que está claro que aún hay mucho por hacer”.

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