Una simulación de tsunami en Andalucía: el primer paso para crear un plan de actuación

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Nacho Rodríguez de Tapia

Guadalajara - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Parecen sobrenaturales y los hemos visto en cientos de películas. Olas gigantes que asolan la costa de las ciudades de forma imparable causando cientos de destrozos. Te sonará el de Tailandia, en 2004. Los tsunamis son la respuesta marítima a los terremotos. Una fuerte ola que asola las costas causando estragos. Una familia española lo vivió en primera persona y su historia fue retratada en la película Lo Imposible. Pero España tampoco está lejos de estos fenómenos. Hay varios precedentes... el más importante ocurrió en 1755 y es conocido como el terremoto de Lisboa. Un terremoto que provocó un tsunami que inundó las costas de Huelva y Cádiz... se calcula que murieron 20 mil españoles en ese desastre natural. 20 mil españoles en una época, ojo, en la que la población no estaba tan aglomerada... ahora serían muchos más porque no hay un plan de actuación en las costas andaluzas.

En España parece irreal que pueda ocurrir algo parecido pero hay un precedente histórico, el tsunami de 1755, una prueba evidente de que estas cosas también ocurren aquí. Además hay también una razón científica : toda la costa andaluza está en el límite de una placa tectónica que es la principal causante de los terremotos oceánicos en la zona. No es un riesgo tan alto como el que hay en Japón o Indonesia. Los expertos hablan de riesgo moderado, un riesgo que ya es suficiente para que deba existir un plan de actuación.

Juan Vicente Cantavella es sismólogo del Instituto Geográfico Nacional y nos explica que no son tan poco habituales como creemos en nuestra región: “En España hay un riesgo importante de que se produzca un tsunami, han ocurrido grandes tsunamis aunque no de forma habitual. Contabilizamos del orden de seis tsunamis pequeños o moderados en los últimos 250 años, el último de ellos en 2003, debido a un terremoto, produjo daños importantes en los puertos de las Islas Baleares”.

Estos pequeños tsunamis, como el de Baleares en 2003, son relativamente fáciles de gestionar. Pero ante un tsunami importante España no tiene un plan de contención real. La Comisión Europea cuenta con un sistema de vigilancia terrestre dedicado, entre otras cosas, a ofrecer información geoespacial de la tierra para ayudar en desastres naturales como este.

Se llama el Programa Copérnico o Copernicus, es un sistema de satélites controlados por la Agencia Espacial Europea que bueno, tiene varias misiones en marcha como mejorar la gestión del medio ambiente, comprender los efectos del cambio climático y vigilar el estado de salud de la tierra. Además, ofrece datos muy precisos de la tierra para ayudar a la comunidad científica en investigaciones como esta: “puede proporcionar mapas a demanda tanto para la evaluación del riesgo destinado a la prevención como para conocer y tener información precisa horas después de la ocurrencia de un desastre”.

Esta información sirve de bien poco si, como en España, no tenemos un plan de actuación ante la alerta de tsunami. Juan Vicente asegura que se está trabajando en ello pero “actualmente se están haciendo muchos esfuerzos con este fin, pero hay que reconocer que hay que seguir trabajando en ello y esto incluye muchas actuaciones que ya se están abordando. Por ejemplo la elaboración de mapas de riesgo de tsunami, el desarrollo y perfeccionamiento del sistema de alerta como el que está implementado en el Instituto Geográfico Nacional y la elaboración de protocolos de actuación en caso de tsunami”.

La creación de estos protocolos ya se está poniendo en marcha. La Junta de Andalucía ha dado los primeros pasos para conocer el impacto que tendría un tsunami en las costas andaluzas y lo ha hecho con el Grupo EDANYA, de la Universidad de Málaga. Son los que han iniciado este estudio en el que participa Jorge Macías: “ahora mismo realmente no estamos preparados, el IGN tiene un sistema de alerta de tsunami pero hace falta que esa información pase a Protección Civil y que existan estos planes de actuación. Que sepamos qué es lo que debemos hacer en el caso de ese evento y esta parte no existe. Esa es la gran parte que queda por hacer”.

Eso que queda por hacer ya ha comenzado a hacerse. Y lo ha hecho activando el sistema Copernicus quien les ha ofrecido la información geográfica necesaria para que el Grupo EDANYA, haga una simulación del tsunami de 1755. “El primer paso es hacer una simulación numérica, el segundo paso es, con esta información que nos proporcionan los modelos matemáticos, elaborar los planes de actuación, es decir, saber hacia donde hay que evacuar, cuáles son las rutas, cuáles son las zonas que se van a inundar y cuáles son las zonas seguras”.

La implicación del sistema Copernicus ha sido clave para poder hacer la simulación ya que les ha ofrecido un mapa geográfico extremadamente preciso que consigue mostrar “esa montaña y esas ciudades muy bien definidas, con una gran resolución. Hemos contado con datos de un metro y dos metros de resolución”.

Esta investigación no es algo que venga de ahora. Este estudio en las costas andaluzas viene precedido por otro realizado en 2015 que indicaba que zonas del litoral español tenían suficiente riesgo de tsunami como para tener un plan de actuación de forma obligatoria...

La costa de Huelva y Cadiz y las Islas Canarias podríamos decir que está en color rojo mientras que la costa mediterránea y la costa gallega está en color naranja. El rojo son zonas que tienen la obligatoriedad de tener un plan de actuación y zonas naranjas se recomienda tenerlo.

Hay que tener en cuenta de que los tsunamis se producen en mitad del océano y la ola tarda en llegar dándonos unos minutos preciosos para actuar, mitigar al máximo los daños y sobretodo, salvar el máximo numero de vidas posibles: “Ese tiempo no es muy grande, hay que tener en cuenta que ese tiempo podría estar en torno a una hora. La detección del tsunami y lanzar la alerta pueden gasta 15 de esa hora, entonces tenemos 45 minutos para conseguir evacuar a la gente y probablemente salvar un número importante de vidas”.

Mientras seguimos a la espera de los resultados finales del estudio y la preparación del plan de acción no está de más recordar cuáles son las señales que la población puede percibir para identificar una hipotética ola gigante. Aunque suelen venir precedidos de un terremoto no siempre lo vamos a sentir. La principal señal de tsunami es clara. El agua se retira de la costa de forma exagerada. A partir de ahí, acudir a la zona más alta y alejada que podamos con el tiempo que tenemos y obedecer a las indicaciones de las autoridades.

Herrera en COPE

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